Diez. (Parte 1)

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Puedo sentir como mi rostro aún permanece sonrojado, debido a la escena que había tenido que enfrentar hace unos momentos

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Puedo sentir como mi rostro aún permanece sonrojado, debido a la escena que había tenido que enfrentar hace unos momentos.

Escucho risas y el sonido de ropa rozándose con la piel, antes de que Niall por fin se dirija a mí.

—Ya, estamos decentes —me dice, y detecto un rastro de burla en su voz, sin embargo no me siento lo suficientemente confiado para mirarlo y confirmar sus palabras.

—Puedo volver más tarde, Niall. No es algo urgente —mi voz sale ahogada debido a que mis manos cubren mi rostro, pero no planeo apartarlas aún.

No después de haber entrado al apartamento de Niall sin tocar la puerta—grave error—y encontrarlo con una beta saltando sobre él.

Es una imagen que tardará siglos —y cientos de sesiones de terapia—en desaparecer de mi mente.

—Deja de ser tan estúpido —mis manos son apartadas bruscamente de mi rostro y me encuentro con la sonrisa burlona del rubio.

Ruedo los ojos y niego.

—No soy estúpido. Simplemente no quiero ver porno en vivo.

Niall suelta una carcajada que sobresalta a la chica, la cual trataba de escapar de manera disimulada a la habitación del rubio. Cuando logra recomponerse, prácticamente corre por el pasillo, desapareciendo en los aposentos de este.

—Porno en vivo, esa estuvo buena —Niall palmea mi hombro, limpiándose una lágrima imaginaria. Siempre siendo un total exagerado—. ¿Qué haces aquí, de todas formas? Creí que nuestra próxima clase era el próximo martes. ¿No irías a la universidad con Louis hoy?

Observo como pasa una camiseta por su cabeza sin cuidado, despeinando aún más su cabello. Espero que alise las arrugas de su ropa antes de responderle.

—Uhm, ese era el plan. Pero él tuvo que acudir al llamado de su padre. Al parecer algo relacionado con un informe, la verdad no presté mucha atención a los detalles —sobre todo porque estaba haciendo pucheros para que no se fuera, lo cuál es muy vergonzoso y nunca voy a admitirlo en voz alta—. Así que decidí que tendrás el honor de llevarme a la universidad hoy.

—¿Es en serio? —se queja casi haciendo un berrinche y me doy cuenta que estoy por arruinarle una tarde llena de sexo.

No soy tan cruel.

—Es una orden —o tal vez si.

No puedes darme órdenes, Harry. No pagas mi salario.

Mierda.

Ugh, ¿Seguro que no eres un abogado? Actúas como uno —bromeo, lo cuál hace que Niall ponga sus ojos en blanco.

—Venga, vámonos. Antes de que me arrepienta —toma sus llaves y billetera de la mesa de centro y golpea levemente mi hombro para indicarme que empiece a andar— ¡Vuelvo en dos horas, Emma!

aquiver ; larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora