Capítulo 21: Aceptación

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Mis padres me han estado obligando a quedarme en casa durante este par de días, intentando asimilar todo lo sucedido. Ni siquiera se atrevían a mirarme directamente a los ojos y cuando lo hacían sus miradas eran tan dolorosas que no podía hacer otra cosa que no fuese apartar los ojos de encima. 

Siento como que mi cuerpo se va a romper en un millón de pedazos de un momento a otro, la impotencia que mantengo en mi interior es demasiado grande como para soportarla por mucho más tiempo. Necesito saber que demonios está pasando por sus cabezas y si va a haber algún cambio. ¿Acaso una persona tiene prohibido enamorarse? ¿Tenemos prohibido equivocarnos o simplemente no hacer lo que todo el mundo hace?

No podemos elegir, no podemos decidir cuando del amor se trata. ¿Cuándo entenderán eso?

- Ya está la comida -dice mi padre con voz cortante al abrir la puerta de mi habitación un poco.

Me encuentro sentada en la cama abrazándome las piernas con los brazos, las ojeras tan pronunciadas como si fueran parte de mí ya. La necesidad de una respuesta afirmativa hacia mí misma es inmensa.

Mi padre está a punto de cerrar la puerta, como normalmente, cuando veo como no está cerrada del todo y no he oído sus pasos rebotando contra la madera del suelo. Un poco de luz entra por la pequeña franja que ha quedado abierta, y también un poco de aire que hace que la habitación se sienta un poco más fresca.

- Cielo, yo... -empieza a decir mi padre al volver a abrir la puerta un poco más.

Un poco de esperanza nace dentro de mí al centrar mi mirada en sus cándidos ojos pero desaparece al ver como se arrepiente de haber hablado y vuelve a cerrar la puerta tras él.

Mis pies se arrastran sin ningún tipo de esfuerzo por el suelo del pasillo hasta llegar a la mesa de la cocina, me siento sin fuerzas en la silla, acomodando mi espalda en el respaldar y cerrando los ojos mientras giro mi cabeza mirando hacia el techo. Mi madre está lavando los platos junto con mi padre, ellos ya han comido. He llegado más tarde para poder comer yo sola, aunque cuando como con ellos es como si no estuviera ya que no prestan atención alguna a mi presencia.

Mi madre sale de la habitación con una revista en la mano, sus pasos suenan firmes hasta que se detienen un poco más allá del salón. Mi padre va justo detrás de ella pero al contrario que mi madre se detiene justo a mi lado y apoya su mano en mi hombro.

- Esto no era lo que quería, pero tienes que entender lo que está bien y lo que está mal -susurra mi padre muy despacio, marcando cada palabra, sobre todo la última parte.

Mis ojos se abren poco a poco para mirarlo, como si pudiera vislumbrar un poco de pena en su interior. Pero me doy cuenta de que lo único que quiere que haga es mantenerme alejada de Henry. ¿Cómo se supone que debes saber que una persona te quiere cuando te aleja de lo que tú más amas?

- ¿Acaso amar esta mal, papá?

- Amar no está mal, lo que está mal es amar a la persona equivocada.

- ¿Y por qué Henry es la persona equivocada? -logro decir en un murmullo tenue.

- Porque es tu profesor.

Sus palabras se aprietan contra mi pecho, provocando una fuerte presión dentro de mí. Su mano ya no se encuentra en mi hombro y apenas puedo notar su presencia. Cada vez está más y más lejos de donde yo me encuentro, casi desaparece de mi vista hasta que finalmente se esfuma. Convirtiéndose en la nada y quedándome yo sola encerrada entre cuatro paredes que no llevan a ningún lugar.

Henry no me contesta al teléfono desde que estuvo en mi casa y mi madre le prohibió volver a llamarme, hablar conmigo o simplemente algún tipo de relación fuera de la que existe entre un profesor y una alumna. No hemos hecho mucho caso a su obligación y cada vez que hemos tenido oportunidad para poder hablar lo hemos hecho pero cada vez noto a Henry más apartado de mí.

Smile with your eyes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora