47. Fetiche

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Luego de varios "sí, acepto" por parte de ambos tuvieron la fiesta, cena y el primer baile como señor y señora Bendetti. Todo había quedado perfecto, Altair estaba que sí le decían que lo que estaba viviendo era real no les creería. ¡Tanta felicidad era imposible!

Decidieron dejar su luna de miel en "stanby" porque la verdad aquel viaje a Isla de Elda había sido exactamente eso. Así que decidieron quedarse en la villa y descansar un poco. El viaje, la boda y su hijo lo habían agotado, a ambos. Marcelo tomó la mano de Altair y la llevó escaleras arriba cuando la fiesta estaba en su pleno apogeo. Entraron a su habitación y Altair no pudo evitar sentirse excitada cuando Marcelo la besó lentamente. De acuerdo, lo último que harían sería descansar.

Altair desabrochó, lentamente, los botones de la camisa de su, ahora, esposo antes de empujarlo contra la cama. La sonrisa que Marcelo le brindó fue una que significaba solo una cosa, sabía que era lo que pasaría. Ella bajó lentamente la tela del vestido en su hombro izquierdo y luego el derecho. Estaba provocándolo, estaba llevándolo por el camino del placer y la excitación. Un camino que no tenía regreso. Dejó caer el traje y vio como Marcelo se relamió los labios al verla.

El conjunto blanco de encajes que llevaba estaba volviéndolo loco. Se agradeció a sí misma el ponerse un conjunto así porque, ahora que lo pensaba, si se ponía un pantie de esos que eran sosos y estilo abuelita sería un claro llamado a "no quiero hacer el amor hoy" y eso era lo que menos quería. Caminó, aún con sus tacones color cremas, en dirección a donde estaba su esposo.

Marcelo veía encantado aquella imagen. El cuerpo de ella siempre lo amó y nunca le dio asco. Era el vivo ejemplo de que para él eso era un cuerpo real y no como el de las modelos delgadas. Quizás, en algún principio, había dudado un poco pero en cuanto sus ojos se conectaron con los suyos supo que no podía rechazarla. Y agradecía eso, la verdad.

-No te quites los tacones- dijo al ver que ella se doblaba para desabrochar el primero.

-¿Fetiche?- preguntó mientras deslizaba su mano por la pierna hasta levantarse.

-No un fetiche pero sí un deseo. Me encantan como te quedan- dijo viéndola desde los pies a la cabeza. La vio a los ojos y susurró con una sonrisa provocativa -Además te verías perfecta con ellos mientras te hago el amor-

Altair soltó una risita y acabó el poco espacio que quedaba entre ellos. Se sentó a horcajadas en Marcelo dejando sus rodillas en el borde de la cama y acarició la barba de él. Sintió las manos de él afianzar su cintura y presionarla más en su entrepierna.

-Si quieres me quedó con ellas. Si prometes amarme como solo tú sabes hacerlo- susurró muy cerca de los labios de él. Marcelo asintió efusivo y Altair soltó una risita -No se diga más. Hasta para bañarme las llevaré- dijo y Marcelo parecía un chiquillo con un regalo de navidad.

Marcelo pasó sus manos por toda su espalda acariciando todo a su paso. Sintió como la piel de ella se erizaba y se estremecía solo al roce de sus dedos. Jamás podía tener suficiente de ella y que ella, aún con tanto tiempo juntos, se pusiese así le inflaba el pecho de emoción y sí, porque no, su ego también se inflaba un poco pero en buena li. Llevó una de sus manos a la nuca de ella y retiró su cabeza del lugar en el que estaba refugiada, su cuello.

Altair observó detalladamente el rostro de él. Le encantaba ver como sus facciones, con el tiempo, se volvían un poco más marcadas. Sonrío cuando Marcelo besó rápidamente sus labios y como su pulgar le brindaba un pequeño pero constante estremecimiento.

-Te amo tanto- susurró Marcelo bajando un poco la mano por el cuello de ella.

Accidentalmente acarició el par de orificios de sus colmillos y vio como Altair cerraba sus ojos y dejaba caer su cabeza hacia atrás. Todos estos años siempre veía una reacción excitante pero esta vez había sido diferente. Él sintió un estremecimiento que le hizo abrir los ojos y sintió como dentro de él se había encendido algo que nunca le había pasado con ella ni con nadie.

Tú, mi alfa「 Heart of Wolves I 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora