Dónde Harry Styles nació en una familia de alfas y fue criado como uno.
Pero eso cambió cuando tuvo su primer celo y se descubrió que en realidad era un omega.
Ahora debe adaptarse a su nueva realidad de la mano del alfa que su familia escogió para...
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Harry finalmente dejó que el cansancio le venciera hace un par de horas y ahora se encuentra dormido plácidamente, con su cabeza apoyada en mi pecho, dejando que el latido de mi corazón acompasado, le arrulle lo suficiente para mantenerse tranquilo.
Yo, por otro lado, seguía mirando constantemente el lento avanzar de las manecillas del reloj. Diez horas de angustia y brotes de esperanza habían pasado y nos quedaban otras catorce más por sufrir.
Podremos hacerlo, estoy muy seguro de ello.
La doctora Hoover aparece en el umbral de la puerta como lo ha hecho cada hora y Harry se remueve ligeramente en mi costado, sus puños se aferrándose a mi camiseta como sí temiera que me alejara de él.
Algo que no ocurriría en un futuro próximo.
—¿Todo bien por aquí? —musita su pregunta en un tono bajo de voz, para evitar perturbar el sueño de Harry.
—Se ha quedado dormido hace poco. Tuvo un poco de náuseas, pero poco más.
—Eso es bueno. Y ha superado cerca de once horas sin ningún sangrado o dolor abdominal —apunta, revisando la historia clínica de Harry una vez más. Cuando su mirada se encuentra con la mía, noto como esta no es tan dura como antes y su voz se suaviza un poco cuando formula sus siguientes palabras—. Señor Tomlinson, creo que de verdad podrán hacerlo.
Sonrío socarronamente mientras estrecho un poco más fuerte a Harry en mis brazos y luego deposito un beso en la cima de su cabeza.
—Se lo dije.
—No obstante, es pronto para cantar victoria —recuerda, guardando sus manos en los bolsillos de su bata médica.
Y allí está de nuevo la muy franca doctora Hoover.
—Lo sé. Pero somos optimistas —informo, manteniendo muy firme mi resolución.
—Regresaré la próxima hora, entonces —le da un rápido vistazo al reloj en la pared y yo asiento.
—De acuerdo.
Cuando abre la puerta, una figura conocida aparece al otro lado de esta, con su mano levantada como si hubiera estado a punto de tocar esta.
La doctora Hoover se despide una vez más y Niall aprovecha esto para deslizarse dentro de la habitación.
Su mirada se centra en Harry y casi puedo adivinar lo que está pasando por su mente.
—Hey... —saludo en voz baja, cuidando así el no despertar a Harry.
—¿Cómo está todo? —inquiere, en el mismo tono de voz.
—Sigue dormido. Pero estable —acaricio el brazo de Harry de manera pausada, recordándome a mí mismo que ahora se encuentra a salvo—. ¿Qué hay de Zayn?
—Están esperando la evolución de la mordida. Hay opiniones divididas acerca de la profundidad. Algunos doctores dicen que es permanente —expone con un borde de tensión filosa en sus palabras, que me dan una pista acerca de como se siente en realidad—. Otros, afirman que desaparecerá en unos días.
