Smile with your eyes.

Capítulo 13: Todos abordo

Al día siguiente Henry no apareció por el hospital, no podía encontrar una excusa lo suficientemente coherente como para que fuese válida pero realmente no me importó ya que por la mañana ya estaba saliendo. Mi madre se ha ocupado de que no tenga frío ni calor, que no me sienta mareada o dolorida, traía todo lo que hacía falta con ella. Pastillas para el dolor de cabeza, mantas, camisetas de mangas cortas, almohadillas, etc.

Aunque no estés muy enfermo, cuando estás en el hospital te hace sentir mal, te afecta al ánimo. Es por el simple hecho de que alrededor tuya hay muchísimas personas que realmente sí que se encuentran enfermos y eso te hace replantearte a veces que sentido tiene la vida. Pero, como humanos de este mundo, lo único que hacemos es mirar hacia otro lado como si no viésemos las víctimas que hay a nuestro alcance, algunas con salvación y otras sin ningún tipo de esperanza para su propia vida.

A veces me pasa que me quedo quieta en mitad de la habitación y comienzo a pensar, preguntándome a mí misma cosas que jamás me había planteado. Incluso me imagino que mi vida podría cambiar repentinamente y podría volverse en contra mía, robándome todo lo que amo y deseo. Pero despierto de mis cavilaciones cuando me doy cuenta de que aún tengo una larga vida por delante y que si sigo pensando en ello la haré corta.  

La escuela había hecho una campaña para aportar dinero a causas benéficas, una de ellas, a la cual yo he aportado dinero, es para niños con cáncer. Un problema muy frecuentado en la época en la que vivimos. He dado tanto como he podido, cien euros. Henry ha donado a la misma, él en cambio donó doscientos euros.

- Has sido muy generoso -le hablo bajo mientras él está apoyado en la columna de forma casual y yo en un banco cerca de ésta. El constante murmuro por parte del resto de los estudiantes es abrumador y además impide que se oiga mi voz.

- Lo necesitan, ¿qué menos? -dice dirigiéndose a mí y sonriéndome. 

Henry es una de las personas más humildes que jamás he conocido. No le importa dar tanto dinero como pueda si se trata de una causa benéfica. Por ejemplo, la escuela ha organizado un viaje para la semana que viene, un crucero al que yo asistiré y él también. Un chico está pasando por problemas económicos en su familia y no tenía dinero suficiente para permitírselo, sería el único que se quedaría fuera del viaje, por lo que él ha decidido que le dejará el dinero y que el chico no tendrá que preocuparse, que puede ir devolviéndoselo poco a poco cuando él pueda. Cualquiera no haría eso, otro profesor se habría despreocupado del tema y el chico se habría quedado fuera del viaje. Henry es especial, él es único.

- Tengo clases en cinco minutos. ¿Nos vemos esta tarde? -susurra observando que nadie nos está prestando atención.

Asiento y él se marcha con las manos en los bolsillos caminando hacia la entrada del instituto, yo me quedo mirándolo hasta que gira en una esquina y no puedo verlo más.

En la maleta de Henry hay todo tipo de ropa: abrigos, vaqueros, pantalones de chándal, traje de chaqueta, camisetas, incluso un bañador. Lleva también crema solar, desodorante, colonia, cepillo de dientes... 

- Creo que está todo listo -dice cerrando la maleta mientras sigue pensando para que no se le olvida nada.

- Ahí llevas para ti, para mí y para toda la clase -carcajeo mientras le abrazo por la espalda. 

Se gira para estar frente a mí y me da un beso en la frente, me abraza arropándome entre sus brazos. Desde que le conozco jamás me he sentido desprotegida, él me brinda toda la seguridad que necesito. Cuando me rescató del secuestrador empecé a confíar plenamente en él, ¿quién más se atrevería a hacer algo como lo que él hizo? Él nunca dejaría que nada me pasase, al igual que yo tampoco dejaría que nada le pasase a él. Siempre lo noto atento a mí, fijándose en que nada me ocurre y cuidándome, eso es una de las cosas que más amo sobre él, sobre nuestra relación, que nos protegemos el uno al otro.