Looking At You (Leo de la Iglesia x Guang Hong Ji // LeoJi) [Yuri On Ice]

Capítulo 13

Mis exámenes finales estaban muy cerca, a menos de una semana. Por lo tanto me pasaba horas estudiando sin parar, necesitaba sacar buenas notas para no decepcionar a mis padres. Tampoco tenía tiempo para grabar vídeos, esperaba que no me abandonase ningún suscriptor...

Y eso también significaba que no podría ver a Leo hasta que terminase los exámenes... Pero nos mandábamos mensajes de texto todos los días, siempre me daba ánimos para no rendirme. Además Leo también tenía exámenes por estas fechas, él tampoco tenía mucho tiempo.

Todos los días, sobretodo antes de dormir, me acordaba de aquella vez que Leo pasó la noche en mi casa. ¡No podía dejar de pensar en ello! Siempre me preguntaba cómo hubiera sido si hubiésemos llegado hasta el final... Luego también me preguntaba dónde había perdido mi inocencia.

Había una cosa en mí que había cambiado desde que conocí a Leo, era que estaba más feliz. Muchas veces sonreía sin siquiera darme cuenta, aquello antes nunca pasaba. No era que sufriera interiormente o algo así... Tan sólo no encontraba el sentido a la vida, simplemente vivía el día a día sin preguntarme el porqué. Pero ahora que conocía el amor, mi vida había comenzado a florecer.

Y al parecer no era el único que se había percatado de ese cambio de conducta, pues un día una conversación con mi madre me pilló de improvisto cuando estábamos comiendo...

-Hijo, últimamente te noto diferente, como más alegre... ¿Por casualidad te has echado novia?

Y entonces descubrí porqué dicen que las madres lo saben todo, aunque la mía no hubiese acertado con exactitud...

No supe cómo reaccionar, me quedé mirándola con la boca entreabierta. Decidí esperar a que terminase de hablar.

-Si es así, deberías presentárnosla algún día...

-Yo... En realidad...

Mi madre me miraba atentamente, con una suave sonrisa en el rostro.

-Es un chico... -susurré, evitando su mirada-. Lo siento.

Hubo unos segundos de silencio, los cuales me parecieron eternos. No quería ni imaginarme la expresión de mi madre. Seguramente fuese de decepción o de asco...

-¿Y ese chico te hace feliz?

Le miré sorprendido, no me esperaba oír aquello. El rostro de mi madre estaba adornado por una sonrisa que desbordaba dulzura.

-Sí, me hace muy feliz...

-Entonces me parece perfecto.

Noté como unas pequeñas lágrimas intentaban escapar de mis ojos, esa situación había conseguido emocionarme... No tardé en recibir un cálido abrazo de mi madre.

-Eres lo suficiente mayor como para saber lo que quieres y tomar tus propias decisiones, por lo tanto te voy a apoyar en todo lo que elijas y estaré siempre aquí por si algo sale mal. Y sobre tu decisión de dedicarte a la cocina en vez de ir a la universidad... si es lo que quieres, hazlo.

-Gracias, mamá... -dije secándome una lagrimita que se había escurrido por mi mejilla.

-Pero también tendrías que hablarlo con tu padre.

Me tensé, mi padre siempre había sido más estricto que mi madre... Él llevaba años insistiéndome para que me licenciara en una carrera universitaria, seguro que a él no podría convencerle fácilmente. Tampoco sabría cómo contarle sobre mi relación con Leo...

Sentí una suave caricia en mi cabello.

-¿Y cómo es ese chico? ¿Cómo se llama? Háblame de él.

Sonreí, no sabía por dónde empezar.

-Se llama Leo, es muy bueno y atento conmigo. Siempre me ayuda en todo lo que puede. Es mitad mexicano, por lo que habla español fluidamente, incluso me ha enseñado algunas palabras. A veces es algo directo diciendo según qué cosas... ¡Pero es muy divertido y siempre está sonriendo! Y a mí también me hace sonreír.

-¿Y es guapo?

-Sí... mucho –me sonrojé.

Mi madre rió suavemente.

Me sentía bien de poder haberle confesado mi secreto a alguien. Incluso notaba que el vínculo entre mi madre y yo se había vuelto más fuerte. Aunque obviamente había cosas que no le podía contar, como lo que pasó aquella noche...

Ahora sólo me faltaba saber cómo confesarle todas las decisiones que había tomado a mi padre. Sabía que no le harían gracia, pero no le quedaría más remedio que aceptarlas a ellas... y a mí.