Do-Re-Mío... (Wigetta)

Perfecto.

En otros países que esto se volvía cada vez peor. Se debía de decir que en este país las cosas no es que vayan atrás que en los otros, es como si fuese una carrera, no debería haber ganadores pero los ciudadanos no lo entienden.

Luzu no ha hecho ruido, Guillermo se asomó cosa rara de Luzu es uno de los que se levantan súper temprano, ya sea para hablar con sus padres o para alimentar a un conejo que encontró unos días antes de la cuarentena.

-No te levantes, solo quiero contemplarte un rato más a mi lado. Saber que lo que he soñado durante estos años al fin está pasando.

El pensar era digno del pelinegro; pero no, esta vez era el castaño quien sonó cursi.

Las mejillas del profesor enseguida tomarían un color rojizo.

-Que dices!

Se puso de pie el mayo evitando el contacto de cualquier tipo.

El menor sabía que algo así ocurriría.

Se quitó la sabana sabiendo que al profesor lo enloquece el cuerpo desnudo del castaño.

Como si las manos del mayor pudiesen quedarse quietas, como si no ha dejado de sentir el cuerpo de Samuel durante cada segundo de la madrugada, era sentir todo lo que ocurrió en el instituto y saber que es real en el presente para causar un frenesí de sexo sin control. Lo cursi de ambos al ser sinceros dejando que el corazón hable lo que no se dijeron por mucho.

-Anda, ven y deja que te tome profesor...

Ello sonaría tan excitante, Guillermo se preguntaba si Luzu ha escuchado los gemidos de bienvenida?

-...

Guillermo se acercó, deslizo su mano izquierda por el abdomen de Samuel. Su olor natural lo enloquecía, la mirada de este hacia él. Claro que es una mirada penetrante, su color miel mataba e indicaba un: Hazlo...

La mano izquierda ayudaría a la derecha para abarcar más espacio, este era el momento perfecto. Podría acabar el mundo y esto habrá valido la pena, cada minuto en que se arrebatan el aliento, cada segundo en que el palpitar de uno se sincroniza con el otro.

-S... Samuel, te amo...

El castaño teniendo a Guillermo encima de él sonreiría levemente, despegando por unos segundos sus labios de los de él.

-Te amo profesor Díaz, Chiqui...

Fin.