Capítulo 12: La pizza lo arregla todo

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Su cuerpo está totalmente tenso, está apoyado contra la pared con los brazos cruzados sobre su pecho. Su mirada está clavada en mí y su ceño fruncido mientras que su boca es una simple línea recta. Estoy dando vueltas en un pequeño radio mientras no puedo dejar de toquetear mi pelo, enredándolo. Escucho sus pasos acercarse y su mano sobre mi hombro derecho pero me giro para apartársela, su mirada ha cambiado y ahora está mirándome preocupado, sus ojos están mucho más decaídos. Sus cejas, tan perfectas como siempre, han vuelto a su normalidad, mostrándome confianza. Y sus brazos ahora están caídos a los dos lados de su cuerpo, mostrándome vulnerabilidad. 

- Megan te vió cuando la señorita Wayman te besó -le espeto.

- Suzie no es lo que crees...

- Lo sé, sé que no lo es

Puedo sentir perfectamente como una lágrima cae rápidamente atravesando mi mejilla y es como si mil cuchillos me estuvieran atravesando el pecho a la vez. Noto como voy perdiendo la fuerza de mis piernas y como mi cuerpo se enfría hasta el punto de temblar. Henry vuelve a colocarse contra la pared pero esta vez está con una postura de debilidad, como si le hubieran empujado y él no se hubiese movido.

- ¿Qué ocurre entonces si sabes la verdad, Suzie? Si sabes que yo... -mira a todos los lados y susurra bajo- sabes que yo te quiero a ti, a nadie más.

Me hace levantar la vista para mantenerla fija en él pero no soy capaz de decir lo que quiero decir mirándole directamente a los ojos por lo que decido mirar la punta de sus zapatos de cuero, mientras que jugueteo con los míos intentando distraerme por unos segundos para no pensar en lo que voy a hacer, que según pienso, es lo correcto. Creo que siempre lo fue.

- Tal vez deberíamos ver a personas de nuestra edad, Henry, tal y como tú dijiste. Quizás es que simplemente no estamos hechos el uno para el otro. 

- Pero, Suzie, creí que habíamos superado esa fase de negación. Sabes que nos queremos -se separa de la pared y se acerca a mí pero yo me alejo según él se va acercando.

- Es lo mejor, Henry. Lo mejor para los dos.

Las lágrimas salen a borbotones por mis ojos, cayendo sin ningún tipo de resentimiento sobre mis mejillas a toda velocidad mientras mi corazón se para durante una milésima de segundo. Reacciono y me marcho a toda prisa mientras me limpio los churretones de rímel que se han formado alrededor de mis ojos mientras sollozo. Escucho la puerta de la clase cerrarse tras girar la esquina del pasillo para ir a la puerta del instituto. 

Megan llega a toda prisa sentándose a mi lado en el banco que hay justo en frente del instituto, estoy tomando una chocolatina de chocolate, como si eso fuese a arreglar mis penas, incluso esta simple chocolatina me recuerda a Henry. Su hombro toca el mío mientras me dirige una pequeña sonrisa torcida y apoya su cabeza en mi hombro y ambas nos quedamos mirando hacia ninguna parte. 

- ¿Has... o ha sido él? -dice levantando las cejas tomando mis manos entre las suyas y acariciándolas en signo de  confortabilidad. 

- He sido yo. 

La miro durante un segundo pero vuelvo a apartar la mirada centrándola en la puerta color verde de la escuela y mirando las partes oxidadas del metal. La cantidad de cosas que han tenido que pasar detrás de esas puertas, cuantas historias sin contar, tantos besos robados y abrazos deseados, miradas cómplices y toques que deberían ser ilegales para el cuerpo. Sonrisas que quitan el alma y lágrimas que te hacen sangrar en cada milímetro de tu piel. Millones de corazones rotos que no creían poder ser arreglados tan solo debido a que un estúpido más se los rompió, o peor aún, dos personas que se quieren pero que no están destinadas a estar juntas, o que simplemente no pueden. 

Smile with your eyes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora