III. ¿Que diablos pasa con la gente en esta ciudad?

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Habían pasado menos de 24 horas desde que llegué a Seúl, y ya extrañaba todo de mi cuidad natal. Mi casa, mi cama, mi madre, a mis estúpidos hermanos. Nunca espere extrañarlos así.

Me quedé pensando por varios minutos acostada en la cama que haría con el tonto extraño de estúpido nombre y personalidad arrogante que se encontraba en este momento en la sala de estar. No me sentía segura de querer encararlo, pero en algún momento tenía que salir de la habitación.

Me levanté sintiéndome derrotada. Abrí la puerta sigilosamente, asomé mi cabeza, pero no había señales de Hoseok. De repente me sentí aliviada, quizá se había dado por vencido, o tal vez habló con su abuela y lo hizo entrar en razón. Aún así para estar segura esperé un momento, y efectivamente no estaba. Salí de la habitación dando un portazo inconsciente de felicidad. Pero no me importó, tenía el presentimiento que hoy sería un gran día. Ya el no me parecía un patán, quizás no era arrogante como pensé, quizás solo se equivocó y comenzamos con el pie izquierdo, su abuela parece buena persona, quizás el también lo sea.

Me dirigí al baño, con caminar alegre. Hoy saldría a conocer mi nuevo vecindario, trataría de aprenderme la ruta a mi nuevo trabajo. Tenia que apresurarme. Abrí la puerta con un tirón.

Para mi enorme sorpresa Hoseok se encontraba parado frente al lavabo cepillando sus dientes, con su pecho y abdomen desnudos, solo una toalla cubría todo lo demás. Di un grito y salí corriendo dando un portazo.

Me acurruque en el sillón, sentía mi cara ardiendo de la vergüenza. Ahora si ya estaba lista para morir, como uno encara a una persona luego de tal situación.

-Esto es grave- repetía susurrando. No mas de 2 minutos después salió Hoseok por la puerta a zancadas.

-Esto es lo que pasa cuando le pones precio a la privacidad.- gritó.

-No es mi culpa que seas tan tonto y no pongas seguro a las puertas.- dije con la cara roja aún. La imagen de su pecho extremadamente fuerte y su abdomen bien marcados no dejaban de venir a mi mente. Lo que hacia que me pusiera mas roja.

-No es mi culpa que este acostumbrado a vivir solo y alguien invada mi departamento.-

-Si conozco el sentimiento de alguien invadiendo mi departamento.- dije mientras me dirigía al baño. -PORQUE FUE LO QUE TU HICISTE- grité cuando ya estaba dentro del baño y di un tirón a la puerta cerrándola fuertemente.

Jadeando me senté en el borde de la bañera, queriendo pegarle un puñetazo en la cara. Podría defenderme en contra de el, tengo dos hermanos sabía de que se trataba. Eliminé todo sentimiento de pelea de mi mente, no podía dejar que esto arruinara mis planes.

Pero que tal si me iba y luego no podía entrar a mi departamento. Y si cambiaba la cerradura? Me quedaría en la calle. No eso no pasaría, hablaría con la administradora y ella abriría la puerta por mi, era una señora encantadora.

Así que dejando toda negatividad a un lado me vestí, para cuando salí Hoseok no se encontraba en el departamento, pero esta vez me asegure de que fuera así.

-Estúpido.- dije en voz alta. Realmente no me gustaba ese chico. Era arrogante como un pavo real, y su cara de conejo mal parido solo... ughh!

La imagen del incidente de esta mañana paso por mi mente una vez mas. -Bueno si tiene cara de conejo pero no se puede negar que tiene un cuerpazo.- solté una carcajada, pero parecía loca riéndome sola. Así que sacudí mi cabeza y me fue rumbo a la ciudad.

Camine varias cuadras, pero siempre con mi celular en la mano por si me perdía y tenía que encender el GPS. Pero la realidad nunca lo necesité.

Departamento 514 | Wonho Y Tu (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora