Capitulo 4

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Now my baby's dancing, but she's dancing with another man...

-¿Estas segura no tienes una canción para cada día del año?- dijo Grace, haciendo referencia a la canción de mi alarma.

-No lo creo- respondí mientras la apagaba.

-Yo sí, y creo que te tomo demaciaado tiempo, ¿En serio tienes tantas horas libres?

Me encojí de hombros y respondí.

-¿Que se suponía que debía hacer con las canciones?, no iba a gastar espacio en mi celular por nada.

-Amm..., ¿Acaso vives la vida como una adolescente normal?

-Pre-adolescente- corregí.

-Es igual, a estas alturas ya no se que eres- un leve sonido y una sonrisa abierta salio de mi boca.

-¡Niñas su desayuno está listo, Gracie, ya me voy, que se diviertan en la escuela!- gritó desde la planta baja la Sra. Wallas.

-¡Diversión y escuela no van en la misma oración!- respondió Grace.

-¡Gracias, Sra. Wallas, adiós!- contesté antes de que el mal temperamento de Grace nos hunda.

-¡Adiós!- click, el sonido de la puerta cerrada nos indicó que la madre de Grace había salido.

*

Un timbre fuera de lo normal invadió cada uno de los salones. Los murmullos y gritos comenzaron a surgir mientras que los maestros repetían las mismas palabras, "Salgan en una fila ordenada, no entren en pánico"

Sip, la alarma de incendios.

Pero como siempre, esas palabras no eran mas que palabras para los estudiantes pues estos gritaban, saltaba y corrían por sus vidas.

Unos minutos después todos estábamos fuera del edificio.

Algunos tocían por el humo, lo cual era pura exageración y necesidad de atención, o en ciertos casos, asma.

Verán, este "incendio", no es más que el mismo problema que tiene cada año el instituto de Norfolk State.

La cocinera.

Cada año el mismo problema, este rumor no es viral, cierta personas lo saben, y esas personas son casi toda la escuela, sin incluir maestros y profesores.

Lo que sucede es que, hoy 27 de Agosto, es el día en el que hay una inspección de salubridad en la escuela, más específicamente, la cocina. Y digamos que la cocina no es la más limpia, pero la cocinera no tiene más que eso; sin embargo, la gente no guarda su secreto por lástima o interés en ella, más bien, en ellos mismos, pues básicamente si te metes con la cocinera, esta acabando con tu vida. Sin exagerar.

En fin, todos estábamos afuera esperando al director o a alguien cuando me dí cuenta que faltaba Hunter.

No es de fisgona, ni mucho menos psicópata pero no estaba con su grupo de amigos y no podía distinguirlo a la vista, definitivamente no estaba.

Y admito que estaba algo preocupada.

Busqué a Grace para decirle del tema.

-Oye, ¿Viste a Hunter?- pregunté.

-Oh oh, ya lo notaste; no te alteres creo que se donde esta, pero créeme no te gustará saberlo.

-Dime- estaba algo curiosa, pues podía estar en cualquier lado, pero la calma y preocupación de Grace me hacían pensar que no era nada grave, para el.

-Creo que es mejor que no...

-Dime, no puede ser tan grave.

-Alumnos- la voz de el director nos hizo poner nuestra atención en el- debido a la reciente incidente en la sala de maestros suspenderemos las clases por esta semana, el ya nombrado incendio provocó una fuga de gas en tres salones, y como nuestras normas de salud lo prohiben, no podemos exponerlos a un gas tóxico, así que los adultos traerán sus cosas y se irán a casa. Hasta el lunes.

Una vez que Grace y yo teníamos nuestras cosas, comenzamos a caminar a nuestras casas.

-¡Si!, ¿Viste su cara?- dijo Grace riendo a la par mío.

-Si!, fue completament...- iba a terminar mi frase cuando vi una imagen de lo más desgarradora, Hunter estaba susurrándole algo al oído de una chica, Malorie; a lo que esta sonrió. Pero no, esa no fue la parte desgarradora si no lo que sucedió a continuación. Sus manos entrelazadas y sus rostros tan cerca que podía sentir mi nariz fría y mis orejas calientes, fue entnces cuando esas oleadas de temperatura chocaron y formaron un tornado en dentro mio.

Se estaban besando.

No era un beso común, no era lento, ni rápido, era... un punto medio, un punto que se clavó en mi pecho, que dio a conocer un nudo inmenso en mi garganta. Quería llorar. Pero las lagrimas no salían, era como una impotencia, tenía tantas ganas de gritar pero mi voz no salía. Estaba anonadada. Como era posible que en un par de días hallan llegado a tener un beso.

Estaba en estado de shock, no podía parar de mirarlos. Me sentí muy estúpida, como puede ser que me sienta tan mal por alguien a quien nunca le hablé, o mínimo tuvimos contacto visual, como una conexión entre ambos. Nada.

Y eso mismo me sentía.

Nada.

Grace me sacudió.

-¡Meghan!, por favor aparta tu mirada.

-No... no... puedo.

-Claro que si, anda, por favor hazlo.

Use todas mis fuerzas y moví mis ojos un par de centímetros hasta los ojos de mi amiga.

-¡Eso es!- exclamó- no lo vale, creo que esto demuestra que es hora de avanzar.

¿Avanzar?, ¿A que se refiere?, lo que necesito es Netflix y helado de menta. No puedo reclamar nada, al fin y al cabo solo era mi crush, jamás una conversación, jamás una mirada, jamás contacto, jamás nada.

Pero más allá de no haber sido nada, no puede decirme eso, o acaso cree que estos años no he querido sacarlo de mi mente?, ¡Por supuesto que si! Pero no puedo, soy yo, no puedo dejar de mirarlo y sentir lo que siento; y, me frustra porque siento todas estas cosas y... no se por qué. No encuentro razón.

Quería decirle todas esas cosas a Grace. Pero salió un simple

-No se como hacerlo.

- ¿Estas dispuesta a olvidarlo?

-Necesito... olvidarlo.

Sonrió- Yo te ayudo.

BINGO, La Hermana de Amanda Cerny || Jacob SartoriusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora