Iniciativa.

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Logan.

-Quiero oír una historia.- le dije a mi padre mientras me sentaba en el sillón.

-Bien, tan solo dejame recordar los detalles...- Respondió sentándose junto a la chimenea.

-Porfavor rápido, mamá vendrá dentro de poco, y siempre interrumpe las historias.

-Con que un público exigente, ¿eh?, pues bien comencemos.

"Hace miles de años, cuando no existían las ciudades ni las religiones, existía una mujer llamada Luna, que estaba secretamente enamorada del Sol. Un hombre fuerte y musculuso, que resaltaba en todos los lados a los que fuera, pero lamentablemente su brillo propio había sido apagado por ser alguien cruel en el pasado. Mientras tanto, la Luna brillaba siempre en la oscuridad, siendo así la guía de muchas personas. Siendo adorada y aclamada por todos. Ella era una mujer bondadosa y humilde, y su brillo destacaba tanto su belleza interna como la externa. Y eso el Sol, lo sabía muy bien. Había días en que la oscuridad lo atrapaba y no lo dejaba tranquilo, pero todos sus problemas se iban cuando pensaba en ella, en su belleza, bondad y brillo, el mismo que él anhelaba volver a tener.

El tiempo pasó y ambos seguían amándose en secreto, hasta que uno de los dos decidió avanzar. Logrando así conocerse y amarse aún más, pasando tiempo juntos siempre que pudieran, entre besos y cariños a escondidas. Pero lamentablemente estar juntos no era su destino. El Sol cada día se hacía menos fuerte, y la oscuridad dentro suyo lo iba consumiendo más y más. Mientras tanto la Luna lo observaba con melancólia, ella no podía ver sufrir a su amado de esa manera y decidió entregarle la mayor cantidad de brillo como le fuera posible, sin darse cuenta que eso la perjudicaría.

El tiempo continuó su paso, hasta que el Sol recibió todo el brillo que la Luna pudo entregarle, dejandola casi sin fuerzas...

El Sol, sentía una gran motivación en su interior, y decidió brillar todos los días entregando su calor. Dejando a la Luna tan bella como siempre, sola con un brillo cambiante en el medio de la noche.

Se dice que su amor nunca murió, ni se acabó. Que el Sol siempre le estará completamente agradecido a la Luna por su esfuerzo. Sin embargo, la Luna es ahora quien tiene poco brillo y renace  para ver al Sol, todos los días, y sentir que nada malo podría pasarle mientras su amado este allí, brillando con su luz y usándola de forma sabia."

Mi padre interrumpió la lectura y me miró a los ojos con una sonrisa melancólica.

- ¿Por qué la Luna no se guardó su brillo?- pregunté algo molesto, como lo haría cualquier niño curioso.

Mi padre sonrió y asintió con la cabeza.

- El amor es eso. Dar sin esperar nada a cambio. Y a veces es necesario hacer sacrificios, por el bien del otro y por el tuyo y quizá eso signifique desprenderte de tu propio brillo, para que la otra persona este resplandeciente todos los días, y pueda seguir su camino.

-Emma me da brillo, pero no quiero que ella sea La Luna.

-Solo no debes sacarle su brillo, consiguiendo el tuyo propio.

-Hasta las estrellas mas grandes se apagan.

-Si, todos nos apagamos, la vida es seguir adelante.

Mis ojos se abrieron y con ellos mi cabeza empezo a doler, la luz que entraba por la ventana no favorecía en nada mi estado de resaca. Intenté moverme a un costado pero un cuerpo del otro lado no me dejaba, al darme la vuelta logre divisar a una Emma dormida, despeinada y gracias a Dios con ropa.
No recordaba nada de la noche anterior, ni sabía porque estaba durmiendo al lado mio, y mucho menos como me habia encontrado. Solo recordaba unos ojos color marrón detras de una máscara.
Decidí preparar un desayuno y llevarselo a la cama, despues de todo Emma habia estado conmigo toda la noche, y conociendola no era porque ella lo quizo sino que se había quedado a cuidarme. Coloqué las cosas en la bandeja, un par de panqueques, un jugo de naranja, y nutella para untar.

-Despierta pequeña dormilona.- Dije mientras apoyaba las cosas en la cama.

Emma abrió los ojos y se quedo quieta.  Luego se reincorporó con cara desconcertada y tras una larga mirada salto de la cama dando un grito.

-Oh por Dios.-dijo mientras corria al baño.

Me quedé ahi desconcertado y untando nutella. Hasta que decidió aparecer con el cabello recogido, la cara completa, y con cara de no dormida.

-Lo siento, soy espantosa cuando me levanto.- dijo tomando su jugo de naranja.

-No es cierto. Eres divina aún despeinada.

Hizo cara de indiferencia y se quedó callada un rato, tomando su desayuno.

-Es un poco raro preguntar esto, pero exactamente, ¿que pasó anoche?

-Tomaste como si fueras una fuente, y quedaste tirado en el piso, moribundo.- contestó Emma, en forma socarrona.

-¿Y con nosotros?

-Te refieres a...- dijo señalando la cama- iba a dormir en el sillón, vine a ver como estabas y me pediste que me quedara, te hice caso y me abrazaste, luego me dormi.

Una parte de mí hubiera querido escuchar otra cosa. Pero la parte sensata de mi conciencia respiró aliviada.

-Antes de desmayarme vi a una chica de ojos marrones caminando hacia mi, no recuerdo quien era...

-Logan, era yo.

-Ah, estabas preciosa, deslumbraste a mi yo borracho.

-Logan...- dijo acercandose a mí y examinándome con los ojos.

-¿Si?

Acercó su cara lentamente y agarró mi nuca con su mano, acercó sus labios a los mios y ambos se fundieron en un largo y apasionado beso. Olvidé todos mis problemas y solo podia pensar en ella y en su cabellera enrulada junto a sus ojos llenos de ternura. Abrí mis ojos y calmando mi respiración acelerada la miré. Las palabras brotaron solas de mi boca.



Sálvame De Mis Demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora