"Aquí te espero. Ojalá que no te haya pasado nada malo, pero ya sabes que estoy para lo que sea".
Esa fue la respuesta que recibí de Leo a los pocos minutos de haber tomado el autobús hacia su ciudad. El trayecto se me estaba haciendo eterno y no podía dejar de pensar en la situación que acababa de vivir. También pensé en la suerte que tenía de poder contar con alguien como Leo, no sé qué hubiera sido de mí sin él...
Poco a poco fui analizando la pelea que había tenido con mi padre. No sabía cómo había tenido el coraje de contestarle así, sería verdad que mi personalidad había cambiado últimamente... Sin embargo, no tenía ni idea de lo que pasaría más adelante, ¿cómo volvería a mirar a mi padre? Tal vez ni me quisiera acoger en casa nunca más... Esperaba no haberle causado un disgusto a mi madre, aunque a quién quería engañar, seguro que ahora estaba sufriendo más que nadie... Me sentía fatal por aquello, me notaba más y más deprimido según transcurrían los minutos.
Finalmente, el autobús llegó a su destino. El sol brillaba, pero no para mí. Estaba demasiado triste como para poder sonreír. Lo único que quería era ver a Leo y abrazarle eternamente...
Cuando llegué a la casa de mi novio, me recibió con una sonrisa. Pero pronto su rostro se tornó preocupado en cuanto vio la mueca que tenía dibujada en mi cara.
-Mi amor... ¿ha pasado algo? –me preguntó rodeando mi espalda con un brazo mientras me invitaba a entrar.
-Ha pasado de todo... -mi voz se oía quebradiza, las palabras se rehusaban a salir de mi garganta.
Quería llorar, la situación había comenzado a ser una carga. Necesitaba desahogarme de alguna manera. ¿Pero estaba bien llorar ante Leo? Una pareja es para divertirse y pasarlo bien juntos, me sentiría mal haciéndole preocupar de esa manera... Aunque él siempre insistía en que podía confiarle cualquier cosa.
Solté un pequeño sollozo y enseguida noté que los nervios carcomieron a Leo, quién no supo cómo reaccionar con exactitud. Lo sabía, preocuparle no estaba bien... sin embargo necesitaba llorar, era lo único que podía hacer entonces.
Las lágrimas que habían comenzado a acumularse en mis ojos no tardarían en desbordarse. No recuerdo muy bien lo que me dijo Leo en aquellos momentos, pero seguramente fueran palabras tranquilizadoras.
Acarició mis mejillas limpiando las pequeñas lágrimas que habían comenzado a caer. Besó la comisura de mis labios antes de abrazarme con fuerza. Escondí mi rostro en su cuello.
¿Diez? ¿Quince? Puede que fueran veinte los minutos que pasamos allí, de pie, sin decir nada. Yo tan sólo lloraba y me dejaba consolar por las caricias en mi cabello y los susurros en mi oído que Leo me proporcionaba con sutileza.
Pese a estar triste, me sentía afortunado por todo el amor que Leo me brindaba. Había descubierto la fuerza del amor, la capacidad que tiene de hacerte sentir bien, de hacer que tus problemas pasen a un segundo plano. Me gustaba eso de amar y ser amado.
No sé cuándo ocurrió, pero había dejado de llorar. Estuve en los brazos de Leo por unos minutos más. Al separarnos, intenté quitarme los restos de lágrimas con las mangas de mi camisa, mi rostro después de llorar seguro que era horrible.
Leo tan sólo me sonrió. No me pidió explicaciones, no dijo nada. Únicamente esperó a que fuera capaz de contarle lo ocurrido.
Me sentía mucho mejor después de haber llorado, por lo que decidí hacerle un resumen de lo ocurrido. Leo me escuchó atentamente, mirándome a los ojos. Pude ver todo lo que pasaba por su cabeza por medio de su mirada.
-Has sido muy valiente, en serio. Estoy orgulloso de que hayas luchado por lo que quieres, verás que al final todo se resuelve y podrás cumplir tus sueños. Y recuerda, llorar no es de débiles.
-Empiezo a dudar en que pueda llegar a mi objetivo...
-Es normal tener dudas, yo también las tuve. Pero lo lograrás, estoy seguro. Además, te tengo dicho que estoy aquí para todo lo que necesites y que podrás contar conmigo siempre, sea lo que sea.
Me sonrojé, Leo era demasiado generoso, yo apenas tenía nada para ofrecerle...
-Yo suelo ser bastante torpe y no te traigo más que problemas... -fui interrumpido por un "eso no es verdad" de parte de Leo-, ¡pero también haré lo que sea por ti!
Los ojos de Leo brillaron. Posó sus manos sobre mis mejillas antes de darme un beso en los labios. Cada vez que Leo me besaba me hacía ruborizar, no lograba acostumbrarme... pero me gustaba mucho. Sus labios, suaves y cálidos, siempre conseguían reconfortarme.
Quería decírselo y ver su reacción... pero me daba vergüenza... aunque necesitaba transmitirle aquello e intentar hacerle sonreír... Tomé aire y, en un susurró, lo solté:
-Te amo, Leo.
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Looking At You (Leo de la Iglesia x Guang Hong Ji // LeoJi) [Yuri On Ice]
FanfictionGuang Hong Ji es un joven chico que acaba de abrir un canal de cocina en YouTube. Un día recibe un comentario de otro muchacho. Lo que no sabía era que a partir de eso su vida cambiaría tanto...