La casa de los padres de Leo no estaba muy lejos de su apartamento, tan sólo nos llevó un paseo de media hora. Hacía un buen día, por lo que no tuvimos ningún inconveniente en caminar. Caminar tomados de la mano. No nos importaba que la gente se quedara mirándonos, estábamos enamorados y eso era lo único que teníamos en cuenta.
Estaba muy inquieto por conocer a la familia de Leo, sentía un nudo en el estómago desde que salimos hacia allá.
-Leo... -apreté su mano con un poco más de fuerza-, ¿crees que les causaré una buena impresión a tus padres?
Mi novio ralentizó su paso hasta frenar por completo, por ende, yo también me detuve. Posó sus dos manos sobre mis hombros y se agachó unos pocos centímetros hasta que nuestras miradas quedaron a la misma altura.
-Te van a adorar –esbozó una suave sonrisa-. Eres educado, dulce y tienes una risa encantadora, con eso ya los tienes ganados.
Sonreí un poco, Leo siempre sacaba lo positivo de todo.
-Pero es que...
-Nada de peros. No tienes motivo para estar nervioso –pellizcó una de mis mejillas suavemente, antes de proseguir la caminata-. Además, ya eres parte de la familia, porque quiero pasar contigo la eternidad.
Me sonrojé. No supe que decir en ese momento. Pero pasar toda la vida junto a Leo era algo que sonaba maravilloso...
Poco después de aquello llegamos al hogar de la familia "De la Iglesia". Era una casa de color rojo rodeada por un pequeño jardín del cual brotaban algunas flores. Si con tan solo mirarla por fuera se veía bonita, seguro que por dentro era mucho mejor.
Nos detuvimos delante de la puerta. Esperaba que Leo llamara al timbre, sin embargo se agachó y sacó una llave de debajo del felpudo. Había visto esa escena muchas veces en las películas, pero nunca pensé que alguien fuera capaz de hacerlo en la realidad... quiero decir, hay muchas posibilidades de que entren a robar. En fin, supongo que De la Iglesia era una familia peculiar.
-Adelante, pasa tu primero –me indicó Leo nada más abrir la puerta.
Entró tras de mí y dijo algunas cosas en español, de las cuales no entendí nada.
-Tan solo les he saludado y les dije que ya estamos aquí –me indicó.
Sonreí, comprendía perfectamente lo de ser una familia bilingüe. En mi casa hablábamos tanto en inglés como en chino todo el tiempo. Aunque parezca algo muy complicado, estábamos perfectamente habituados.
Los padres de Leo no tardaron en aparecer con una amplia sonrisa adornando sus rostros. Me abrazaron y me dieron dos besos en las mejillas, saludándome enérgicamente. Sentí una cálida sensación ante todo ese afecto.
De pronto, noté algo rodeando mi cintura con fuerza. Me sobresalté. Bajé lentamente la mirada y me encontré con una encantadora niña abrazándome.
-¿Tú eres el novio de mi hermano, verdad? ¿Te vas a casar con él pronto, cierto? –preguntó con una sonrisa y mirándome con sus enormes ojos marrones de manera inocente.
Me sonrojé y tartamudeé alguna tontería, nervioso. Y para añadir más incomodidad a mi combo de vergüenza, estoy seguro de que lo dije en chino.
-María, sé buena y no molestes a Guang Hong... -Leo tomó a la niña de la mano, apartándola de mí. Seguro que notó lo nervioso que estaba... era difícil no hacerlo.
La madre de Leo se dirigió hacia la escalera de la casa.
-¡Dante, baja, tu hermano está en casa!
Sin embargo, no recibió respuesta.
-Disculpadlo, está en una edad difícil... En fin, supongo que más tarde salga de su cueva –suspiró la señora.
Leo me tomó del brazo y me enseñó la casa –salvo la habitación de Dante, en la cual sería mejor no entrar-. Era tan bonita como la imaginaba, puede que incluso más. Leo se veía nostálgico y emocionado; aunque le entendía, era el hogar donde se había criado.
Me llevó a la que era su habitación cuando vivía allí, ahora sus padres la usaban para guardar las cosas que ocupaban mucho espacio, como los adornos de Navidad. De un armario sacó varias cajas.
-Aquí tengo mis cosas de hace unos años, me traen muchos recuerdos... Es una lástima no haber podido llevármelas a mi apartamento, pero no me entraban, son demasiadas –rió, mientras sacudía el polvo que se había acumulado sobre una de ellas.
Abrió la caja, en ella había ropa y algunas cosas viejas, como un balón de baloncesto o una raqueta de tenis. Al parecer Leo había practicado varios deportes a lo largo de su vida.
-Esto es como una cápsula del tiempo –comenté.
-¡Tienes razón! –me miró, emocionado- Seguro que aquí encontraremos algo que te sirva.
-Pero Leo, no es justo que me des a mí tus recuerdos...
-No digas tonterías, me hace mucha ilusión verte con algo de esto encima –sonrió-. Aunque debería lavarla y hacerle algunos arreglos...
Leo hizo que me probara decenas de prendas, tantas que terminé agotado. Al final me regaló unas cuantas cosas. Se veía realmente feliz viéndome con su ropa encima. Y yo también lo estaba, pensar que Leo había llevado aquello hace años me hacía sentir demasiado bien.
Como la cama de Leo estaba llena de trastos, nos sentamos en el suelo. Lo ideal en ese momento era besarse, pero me sentía raro haciéndolo en la casa de su familia, cualquiera podría entrar en ese momento, ya la puerta no tenía seguro. Sin embargo, intente deshacerme de esos pensamientos y disfruté de los labios de Leo. Yo aún estaba a medio vestir, con tan sólo una sudadera que me quedaba algo larga y me cubría hasta los muslos. Leo subía y bajaba su mano por mi pierna, mientras que yo entrelacé mis manos por detrás de su cuello. Habría que tener un auto-control increíble para no excitarse en una situación como aquella, cosa que ninguno de los dos poseíamos.
Estábamos tan concentrados en aquel beso que ninguno de los dos notó la presencia de su hermana pequeña en la sala. Mis peores suposiciones se habían cumplido...
-Mamá dice que bajéis a comer –la niña se veía completamente normal... tan solo esperaba que no la hubiéramos perturbado psicológicamente.
Leo y yo asentimos, completamente ruborizados. Cuando la pequeña se fue, acabé de vestirme y los dos bajamos a la cocina.
Al parecer pasaría el día entero en aquella casa, cosa que no me molestaba en absoluto.
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
Holi (?), lamento la espera y que este capítulo no haya sido del todo bueno, pero me hacía ilusión escribir algo por el cumpleaños de Leo uwu <3
¡Gracias por leer! ^^
ESTÁS LEYENDO
Looking At You (Leo de la Iglesia x Guang Hong Ji // LeoJi) [Yuri On Ice]
أدب الهواةGuang Hong Ji es un joven chico que acaba de abrir un canal de cocina en YouTube. Un día recibe un comentario de otro muchacho. Lo que no sabía era que a partir de eso su vida cambiaría tanto...