Parte 6

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Han pasado cinco días desde el beso con Jimin. Él no me ha vuelto a hablar, y a mí me da vergüenza hablar de lo que sucedió. Seguro se arrepintió o está esperando que le hable yo. No sé qué hacer. Si le hablo, no sé qué decirle, y si no le hablo, me siento culpable. Tampoco sé lo que siento por él. Después del beso, me di cuenta de que desde que conozco a Jimin, siento como unas mariposas en el estómago, pero no sé si estoy enamorado de él. No sé qué hacer ni qué sentir.

Ahora estoy leyendo uno de los libros que él me regaló. Trato de concentrarme, pero no puedo. Todo me hace recordar ese momento en el aula. Fuimos a limpiar esos días que teníamos asignados, pero no cruzamos palabras. Ya no sale antes de sus clases. Se ve que no quiere cruzarse conmigo, y sinceramente, comienzo a extrañarlo. ¿Ya es definitivo? ¿Me enamoré del chico imbecil y popular de la escuela?

Ya pasó la semana de exámenes, y todos se han ido con sus padres o más bien de fiesta luego de todo el estrés del estudio. Para mí no ha sido nada grave, pero para los demás sí.

Siento que vibra mi celular y lo agarro. Cuando leo la notificación, decía Jimin. ¿Cómo carajo lo tengo agendado? Pero eso no importa. Jimin me escribió. De pronto, olvido cómo se respira. Ah, sí, ya lo recuerdo. Inhala, exhala.

Jimin: Hola Jungkook, mis padres no vendrán a buscarme. ¿Quieres que salgamos a dar un paseo?

Yo: ¿Cómo conseguiste agendarte?

Jimin: El otro día, cuando dormías, me autoagendé. ¿Estás molesto por eso?

Obviamente no estaba molesto con Jimin. Al contrario, estoy contento de que me haya escrito, y por supuesto, que saldré con él a dar un paseo.

Yo: No, Jimin, no hay problema. Te espero en la salida de la escuela, y salimos.

Jimin: En cinco minutos estoy ahí.

Yo: Ok.

Me cambié la remera y me puse mis botas Timberland que tanto me gustan.

Cuando estaba llegando a la puerta, vi a Jimin parado esperándome, vestido con un pantalón holgado, una camisa de Supreme y unas zapatillas negras.

Coloqué mi mano en su hombro, y enseguida se volteó.

-Hola, Kookie. ¿Adónde quieres ir?

-¿Te parece el parque al que fuimos esa vez?

-Adónde tú quieras.

Caminábamos en silencio hasta el parque. Las calles estaban tranquilas, ya que el instituto no se encuentra muy cerca de la parte más céntrica de la ciudad, porque tratan de mantenernos alejados del bullicio o, principalmente, de las fiestas a las que escaparían todos si nos encontráramos allí. El único lugar público que había cerca, por así decirlo, ya que estaba a diez cuadras del instituto, era el parque, el cual ninguno de mis compañeros de la escuela pisaba. Siempre que podían salir, se tomaban un taxi o caminaban hasta la parada de colectivo más cercana para ir al centro. Pero era una pérdida de tiempo, porque entre la media hora para ir y la media hora para volver, solo podías estar 30 minutos en el centro, con suerte de que no haya tránsito. Pero como todos en esa escuela son bastante imbeciles, rescatando algunos casos, preferían ir al centro, aunque sea 10 minutos.

Mientras caminábamos, sentí que unas manos comenzaron a hacer ares a las mías. Enseguida me di cuenta de que eran las de Jimin, así que dejé que siguiera haciendo lo que intentaba. Poco a poco, pude sentir cómo tomó mi mano con mucha timidez y entrelazó nuestros dedos. Les juro que podía sentir cómo mi corazón daba brincos y me destrozaba los pulmones en cada saltito. Caminamos así por dos cuadras hasta que llegamos al parque. Me sentía bien con que Jimin tomara mi mano. Después de pasar el momento en el que olvidé cómo respirar de nuevo, se volvió más cómodo. Si así es estar enamorado, pues bueno, lo estoy, y perdidamente.

-Kookie, yo... -dijo Jimin, separando nuestras manos y quedando uno frente al otro- bueno pues... Lo que te dije el otro día en el aula era cierto, de enserio te amo.

No sé qué decirle a Jimin. Sé que estoy enamorado, igual, no sé si lo amo. Pero cuando estoy con él, me siento nervioso pero a la vez contento. No sé qué es el amor, ya que nunca lo he experimentado, pero esta sensación fenomenal que siento cuando estoy con Jimin jamás la había sentido. Así que por el gran debate que está teniendo mi cerebro en el momento, creería que es amor lo que siento por él.

-Entiendo, tú no sientes nada por mí. -dijo con un tono triste.

-No, Jimin, yo... Bueno, tú... Me gustas... O más bien me tienes enamorado perdidamente, si podría decir así.

-¿Enserio? -dijo tartamudeando.

-Sí, Jiminie -tenía que decirle, sino iba a creer que no lo amaba, cuando no es así.

-No, no lo puedo creer. Creí que me odiabas.

-Yo también creía eso, pero después del beso, tú dejaste de hablarme y comencé a sentir una falta, algo que no estaba donde debía estar, y me di cuenta de que estoy enamorado de ti, Jimin.

-Discúlpame por no haber hablado contigo y desaparecer. Es que no sabía cómo enfrentarte, tenía miedo a que me rechaces, y me comporté como un cobarde.

Claro, aquí está el texto corregido:

-No, Jimin, no lo hiciste. Sin darte cuenta, al haberte alejado, me has dejado pensar y aclarar todo en mi cabeza. Si tú me hubieras encarado al día siguiente, yo te hubiera rechazado, y ahora estaría en la habitación sufriendo por haberlo hecho. Además, yo también me comporté como un cobarde al no haberte hablado y como un estúpido por haberte maltratado cuando tú solo intentabas enamorarme. Ahora entiendo por qué, después de todo, no te alejabas, porque cuando te separas de algo que amas, sientes que todo te falta, y esa falta te hace daño.

-Te amo, Kookie -diciendo esto, corto la distancia que había entre nosotros con un dulce beso. ¿Quieres comprar algo para un picnic en la plaza?

-De acuerdo -dije con entusiasmo, y nos dirigimos al local a comprar cosas para hacer el picnic.

Mi molesto compañero ~Jikook~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora