Antes de que todo acabe [Nishinoya yuu]

Capítulo 3

*2 semanas después*

Habían pasado dos semanas desde que empecé en Karasuno, todo me iba bien, no podía quejarme. Mi grupo de amigas había crecido, ahora además de Krista estaban Lissa, de menor altura que yo, con pelo liso y rubio, además de unos ojos que parecían violetas; y Nataly alta, delgada, morena y de pelo liso, parecía una modelo con ojos azules; también había conocido chicos, que no eran los que babeaban cada vez que me veían, uno era bajito y de pelo naranja, ese era Hinata, otro era serio pero con unos ojos preciosos, Kageyama.

Oikawa siempre buscaba tiempo para estar conmigo y en cuanto a los estudios todo me iba muy bien.

-Maira ¿No vas a ningún club?- miré a Yamaguchi, quien me miraba curioso

-No...

-Yo pensaba que eras mas deportista- Que cosa... si me gusta el deporte, pero a ver...

-Me gusta mucho el voleibol, pensé en apuntarme en el club femenino, pero no suelo estar cómoda en los clubes... -Yamaguchi cogió mis manos con mucho entusiasmo.

-Ven esta tarde a ver el entrenamiento de voleibol ¿Si?

-Claro que si-Le sonreí de vuelta, de todas formas Oikawa seguro llega tarde y no quiero encontrarme a Hajime cocinando, bailando y cantando en mi cocina mientras lleva ese delantal y ese gorro... Es realmente perturbador.

Sonó la campana, lo que significaba que ya se había acabado la hora del almuerzo. fuimos a clase para tener las horas de historia y lengua. La verdad es que ninguna de las dos clases me disgusta.

Cuando por fin terminaron las clases llame a Iwaizumi para avisarle de que tardaría más. No quería preocuparle, que luego entre él y Tooru me cae la broca del siglo.

Me acerque al gimnasio de voleibol, en el que se oían el chirrido de las zapatillas en la tarima y las pelotas impactando en el suelo.

Abrí tímidamente la puerta para pasar, cuando divisé un balón acercándose a mi a gran velocidad. No era consciente de lo que hacía, simplemente solté mi bolsa y me preparé para elevar el balón.

-Maira-chan a sido genial- la voz de Hinata hizo que volviera en mi. Todo el mundo me observaba.

-S-si- dije rascándome la cabeza.

Acto seguido fui a disculparme con el entrenador, me presenté y le dije que hacía allí. Al oír mi apellido se sorprendió, bueno, como no. La hermana de Oikawa Tooru, esa era yo. Fui a presentarme el equipo, era gente... como decirlo, algo peculiar. Kageyama, Hinata, Tsukishima, Yamaguchi, Tanaka era el que babeaba mientras sostenía mis manos, Daichi el que le regañaba, mientras Suwagara intentaba apaciguarle y luego había uno alto que me daba un poco de miedo. Y gracias a dios, había un grupo de gente mas nomal.

-Soy Oikawa Maira

-¿Eres la hermana de Oikawa Tooru?- Rode los ojos, y luego asentí.

-Oikawa-san ¿Quieres entrenar con nosotros?- El rosto se me ilumino y solamente pude decir que si con mi cabeza.

Fui a cambiarme, pantalones cortos, una camiseta de Tooru y unas deportivas, aparte de una coleta para controlar mi pelo, no es rizado, es más bien como ondulado, pero aún así es muy especial el pobre.

Salí de allí, iba muy contenta pensando en mis cosas cuando tope con algo, más bien alguien y caí al suelo.

-Auch- me quejé mientras buscaba con la mirada a... un chico. Un chico de ojos dorados y pelo en punta con una mecha rubia.

El estaba de pie, delante de mi, mirándome bien de arriba abajo. Estaba en el suelo sentada, los pantalones no eran muy cortos, y la camiseta al ser de mi hermano no me hacía la misma silueta que mis camisetas, pero aún así me hacia figura. Miraba con curiosidad a aquel chico, no parecía muy alto, pero bueno, Hinata tampoco lo es.

Le miré a los ojos y no pude evitar que los colores se me subieran. Me tendió la mano y me ayudó a ponerme en pie. Él tambien estaba algo rojo...

-Lo-lo siento- dijo mientras soltaba suavemente mi mano

-N-No pasa nada- Le volví a mirar, que guapo era... ESPERA ¿Qué? Soy la hermana de un casanova rompecorazones en potencia, los chicos no me ponen nerviosa, no me hacen ruborizarme, no, no, no no lo acepto, me niego. Le sonreí para entrar al gimnasio.

Me preguntaron que había pasado y yo solo contente con un "nada". No esta no es mi realidad, los chicos no tienen poder sobre mi, ni las miradas seductores, las sonrisas picaras, nada de eso ha funcionado nunca, por que ahora.