El chico nuevo.

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Emma.

El despertador comenzó a sonar, abrí uno de mis ojos para apagar el odioso sonido, y agarrando la cobija, dí media vuelta para volver a conciliar el sueño.

Maldición,  pensé para mis adentros, estúpido profesor exigente, hoy no puedo llegar tarde.

Me levante suspirando, tome mi ropa resignada y baje las escaleras dispuesta a prepararme el desayuno, mientras la tetera hervía comencé a vestirme.

Encendí el televisor con el volumen al máximo en el canal de música y espere mientras bebía mi té.

Por el marco de la puerta se asomo mi hermano con pelo despeinado y cara de dormido.

—¡¿Es que acaso estas loca?!—dijo gritando.

—Claro que no, solo intentaba despertarte—respondí bajando el volumen—.Y funcionó—añadí levantando la taza en gesto de brindis y sonriendole.

—Jaja, me vengare—dijo molesto tomando una tostada.

—Odio los lunes— comenté.

—Quizás si comenzaras el día sin sonidos fuertes los odiarías menos.

—Muy gracioso pero verte atontado es la mejor parte de la mañana. Así que bella durmiente mejor apúrate o llegáremos tarde.

Tome mis cosas y esperé a Matt en el sillón, una vez que estuvo listo nos dirigimos hacia la parada del autobús, lamentablemente era el precio que teníamos que pagar por vivir solos y no tener una licencia de conducir, por no decir un auto.

Nos tomamos el micro de las siete treinta y para nuestra suerte llegamos mas temprano que de costumbre, eso significaba que no me encontraría con ninguna de mis amigas hasta al menos media hora.

—Si no me hubieras apurado tanto, no hubiéramos llegado tan pronto.

—Es mejor llegar antes, así tenemos tiempo de elegir asientos.—respondí restándole importancia.

—A mi no me engañas, querías llegar antes, para ver al chico nuevo.—comentó subiendo y bajando las cejas.

Si de hermano celoso se tratara, definitivamente Matt encabezaría el número menos diez de la lista. Siempre se las encargaba para emparejarme con cualquier chico que se le cruzara por la mente, supongo que eso es una de las tantas razones de que nuestra relación sea tan divertida y fluya con tanta confianza.Sin embargo esta vez tenía razón. Me daba mucha curiosidad saber quien era el chico nuevo.

—¿Cómo es que siempre sabes todo?

—Eso es simple, porque soy al que mas quieren y siempre tengo la razón.—comentó con un tono divertido y burlón.

—Eso no es cierto, ambos sabemos que soy la favorita de la familia.

—Claro que si, en tus sueños.—dijo guiñándome un ojo.

Iba a reprocharle en el momento en que divise a Mara caminando hacia nosotros.

—Hola chicos.—saludo—¿Qué hacen aquí tan temprano?

—Es que tu querida amiga quiere conocer al chico de sus sueños.—se burló Matt poniendo cara de enamorado.

—Aah ¿te refieres al chico nuevo? Yo también estoy emocionada por verlo.

—Vaya es nuevo y ya tiene mas reputación entre las chicas que yo.

—¿Celoso hermanito?—comenté riendo.

—No, nunca, me haré su amigo y todas las chicas me hablarán para conocerlo... Suponiendo que sea lindo.

—Creo que deberías dejar de soñar.

—Ja, mira quien lo dice.

—Ya basta de discusiones tontas, mejor entremos— propuso Mara.

Nos adentramos al establecimiento separándonos de Matt que antes de retirarse a su clase nos gritó:

—¡Sáquenle fotos! Quiero ver quién será mi nuevo mejor amigo.

ambas nos reímos y lo despedimos con la mano.

—Es un idiota.—Comenté rodando los ojos.

—Si, pero uno muy lindo—Dijo sonrojándose.

Mara es mi amiga desde que tengo memoria, nos conocimos en preescolar aquel día de lluvia cuando me invitó a saltar sobre los charcos de barro. Ese fue el comienzo de una gran amistad. Y como era de esperarse le gustaba mi hermano, y si bien su fanatismo se había calmado con el pasar de los años nunca lo había "superado" del todo.

—Y bueno... los hermanos Gilmore somos difíciles de olvidar.—Expresé entrando al salón.

—¡Ay ya! Deja de hacerte la diva y sentémonos.

El aula se iba llenando de a poco y todas eran caras conocidas. Por suerte la distribución de bancos era la misma que la del año pasado, por lo que decidimos quedarnos en el medio para poder ver al pizarrón.

Me encontraba charlando con Mara cuando el resto del grupo llegó. Estábamos todas contentas y felices de volver a vernos ya que en vacaciones no habíamos podido contactarnos demasiado.

Nos poníamos al día cuando todos los murmullos cesaron creando un silencio repentino en el ambiente, el chico nuevo había entrado. Llevaba puesto un jean y una remera negra que rezaba "no me mires", tenia el cabello del mismo color, y unos ojos grises profundos, que parecían leerte con solo mirarte.

Sentí un escalofrío.

Todas las miradas se clavaron en él, pero no estaba dispuesto a darle importancia, es como si no se hubiera percatado de que era el nuevo furor del año escolar. Un furor bastante oscuro en mi opinión.

Siempre se me dio bien leer a las personas y este chico tenía un aire indiferente al entorno. Sus expresiones eran casi nulas, sus ojos carecían del brillo que uno tiene cuando algo lo motiva, sin nombrar que su única reacción fue sentarse en el fondo del aula sin entablar conversación con nadie.

Un ruido me devolvió a la realidad, era el profesor de historia que había apoyado sus libros en el banco.

—Buenos días alumnos, tenemos el placer de encontrarnos una vez más. Necesito que en una hoja escriban con que grupo van a trabajar el resto del año, ya que esta materia tendrá mucho trabajo grupal. Considerando que hoy tenemos dos horas las recogeré al final de la clase.—Dijo sentándose.

—¿Te anotamos con el misterioso chico nuevo Emma? —Comentaron las chicas riéndose.

—Vaya, parece que hoy están mas vivas que de costumbre.—Dije sarcástica.

—Igual si no conoce a nadie podríamos agregarlo.—comentó Michelle.

—Si todo el grupo lo aprueba, por mi está bien.—Respondió Mara.

—Excelente entonces está hecho. Solo necesitamos su nombre, ¿quién será la encargada de preguntarle?

Cuando levanté la mirada pasó lo esperable, todas las miradas del grupo se dirigieron a mí. Pues su teoría decía que yo era la "mas descarada" de todas. Conociéndolas no me quedaría mas remedio que aceptar. Las chicas podían ser muy tercas con sus opiniones y nada las haría cambiar de opinión.

A menos que sea comida, pero lamentablemente, no era el caso.

—Está bien, lo haré en el recreo.—Dije resignada.

...

 Logan en multimedia.


Sálvame De Mis Demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora