Eran adictos a esa amistad que mantenían los 7, con la única norma invisible de no hablar de sus problemas. Tan adictos que estaba comenzando a llegar a un extremo peligroso de amor y mentiras, quebrando lo que ellos habían querido creer como infini...
Taehyung vio a su padre marcharse esa madrugada. Cuando salía así de temprano solía estar ausente hasta la noche. Gracias a eso pudo relajarse y quiso alejarse lo antes posible de el lugar. Sus manos marcaron automáticamente a Namjoon y sus labios temblaron mientras susurraba una petición que encubría una triste súplica de ayuda.
Rapmon no tuvo que escuchar más, sabía que algo grave había ocurrido en su casa y necesitaba cuanto antes olvidarlo todo aunque fuera por esa mañana así que hizo un par de llamadas y reunió a todos en el chalé abandonado que hacía tiempo habían descubierto.
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Unas horas antes de que el grupo llegara, Tae yacía solo y pensativo sobre el viejo colchón roído que descubrieron tirado en la piscina abandonada de la casa. Allí, contemplo durante largos minutos una foto familiar, una foto que mostraba a los protagonistas de su pesadilla diaria: un monstruo y la presa que gustosa seguía atrapada entre sus garras, su padre y su madre.
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Cuando escuchó la ruidosa risa de Hoseok y las voces animadas del resto de amigos, bajó la foto y la guardó de nuevo dejando su cuerpo descansar extendido sobre el colchón mientras esperaba a que el resto se reuniera entorno a él.
- ¡Tae! ¡No finjas que estás dormido! ¿Tenemos que pintarte la cara?
Amenazó Jimin con una extensa sonrisa. Deseaba con toda su alma poder animar a su amigo y compañero de travesuras.
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