Logan.
"Lithium" comenzó a sonar, haciéndome saber que un nuevo día estaba empezando. El sol comenzaba recién a salir calentando la tierra con su calor, haciendo que el frío se vaya lentamente.
Me levanté de la cama, para ir a la cocina. En donde mi madre se encontraba preparando el desayuno, tarareando la canción de mi despertador. Se dió la vuelta para colocar las tostadas en la mesa y se sorprendió al verme allí parado.
—Oh, iba a despertarte en cuanto terminara de preparar el desayuno.—dijo con una sonrisa que yo no recordaba hacía tiempo.
Verla allí, tan feliz y radiante, me hizo sentir en un sueño de ellos en los que no quieres despertarte nunca, porque te sientes bien estando así: liviano, feliz y bien. No podía creer la tranquilidad que estaba envolviendo mi vida, era un cambio demasiado fuerte, considerando que mi vida habia sido mas oscuridad que luz. Pero es como si alguien hubiera llegado a abrir las ventanas, dejar correr el aire para que yo lograra purificarme y cambiar. Y eso me daba muchisimo miedo, de no poder lograrlo, de fallar, de echar todas las oportunidades a la basura. Y miedo de que la gente que quiero haya hecho todo en vano. Pero de verdad quería intentarlo. De verdad quería que esto funcionara, y de que todo cambie. Y cada día estaba mas decidido a intentarlo, por mi bien y por el de lo demás.
—Logan, ¿Estás bien?
—Si, lo siento, estaba pensando.
—No sabía que pensaras.—dijo con una sonrisa en el rostro.
—Si, últimamente se me da bien—dije en el mismo tono.
Desayunamos y la música que provenía de la radio, llenaba la casa con una atmósfera de paz y calma. Hasta que el timbre sonó. Mi madre no se sorprendió de ello y fue a abrir con una naturalidad no muy común, teniendo en cuenta que nadie nos venia a visitar y menos de mañana.
Escuché el sonido de la puerta abrirse, además de un par de carcajadas. Las voces iban aumentando su volumen a medida se acercaban donde yo me encontraba. Reconocí esa voz, y esa risa infantil.
Emma apareció frente a mi y tomó asiento, con naturalidad, como si fuéramos amigos desde hace años. Me quedé allí mirándola, mientras intentaba pensar que hacia ella aquí.
—Vine para acompañarte al colegio. Y a hacerte compañia.
—Sí, es mejor así tienes alguien con quién hablar.—soltó mi madre, mirándome cautelosa.
—Está bien, iré a buscar abrigo, y luego nos vamos.
Tomé una campera azul oscuro y me encaminé a la puerta en donde Emma me esperaba.
Al salir de la casa un viento fuerte nos envolvió, debido a que el invierno ya había comenzado. Como un acuerdo tácito comenzamos a caminar en silencio hacia el colegio. La calle estaba vacía y silenciosa, hasta que nos encaminamos a una mas transitada donde el ruido de los autos y colectivos comenzó a intensificarse.
Seguí ensimismado en mis pensamientos, y en lo que me rodeaba hasta que caí en cuenta que no tenía a nadie al lado mío. Me frené en seco y giré mi vista hacia atrás para ver que iba caminando lento.
—Me preguntaba, cuanto tiempo tardarías en darte cuenta de que no estaba al lado tuyo.—dijo poniéndose al lado mio, y con cara de pensativa—duraste menos de lo que creí.
—Lo siento, no acostumbro tener a alguien al lado mio, todo el tiempo.
—No te preocupes, eso ya lo sabía, pero no vas a librarte de mí tan fácil.-dijo dándome un leve empujón.
Sonreí, por primera vez en mucho tiempo, de forma sincera.
—En ese caso, tendré que acostumbrarme.— dije encogiéndome de hombros.
Continuamos caminando en silencio, hasta llegar al establecimiento, en donde todos los alumnos estaban esperando que abrieran las puertas. Decidimos sentarnos en las escaleras, mientras todos nos miraban de forma rara, como examinándonos. Sentía todas la miradas clavadas en mí, como si todos supieran lo que había hecho. Instantáneamente me comencé a sentir incómodo y nervioso, hasta que sentí una mano cálida envolver a la mía, de una manera fuerte y segura. La encontré con los ojos y logré refugiarme en su mirada que parecía tener toda la confianza que yo necesitaba. Duramos así un tiempo, hasta que caí en cuenta que tenía mis ojos clavados en ella. Corrí la mirada y al mismo tiempo moví mi mano.
Las puertas del colegio fueron abiertas en un abrir y cerrar de ojos y aproveché el momento para separarme de Emma.
—Necesito ir al baño.—dije levantándome y encaminándome al interior del edificio, yendo hacia cualquier lugar, en donde pudiera estar solo.
...
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Sálvame De Mis Demonios.
Teen FictionDicen que todos venimos a este mundo a cumplir una misión. Y que todas las personas tenemos un ángel guardian que nos guía y nos protege. En la vida nos cruzamos con gente que nos marca para siempre y quizás ese era el destino de Emma, quien en su...