Mi respiración era cada vez más entrecortada, mis piernas parecía que se doblarían en cualquier momento pero solo me repetía "Sigue, sigue, no pares". Corría por el extenso bosque, se escucho un aullido cerca de mi posición haciendo que me detuviera y observara mí alrededor.
Mi pecho subía y bajaba al mismo ritmo que los latidos de mi corazón, no me transformaría todavía. Escuche un gruñido al lado mío haciendo que sacara mis garras y mis ojos se pusieran de color blanco, mis colmillos bordearon mis labios haciendo que me sangrara mi labio inferior.
Un lobo negro salió de su escondite enfrente de mí mostrándome los colmillos, otros dos a mis costados, pero eran grisáceos. Me quede en medio de ellos con una seriedad en la cara, como si estuvieran jugando, pero no perdía de vista al primero que salió.
- "No nos tienes miedo" – dijo el lobo negro gruñéndome
- "No" – sonreí mientras retraía mis colmillos y garras, pero mantenía mis ojos en su rojo, mostrando que y quien era
- "¿No te han dicho que no debes confiarte?" – pregunto él lobo que tenia a la izquierda con voz burlona
- O simplemente deberían de actuar mejor – hable con voz burlona y volviendo mis ojos a su color original – Dean, John y Elena
- Demonios, ¿Cómo supiste quiénes éramos? – volvió Dean en su forma humana acercándose a mí con una sonrisa orgullosa para mi
- No ocultaste tu aroma desde el inicio, cuando me reto John fue cuando te acordaste, sigues oliendo a colonia – le empuje juguetona a lo que John gruño, volviendo a su forma humana y Elena
- ¿Cómo se comporto Damon? – pregunto Elena poniendo a Arnie en altavoz
- Pues, ya no es un chico de 9 años, ahora tiene al menos unos 12 años, no cambio mucho pero... - un poco de interferencia, entrecortándose la llamada- ¡Esos son mis video juegos puberto, ahí déjalo! ¡Agatha, me está quitando mis cosas!
Ciertamente al encontrarme con mi nueva manada Damon tomo se volvió a saltear edad, de un bebe de 2 o 3 años se salteo a la edad de 9 años, haciendo que Rosy se entristeciera ya que tenia tenerlo más tiempo siendo un niño para sentirse joven, ¡Ella tiene apenas 237 años!, es demasiado joven.
Elena cortó la comunicación con Arnie y empezó a caminar junto a Dean en dirección a la casa, yo seguía sus pasos porque tenía que ir por mi puberto, antes que le pasara cualquier cosa por andarle quitando los video juegos a Arnie. Espero que este jugando The Evil Within, ese juego me ha dado más de un infarto.
Una mano detuvo mi caminar, sabiendo que era John ni siquiera voltee a verlo. Se acerco peligrosamente hacia mí y me abrazo, escondiendo su cara en mi cuello, aspirando mi aroma. Últimamente hacia eso –hablo de las últimas 48 horas- para sentirse que era de su propiedad. Eider se la mantenía ronroneando cada vez que su mate estaba tan cerca de mí, por inercia puse mis manos en su pecho a lo que él se separo muy poco de mí, observando mis manos.
Yo solo miraba su pecho, como subía y bajaba, eso me indicaba que estaba en paz. Paz con él y conmigo. Tomo mi rostro entre sus manos y acerco su cara a la mía, no quería moverme, quería besarlo, pero tampoco lo iba a dejar tan fácil, chasque la lengua, acerque mi cara a un centímetro de separación rosando nuestros labios.
Solo un roce basto para que una corriente... no, no. Unos hipopótamos golpearan mi estomago, me aleje de él, trotando hacia los chicos, ellos ya estaban casi llegando a la casa de mi manada Fire, voltearon a verme yo supongo por el sonido de que alguien corría, pero sus caras mostraban miedo.
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Agatha. La Alpha Suprema
Hombres LoboMi vista se encontraba nublada. Cataratas corrían de mis ojos hacia mis mejillas, bajando un poco más, algunas deteniéndose en mi boca y dándome un sabor salado, algunas pasaban de largo y caían sobre mi diminuto regazo. Mi pecho subía y bajaba rápi...