Quiero contigo

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Eran las seis con cuarenta de la tarde.

El clima ha cambiado, la lluvia sigue pero ahora de forma leve.

Guillermo tomaría sus llaves para salir, Samuel quiso ser su compañía.

-Es al supermercado.

-Quiero ir, estoy cansado de estar encerrado.

El menor tomó una chaqueta del adulto para ir al carro.

-Si alguien nos ve no sé qué haré.

Esa era la circunstancia que el profesor quería evitar a toda costa.

-Deje de preocuparse, debería ser yo quien este asustado.

-Sí pero no lo estas. Mi carrera se fuese a la deriva solo por tenerte en el carro.

-Que no les diré nada. Puede confiar en mí?

-Lo siento.

-Sé que no he sido la mejor persona en mucho o con todos pero no tengo ninguna razón para destruirle la vida.

-Entonces porque lo has hecho con ese profesor?

-Que es lo que realmente quiere saber?

-Quisiste tener una relación? Trataste de conquistarlo y tu rabia fue la que hizo que hicieras lo ocurrido?

Guillermo apretó fuerte el timón y no sabía cómo fue que sacó fuerza para hacer esa conclusión que por mucho tendría calidez.

-Eso es lo que cree de mí? Que ando acostándome con profesores solo porque quiero algo a cambio!?

-No. Puedes responder?

-No. Claro que no fue por eso.

Samuel miró al otro lado de la ventana ya en el estacionamiento del supermercado.

La lluvia se daría con la intensidad de aquel día.

-Nunca le he caído bien, el respeto es reciproco y le aseguro que si no fuese mi profesor le partiría la cara así como él me destruiría si no fuese yo su alumno.

-Pero no me has dicho porque lo has hecho.

-Él me sacó de clase. Quiso suspenderme en su materia pero no soy tan mal alumno por lo que empezó a buscar razones absurdas para sacarme y busqué un punto débil en cómo es él y de ahí las fotos. Todo lo que él ha hecho es por lo que es, nada lo he inventado.

-Pero si él quiere pagarle a una prostituta es su asunto no el nuestro.

-Lo sé, la señora no ha tenido la culpa de encontrarse con esa escoria.

-Samuel por favor, deja de ser rencoroso. Cambia de salón.

-No puedo. Mis padres no quieren, ellos piensan que soy yo el causante de todo mal.

-Puedo hablar con ellos, te gustaría?

-Porque haría eso?

-No lo sé, solo quiero ayudar.

-Le puedo ahora pedir yo algo.

-Claro, lo que sea.

-Podríamos seguir teniendo sexo.

Qué!?

El adulto se tropezó con sus propias palabras. Afortunadamente no hay nadie en el estacionamiento.

Acaso el menor quiere realmente esta condena para el profesor.

-Por favor no se exalte. Me ha gustado demasiado esto, y no es porque vaya a hacerle el favor con Lana o porque me ayudó el miércoles peor por lo que quiere hacer con mis padres. Solo quiero seguir yendo a su departamento.

-Por favor no sigas. Harás que mi vida se vaya a la mierda, nada habrá servido.

-No siento que estemos haciendo algo malo. Deje que siga con esto.

-Samuel podrías tener a cualquier chica de tu edad o estoy seguro que a cualquier otro chico de tu edad.

-Quiero con usted, acaso no comprende?

-Ha sido solo sexo.

-Lo sé, no le estoy pidiendo nada más. Solo consienta mi deseo.

-Te pido que no sigamos con esto...

El susurro del mayor fue esa línea en la que el destino pudo unirlos o separarlos.

-En cambio le suplico por lo contrario, deme algo de usted. Comprenda que ha hecho algo que me ha provocado una adicción.

-Samuel...

-Profesor...

El adulto empezó a leer tan distante la lista de los víveres, como se sentía distante al agarre de la mano del menor al seguir por aquel supermercado vacío.

Samuel con la capucha puesta se inclinó a darle un beso para provocar que la mente del adulto sienta que ya ha provocado eso tan vivaz en el menor. Posiblemente sea por la edad del menor que se emocione por todo.

Posiblemente sea por la soledad del mayor, por su confusión en su sexualidad que sus padres le han dicho durante su edad temprana que no está bien ser así.

O quizá sea la unión de todo que provocó que uno encontrase  al otro, Guillermo y Samuel.

Un profesor con su alumno; que cliché, que impropio ante la sociedad y lo bien que siente el uno por el otro al caminar uniendo sus manos.

pX

Do-Re-Mío...  (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora