La carta.

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Emma.

estábamos caminando por el parque, observando las hojas del otoño que cubrían el suelo

—¿Cómo fueron tus vacaciones?—Le pregunté a Andy.

—Bien, el paisaje de Italia es majestuoso.

—Me alegro, me imagino que las italianas también deben serlo.— dije en tono burlón.

—De hecho, sí.

—¡Ayy! Quiero saber todos los detalles.— añadí con un grito fangirl.

—Bueno nos conocimos en un restaurant, y luego de un par de días me anime y la invité a salir. Es que ella de verdad es muy hermosa, y sus ojos verdes son los mas grandes que había visto jamás.

—Eso es increíble, ¿Entonces que pasó?

—Ella aceptó, y así comenzó nuestro amor de verano. Nos prometimos a estar contactados pero aún no la he llamado.

—¿Y eso por qué?— dije confundida.

—No quiero crearle falsas ilusiones, las relaciones a distancia no funcionan nunca.

—De todas formas deberías intentarlo—le comenté entrando a la cafetería.

—Siempre tan soñadora— dijo siguiéndome.

Nos acercamos al mostrador y pedimos nuestros cafés para llevar, con estos en mano, decidimos seguir paseando por el parque.

Los niños corrían de un lado al otro, subiéndose a los toboganes y hamacas.

Nos hicimos a un lado para no estorbarlos y nos sentamos en uno de los bancos que estaban allí.

—Es increíble la energía que tienen los niños.

—Si, deberíamos aprender mas de ellos, para ser más felices.

—¿A qué te refieres?—preguntó confundido.

—Bueno, los niños suelen resolver las cosas de manera mas sencilla, además de que saben disfrutar el presente sin preocuparse.

—Supongo. —dijo encogiéndose de hombros—¿Y qué cuentas de nuevo?

—Bueno, en la escuela hay un chico nuevo, que me trató mal sin siquiera conocerme.

—Uuf ¿Es del clásico bravucón?

—No, es alguien muy... emm... oscuro.

—Mantente alejado de él.

—Eso haré.

Continuamos hablando por unas horas de los que nos pasó en las vacaciones hasta que comenzó el atardecer y decidimos marcharnos.

Estaba mirando al piso cuando divisé un papel tirado en el suelo.

Me decidí por recogerlo, y al levantarlo caí en cuenta que era una carta.

El bicho de la curiosidad comenzaba a picarme mientras Andy me miraba extrañado.

—¿Que no te enseñaron a no recoger cosas de la calle cuando eras chica?

—Si, pero soy un ser curioso y no puedo resistirme a mi naturaleza.

Guardé la carta en mi bolsillo, reservando su contenido para más tarde.

Volviendo así, a casa.

—Gracias por esta tarde, de verdad te extrañaba.— dijo besando mi mejilla.

—De nada, siempre es un placer acompañarte, nos vemos después.

Entré a mi casa, para encontrarme con un Matt que estaba viendo televisión.

—¡¡Ahí estás!! Gracias por la nota avisándome donde te encontrabas— dijo sarcásticamente.

—De nada, estaba con Andy en el parque.

—¡¿Por fin se decidió a invitarte a salir?!

Rodeé los ojos y lo mire con desaprobación.

Matt tenía la teoría que Andy gustaba de mí, pero que no se animaba a invitarme a salir por la amistad que compartíamos.

Era una locura pensar de esa forma, él había salido con muchísimas chicas. Y nunca se mostraba celoso cuando yo salía con el género opuesto, o al menos eso aparentaba y con eso me bastaba.

Sincerandome era muy lindo, y todas las chicas se le quedaban mirando cuando estábamos juntos. Pero yo no lo veía mas que como un gran amigo.

Sin embargo no soy de las personas que se cierran a enamorarse, soy más de las que piensan "si tiene que pasar, pasará."

—No, solo estábamos paseando.

—Ajá, todavía no aprende.— dijo negando con la cabeza.

—¿Porque mejor no prestas atención a la televisión?— Respondí dirigiéndome a la habitación.

—Eso haré, hoy te toca cocinar, no lo olvides.

—Esta bien. Cocinaré dentro de un rato— dije entrando en mi habitación y cerrando la puerta.

Dejé mis cosas en la cama.

Y como la curiosidad estaba matándome, saqué la carta para comenzar a leerla.

"Querida Madre: Si estás leyendo esto, es porque ya estoy muerto. Esta carta de despedida, la escribo para dejarte en claro, que esta idea comenzó a formarse en mi mente cuando papá murió de sobredosis. Todavía recuerdo la promesa que le hice el día antes de su muerte: "si tu te vas, te juro que yo también lo haré". Debo admitir que no estaba completamente seguro, quería quedarme ahí, contigo, haciéndote compañía para superar su muerte. Pero fue tu decisión egoísta, la de convertirte en una alcohólica para olvidar tus penas. Ni siquiera te paraste a pensar en mí, en lo que estaba sintiendo, lo que estaba pasando. Solo me dejaste ahí con todas mis piezas rotas, sin importarte que pasaba conmigo. Y no es por echarte la culpa, pero espero que entiendas mi decisión, y en verdad puedas cambiar tu vida y superar a papá.Por una vez te pido que me hagas caso y dejes de tomar, por favor deja de hacerlo. Ese es mi último deseo.Yo seré tu ángel guardián ahora y prometo protegerte, siempre estaré contigo, por favor no olvides eso. Te quiere mucho Logan"

Al terminar de leer la carta, caí en cuenta de que un par de lágrimas amenazaban con salir.

¡Por dios! ¡Era una carta suicida!

Y no era solo eso, sino que el que la escribió era un tal "Logan".

¿Podría ser acaso el misterioso chico nuevo? ¿Podría yo hacer algo al respecto? ¿Cómo se supone que tenía que actuar de ahora en adelante si era él, el chico que planeaba suicidarse?

Esas y un montón de preguntas mas afloraban en mi interior, como si de un terremoto se tratase.

Mi corazón latía a mil por hora y mi cerebro no paraba de buscar soluciones al problema, sin embargo yo estaba en shock.

...

















Sálvame De Mis Demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora