Capítulo 14: Corre, chico, corre

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El estruendo es tan grande que hace daño en los oídos y el temblor demasiado potente como para poder mantenerte en pie o simplemente estático. Henry y yo nos hemos caído de la cama y ambos estamos tirados en el suelo. No puedo dejar de tocar mi cabeza ya que me he dado un gran golpe contra el suelo. Henry intenta ponerse de pie poco a poco mientras toca su codo y muestra un signo de dolor, intenta acercarse a mí con rapidez pero cada vez que estamos cerca un nuevo temblor se apodera de nosotros y hace que nos volvamos a caer. Intento conseguir equilibrio mientras ambos nos acercamos el uno al otro alargando nuestras manos, puedo tocar su mano y la agarro con fuerza mientras me tira hacia él. 

Golpean la puerta con los nudillos y un tripulante entra a toda prisa con un salvavidas en la mano, acercándose a entregarlo cuando nos ve juntos y abre los ojos.

- Son dos, perdónenme, no lo sabía -dice bajando la vista mientras le entrega el salvavidas a Henry y pone las manos detrás de su espalda. 

- Más o menos, ella sólo vino un momento para algo del instituto pero... -contesta Henry- Eso no importa, sí, somos dos. Traiga otro salvavidas, ¿qué está pasando?

- Estamos atravesando una tormenta, parece que una de las partes de barco ha sido dañada, señor. No se muevan de aquí hasta que traiga el salvavidas para la señorita, podrían correr peligro ahí fuera sin él.

El tripulante sale del camarote y Henry aprovecha para ponerme el salvavidas. Cierra la puerta con la pierna con rapidez y me lo aprieta para que se ajuste a mi cuerpo. Me agarra la cara con ambas manos mientras apoya su frente sobre la mía y me da un beso en ésta.

- Todo va a salir bien, te lo prometo -se separa de mí al volver escuchar la puerta.

Se coloca su salvavidas y se queda en la habitación mientras yo salgo a toda prisa, uniéndome a la multitud de gente intentando que no se note mucho que salí de la habitación de Henry. Parece que nadie se ha percatado debido a que todos corren despavoridos hacia la salida. Miro hacia atrás y unos metros lejos de mí veo a Henry, intentando que todos mantengan la calma, algunos tropiezan y él los ayuda para que la gente no los pise, los guía hacia la puerta de salida. 

Me quedo apoyada en la baranda mientras los tripulantes nos indican donde debemos quedarnos hasta que comprueben la gravedad de la situación. Y aunque no quiera admitirlo tengo miedo, estoy asustada de lo que pueda pasar. Para una vez que puedo disfrutar de unas vacaciones tranquila y con la persona que más me importa, aunque secretamente, y todo se estropea. 

Unos cuantos de la tripulación se dirigen al puente de mando a toda prisa, mientras que otros siguen intentando que mantengamos la calma, aunque es un esfuerzo en nulo ya que la mayoría se encuentra gritando, temblando y abrazados unos a otros. El temblor sigue presente y todos estamos agarrados para no perder el equilibrio. Puedo divisar a Henry junto a los otros profesores a un lado del barco, Henry no me quita la mirada de encima. Le dice algo a los profesores y se acerca hacia mí y el grupo con el que me encuentro.

- ¿Qué tal estáis chicos? ¿Todo bien? -pregunta Henry.

- Todo bien -responden todos.

- ¿Y Megan, señor Crowell? ¿La ha visto? -pregunto mientras mis ojos se vuelven cristalinos.

- Hace un momento la vi, señorita Collins. La iré a avisar de que se encuentra aquí, no se preocupe -dice acariciando mi hombro- Mientras tanto no se muevan de aquí, ninguno de vosotros. Ninguno -recalca mientras nos señala con el dedo índice. Nos dedica una última sonrisa y le veo ir hacia la izquierda.

En unos pocos minutos Megan se encuentra a mi lado abrazándome, es de las cuantas que está llorando, siempre fue una persona muy asustadiza. Se agarra a mí con todas sus fuerzas, aprieta mi salvavidas hincando las uñas, suerte que es bastante fuerte. 

Smile with your eyes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora