C6

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Nota importante:
Preguntarle a Bob el nombre de mi primer objetivo.
Tal vez le ponga un altar el día de muertos como los mexicanos.

Los Iero.
(Aún no me rechazan, así que daré todo de mí en la entrevista que me hará el señor Ray Iero)
(Aún no me piden mi culo, así que es buena señal)

Nota importante:
Preguntarle a Bob la manera de lavar la sangre de la ropa. (Mi playera del domingo que usé en miércoles solo para estar a la onda con el restaurante cinco estrellas a donde Robert me trajo, se manchó por las mangas y tiene muchas salpicadas en el pecho.)
Tal vez si la pinto con lodo, quede mejor con la combinación de dos colores. Me lo pensaré.

- Gordo!- Alzó el rostro sobresaltado mientras el último pedacito de grafito salía volando en algún lugar bajo los asientos de la camioneta donde estaban yendo.

- Mierda.- Masculló tratando de buscarlo.

- Qué carajo estás apuntando!?- Preguntó Ray con cierta desconfianza, prendiendo ya el quinto cigarro desde que lo vio por primera vez. - Acaso nos estás espiando?

Cerró su libreta de apuntes guardándola cuidadosamente en su morral, regalándole una sonrisa al moreno, dando por perdido su lápiz.

- Claro que no, señor Iero. Son apuntes acerca de mis aprendizajes a lo largo de mi viaje para convert

- Si, si, ya me aburriste, cállate.- Cerró la boca enseguida haciendo una diminuta mueca mientras asentía obediente.- Ten cuidado gordo. Él no es muy tolerante con la gente retrasada!- Advirtió Ray. Gerard se cruzó de brazos mirándole confuso y algo irritado.

- No soy retrasado.

- Ah no?, me lo pareció...- Argumentó mientras miraba vagamente por la ventana. - Hemos llegado.- Anunció.

Enseguida el gordito pego ambas manos en la ventana mirando el paisaje.

La casa de la familia Iero estaba lejos de la ciudad, así que la entrada a ella era un largo camino forestal.

Pinos realmente altos que le hacían creer a uno que si lo escalabas, llegabas al cielo.

Bueno, solo a Gerard.

Al final se hallaba una fuente que rodearon para así detenerse en la gran puerta caoba principal.

Abrió la puerta bajando sus piececitos, deslizando su rellenito cuerpo para así pisar suelo y enderezarse, colocándose su morral a un lado, sonriendo como todo niño en mañana de Navidad.

- Por aquí gordo!- Le gritó Ray.

Que más daba su apodo si al fin tenía la oportunidad de convertirse en un sicario sin que le pidiesen el culo.

Entraron a la casa, él sin poder creérselo aún, observando lo conservada, limpia y amplia que era.

Pasó por alto las armas de todo tipo que parecían usar como adornos florales y rió como un desquiciado imaginándose ya como un miembro de los Iero.

- Que trajiste?- Respingó sintiendo el azúcar abandonar su cuerpo volteando enseguida ante la voz de mastodonte gigante de aquel sujeto de casi dos metros, calvo, blanco y con lentes negros que le hacían ver muy varonil.

Retrocedió unos cuantos pasos hasta posarse al lado de Ray y Bob.

- Para una entrevista.- Dijo el moreno. - Mató al concejal que querías con un cuchillo de pan.

- Mucho gusto señor Iero!, soy Gerard!, puede decirme gordo si así lo prefiere, no me da conflicto!, será un honor poseer la oportunidad de trabajar con ustedes. No le defraudaré!- Habló enseguida el pelinegro, recitando su presentación de ensueño para al final hacer una pequeña reverencia, mostrando la más grande sonrisa del mundo.

- A quien te estás dirigiendo?- Sus verdes entonces se movieron confusos borrando su sonrisa cuando tras ese mastodonte con lentes, un hombrecillo mucho más bajo que él, de cabello castaño, piercing en la nariz, ojos avellanas, y cigarro en boca se asomó observándole fijamente, mientras salía por completo mostrándose, y avanzando hacia quedar frente suyo.

- Al... Señor Iero?- Rió nervioso.

El hombrecillo miró hacia atrás viendo al calvo y luego volvió su mirada a la suya, soltando el humo del cigarro, alzando una ceja y relamiéndose los labios.

- Pues mucho gusto.

Sicario. {Frerard}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora