24. Urgencia

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-Necesito viajar, Marcelo. Dame tres días. Si quieres réstame del sueldo o de los días de vacaciones o enfermedad.- dijo desesperado Francesco mientras caminaba de un lado a otro -Debo irme cuanto antes-

Marcelo había escuchado ese "necesito" con tanta desesperación y sabía que era lo que lo tenía así. Ya él lo había sentido y no era algo tan sencillo de sobrellevar. Francesco estaba nervioso y el rostro completamente asustado. No se negaría, él hizo lo mismo por él así que no iba a prohibirle nada.

Francesco se sentó en el asiento frente a Marcelo. Llevó sus manos a su cabeza y gimió lastimeramente. Necesitaba a su mate y no sabía cómo podía esperar ocho horas hasta llegar a Estados Unidos. Su lobo no se mantendría a raya sabiendo que pronto se encontraría con su mate.

-No tienes ni que preguntar y no te descontaré nada- dijo Marcelo apretándole el hombro dándole apoyo -Sé lo que se siente. Así que no se que estás haciendo aquí sabiendo que te esperan ocho horas de vuelo- Francesco se levantó y abrazó agradecido al alfa.

-Gracias alfa- susurró con una sonrisa en sus labios.

-Cuida de él. Sabes como es en estos casos. Antes ni nos importaba pero ahora es diferente así que cuídalo y no seas brusco- agregó riendo.

-Deja eso- rió y se fue.

Marcelo tomó algunos papeles para ver cuánto habían hecho durante ese par de días. Habían conseguido sobrepasar las cifras de ventas comparadas con las cifras de el año anterior. Lo que no iba bien eran los olivos. Aunque no estaban mal las cifras iban más abajo de lo normal y tenía que buscar la manera de fortalecer en esa área. O debía contemplar la idea de desistir de ese mercado.

Sólo esperaba no hacerlo porque de verdad se daban muy buenos olivos en su viña. No tanto como los de Luka pero estaban muy cerca. Sonrío al pensar en como aquella noche había visto a Altair y como desde ese entonces había sido un problema estar apartado de ella. Además de su lazo quien tuvo mucho que hacer fue el destino.

El destino la había llevado justamente a hospedarse en la villa de al lado. Su lazo, luego, hizo su parte haciéndose presente en ambos. Y durante esa semana estaba más que presente en ambos aunque Altair no supiera el motivo. No sabía el motivo real pero aún así ella sentía esa necesidad de pertenencia a él. Algo realmente ilógico pues él era un desconocido para ella.

Altair bajó a comer luego de que se bañara. Aunque no se sentía muy bien, como si un episodio de fiebre le estuviera comenzado pero aún así bajó. Si era algo de un pequeño virus necesitaba de mucho líquido y vitamina C. Pero en realidad aquel episodio era su lazo reacio al saber que estaba lejos de su mate. Era una especie de dolencia al saber qUe no estaba con su mate.

Luego de que Marcelo haya salido del baño se dedicó a terminar de pasar su esponja por su cuerpo. Con cuidado restregaba su cuerpo esparciendo el lavanda por el. Su esencia a lavanda era algo que se había convertido en la primera cosa favorita del italiano. Muchas veces le había dicho que su esencia lo envolvía sin permiso dejándolo algo tonteado.

-¿Quieres algo de fruta mi niña?- preguntó Stella con cariño.

Los pensamientos de ella estaban ocupados. Estaba pensando en como se habían escuchado aquellas últimas palabras. Eran muy significativas y no se decían por decir. Aquellas palabras tenían un peso y no quería que fuesen dicha solo por la fogosidad del momento.

Sonrío al pensar en como las manos de él acariciaban su cuerpo. Como con tanta confianza se perdían en su más oscuros lugares llevándola cerca a un orgasmo. Acarició  su cuello y se estremeció de solo pensar que justo ahí iría la marca de su lobo. Aunque era algo riesgoso la mordida o bueno eso pensaba ella, no veía la hora en la que fuese marcada. Lo necesitaba, sentía la necesidad imperiosa de que aquel licántropo la hiciera suya por completo.

Tú, mi alfa「 Heart of Wolves I 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora