Mi molesto compañero ~Jikook~

Parte 13

- No, no somos novios. Jimin está demasiado dormido -dije, tratando de que mi hermana no sospechara.

- Claro, están durmiendo juntos, y él acaba de decir que si algún chico viene a esta casa, lo mata -dijo mi hermana con voz reprochadora.

- Está bien, nos descubriste, pero por favor no le digas nada a mamá y papá.

- Enfoquémonos en sacarlo de casa sin que nadie lo vea.

- Gracias -dije con entusiasmo.

- Pero luego tú y yo hablaremos -me señaló con su dedo, y asentí con la cabeza. - Papá aún no despierta, y mamá está en la cocina, eso significa que no podemos sacarlo por la puerta trasera y menos por la delantera, porque hay que pasar por la cocina.

- Aún sigo aquí -dijo Jimin. - Me he escapado de mi casa infinidad de veces, díganme dónde se encuentran las puertas y ventanas, e idearé un plan.

- ¿Y qué se te ocurre? -preguntó mi hermana, que ya estaba emocionada.

- Antes que nada, no olvides que es mi novio -dije, poniendo una mano delante del pecho de Jimin, y lo atraje hacia mí y lo rodeé con mis brazos.

- Bueno, no es momento de ponernos celosos -dijo mi hermana. - Habla, Jimin, ¿qué se te ocurre?

- Cuando entramos por el patio anoche...

- Espera, ¿dijiste entramos? Eso significa que te escapaste anoche.

- Que luego te explique él, ahora retomo -dijo Jimin. - Bueno, entonces, cuando estábamos caminando por el caminito de piedras, vi una ventana grande. Puedo salir por ahí y trepar las rejas.

- La idea es buena, pero la única ventana que da al patio sin pasar por la cocina, la cual dices tú -señaló a Jimin- está en la oficina de mi padre, donde hay cámaras.

- Podemos burlarlas -propuse. - La cámara no está arriba, está en el escritorio. Me puedo parar delante como si estuviera buscando algo, y tú y Jimin pasan, y nadie los ve.

- Buena idea, salgamos -caminamos por el pasillo y bajamos las escaleras con cuidado de que mi madre no nos oyera. - Tienes que pasar tú primero, Jungkook -dijo mi hermana cuando estábamos frente a la puerta.

- Ok -pasé y me paré delante de la cámara, como si estuviera buscando una lapicera.

Mi hermana y Jimin pasaron, abrieron la ventana, y mi hermana lo acompañó hasta la reja y volvió. Salió ella, y luego salí yo del estudio.

Subimos las escaleras, entramos a mi cuarto, y mi hermana cerró la puerta.

- No pensabas decirme que salías con Jimin, e igual me lo ibas a presentar.

- No me quedaba otra -dije, sacándome la remera, ya que me había quedado con la ropa de la fiesta de anoche, y todos lo notarían.

- No le voy a decir nada a mamá y papá, quédate tranquilo.

- Muchas gracias. ¿Qué te debo? -Sabía perfectamente que el silencio de mi hermana tenía un precio.

- ¿Recuerdas ese perfume Chanel que vimos en la vidriera en el verano cuando me acompañaste a comprar cosas en el centro?

- El martes lo tienes en tus manos, pero tendrás que venir a buscarlo en la cena, porque no tengo tiempo para llevártelo.