Capítulo 14

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¡Al fin había terminado mis exámenes! Había sido una semana espantosa, llena de nervios y de estrés. Pero ya estaba hecho... Me sentía tan feliz, de alguna manera era libre, me había quitado un gran peso de encima.

Ahora tan sólo me quedaba saber cuáles habían sido mis calificaciones. Tenía la sensación de que me había ido bastante bien, pero quién sabe... No debía perder la esperanza, tan sólo debía de tranquilizarme.

¡A Leo le quedaba tan sólo un examen por hacer! En cuanto acabara, al fin podríamos vernos. Hablar por mensaje no era suficiente, necesitaba sentirle cerca de mí...

Pero ahora tenía que centrarme y decidir qué hacer con mi futuro. Tenía claro que quería ser chef, era mi sueño desde hacía años. Aunque ya tuviese la aprobación de mi madre, aún no había hablado con mi padre del tema. Tampoco le había contado sobre Leo. Y es que su posible reacción me daba tanto miedo...

Notaba que mi padre había intentado sacar el tema de mis estudios últimamente, pero siempre le evitaba. Yo quería a mi padre y no me apetecía tener problemas con él. Mi madre pensaba que tenía que decírselo tarde o temprano. También le había pedido opinión a Leo, que me dijo que, si quería cumplir mi sueño, tenía que empezar plantándole cara al asunto.

Pero sabía que todo eso acabaría en un desastre... Y no me equivocaba.

Mi madre, mi padre y yo nos sentamos alrededor de la mesa, ese era el lugar de debate en mi hogar y les había reunido allí precisamente porque quería hablar con ellos de aquel tema importante.

-Papá, quería hablar contigo... -me dirigí hacia mi progenitor-. Mamá ya sabe sobre esto y necesitaba que tú también lo supieras. Es sobre mi futuro...

Aquello me estaba costando más de lo que esperaba, además la severa mirada de mi padre no me estaba ayudando.

-Espero que no vayas a decir ninguna tontería.

Mi madre carraspeó a modo de reprimenda hacia mi padre.

-¡No son tonterías! Ya te he dicho muchas veces que me quiero dedicar a la cocina. Es mi sueño...

-¡Óyeme bien! Puede que tu madre te haya dicho que sí porque ya la tienes harta, pero a mí no me vas a hacer cambiar de opinión. No sé cuándo te has vuelto un muchacho tan rebelde...

-¡La opinión que importa es la mía! Es mi vida.

-¡Pero aquí quienes soltamos el dinero somos tu madre y yo! Así que harás lo que nosotros digamos.

-Mamá ya me dijo que sí...

-¡Y yo te digo que no!

Ya estaba comprobando que esa técnica no estaba dando frutos, casi que al contrario... Respiré, intentando tranquilizarme, y me dispuse a intentarlo de otra forma.

-Tener una carrera no te garantiza más posibilidades de éxito en la vida, además hay un porcentaje muy alto de fracasos universitarios.

Joder con el niño! En vez de cocinero deberías ser estadístico.

Miré con recelo a mi padre. Me ofendió profundamente que, aparte de lo mal que me estaba haciendo sentir en esos momentos, se diera el lujo de hacer bromas. Mi madre parecía incómoda y preocupada, sin embargo no entró en la situación, seguramente pensara que debía de solucionar esto por mí mismo.

-Mientras vivas aquí seguirás unas órdenes. Si no te gusta, abres la puerta y te vas –dijo en tono fuerte y seco.

Me levanté de la silla y me dirigí a mi habitación. Si eso era lo que quería, eso tendría. Busqué la mochila más grande que tenía y guardé los objetos de uso cotidiano y todos mis ahorros en su interior.

Estaba furioso, no quería ver el rostro de mi padre por mucho tiempo. Oía cómo mi padre y mi madre habían empezado a discutir entre ellos, lo que me faltaba... No quería que mi madre sufriera por mi culpa. Dejé una nota para ella sobre su mesita de noche, en ella le decía que no se preocupara por nada, que sabía lo que hacía y que le escribiría a menudo.

Me dirigí lo más sigilosamente posible hacia la puerta, pero mi padre no tardó en percatarse de mi presencia.

-¿A dónde crees que vas? –exclamó.

Tomé una bocanada de aire.

-¡Con mi novio!

Ya me daba igual que supiera sobre mi relación con Leo, ya que le había confesado todo aquello, tenía que llegar hasta el final.

Mi padre abrió la boca, pero no dijo ninguna palabra, aquello le había cogido por sorpresa.

-¿¡Cómo!? –gritó finalmente-. Vuelve aquí, jovencito, más te vale que no haya oído bien.

Ni le miré. Simplemente abrí la puerta y me fui del lugar.

Sentía miles de emociones batallando en mi interior, y un montón de adrenalina. Nunca había tenido una discusión así con mi padre y tampoco le había dicho cosas como esas antes... Pero el sentimiento de euforia era mucho mayor que el de culpa, pues estaba luchando por mis sueños y ese había sido el primer paso.

Corrí hasta la estación de autobuses antes de que mi padre consiguiera localizarme. Una vez allí, le escribí un mensaje a Leo.

"Necesito verte ahora mismo".

Looking At You (Leo de la Iglesia x Guang Hong Ji // LeoJi) [Yuri On Ice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora