Capitulo 23

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Su rostro iluminado por el sol de la mañana y su cabello azabache moviéndose descontroladamente de un lado a otro, con una sonrisa que podía derretir polos completos si es que así lo deseara el, sintiendo la libertad del cielo infinito y azul a nu...

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Su rostro iluminado por el sol de la mañana y su cabello azabache moviéndose descontroladamente de un lado a otro, con una sonrisa que podía derretir polos completos si es que así lo deseara el, sintiendo la libertad del cielo infinito y azul a nuestro esplendo, el sonido enardecedor del rotor no molestaba al estar junto a el, no me importada escucharlo con dificultar cada vez que me preguntaba por nuestro destino siempre y cuando fuera a su lado.

-¿A donde vamos?-. Volvió a preguntar tomándome de la mano de una manera tímida, sus manos temblaban ligeramente y su sonrisa nerviosa no se borraba.

-Solo hace falta mirar-. Conteste mirando por la ventana el impresionante lago.

Un lago en forma de corazón que guardaba celosamente hasta mostrarlo a alguien especial, porque, en todo ese tiempo no había conocido a una perdona que realmente valiera la pena mostrar el gran amor que le tenia, tan grande como ese lago.

Los globos aerostáticos comenzaban a sumergir de entre los arboles dando la bienvenida a todos aquellos que miraban adornando el suelo azul de innumerables colores, mostrándose tan bellos como en las postales que venden en la tienda de regalos.

—¡Que bello!—. Ese grito... Esa voz, esa voz la conocía y no era la de el, esa era la voz de Laura que miraba el espectáculo a través de su celular, a través del celular de Ariel, mostrando una sonrisa alegré y un tanto socarrona y esos ojos que brillaban con intensidad. —¿Finalmente lo hicieron?.

Tan típico de ella preguntar cosas fuera de lugar como si en verdad tuviera la esperanza de que ambos haríamos esas cosas, estaba claro que la gente no cambia para buen o mal y la prueba viviente de eso era ella, a duras penas podíamos entenderla por el ruido del helicóptero que aun sobrevolaba el lago dispuesto a mostrarnos el pueblo desde las alturas, atravesando las montañas y el río. —Ariel... No lo dejes ir—. Dijo como último Laura antes de colgar a la llamada y dejarnos nuevamente solos.

—Aun hay mas—. Hable antes de que el preguntara tomando su mano con fuerza, después de todo el tiempo así fuera poco el que pase con el no era nada mio, mas que un amigo con el que podía tener ciertas libertades como el tomarlo de la mano, dormir junto a el y besarlo y no quería que se quedara así, unos kilómetros alejados del lago estaba la pregunta que tanto quería hacer, formada con algunos árboles de durazno, con los pétalos rosados y vivos, algo que había preparado desde hace mucho tiempo, arboles que plante la primera vez que vine con tan solo cinco años de edad, a esa corta edad yo ya sabia como proponerle eso a quien valiera la pena —Mira.

Mis manos comenzaron a temblar aun teniendo la de el sujeta, intentando morar su rostro iluminado por los rayos del sol y esas mejillas tan rosas y cautivadoras, mas el no mostraba señal alguna de vida ¿porqué no decía nada?

—¡Si!—. Contesto después de un par de minutos en silenció, los minutos mas largos de mi vida, afirmando mi rostro entre sus manso suaves y delicadas con dulzura dejando en mis labios un tierno beso con sabor a malvavisco.

                                                                     .。.:*゙✧.。.:*♡.。.:*゙✧*。

El vuelo de regreso a casa fue mucho menos tedioso, y el resto de las vacaciones en aquel pueblo después de aquel día se volvieron mas tranquilos, alegres y coloridos, las llamadas de Laura fueron mucho menos frecuentes cuando el le contó que finalmente era novio se "su musa" dándonos así un poco mas de privacidad y tranquilidad, paz y tranquilidad que desapareció en el momento que volvimos a casa.

 —¡HIJO MIO!—. Grito ella corriendo en nuestra dirección  con los brazos abiertos como si fuera una madre que ve a su hijo después de años.—Te fuiste siendo un niño y regresas siendo un hombre, se que te dolió pero tranquilo, dicen que no siempre duele después, con el uso te acostumbras y lo disfrutaras.

Sus mejillas se tornaban rojas al igual que las mías, y mi corazón latía con fuerza, durante el resto de las vacaciones nunca paso eso, nunca paso por mi mente tocarlo, solo quería pasar un buen rato con el y ella tenia que saberlo, solo que había un problema, mis labios no se movían y mi voz no salia y por mas que Ariel le negara, por mas que le decía que eso no había sucedido, ella seguía aferrada, quería saber que es lo que había pasado con lujo de detalle, y por alguna razón mirarlos, verlos sonreír y pelear me hizo recordar a Kristen ¿Como estaría? ¿Que estaría haciendo de su vida? ¿Debería verla?.

Después de todo ella fue mi novia, y la había engañado, y hablar de ella en las vacaciones con Ariel me abrió los ojos y darme cuenta de todo el dolor que le cause.

Así que después de llevar a mi ahora novio y a su mejor amiga a casa emprendí camino a la enorme casa de esa rubia de sonrisa blanca ¿Me recibieran bien sus padres?. La  respuesta parecía ser un gran si al ver como su madre me recibía con una gran sonrisa y bajando las escaleras de mármol pulido y el resonando de unos perfectos tacones de diseñador estaba ella, con esa cabellera Rubia brillante y un corte pequeño y ropa que ella llamaría informal, sin maquillaje, mostrándose al natural y mas linda de lo que alguna vez se pudo ver, mirándome sin odio alguno y una linda sonrisa.

 — Hola Jack—. La notaba diferente mas linda, mas tranquila, mas alegre y cómoda consigo misma —¿Que estas esperando? sube—. El que me recibiera de esa manera me volvía feliz y se notaba a kilómetros.

—¿Que es lo que te paso? Te noto muy diferente a la Kristen que conozco, a la Kristen que fue mi novia.

—   El día que terminaste conmigo, fui devastada a casa de el fotógrafo... perdón Ariel hablamos por un largo rato y me abrió los ojos, me dio una perspectiva diferente de la vida entera, y el estar en ese colegio era impedimento para que fueras feliz, y comprendí, que, si alguna vez te ame tenia que dejar que fueras feliz, y aun hay mas cosas que quiero hablar contigo ¿Que te parece si me cambio y me quito esta ropa me pongo algo menos ostentoso y vamos por un helado con mucho chocolate?

Esa manera tan sencilla que estaba teniendo me sorprendió, ella había cambiado, y quería conocerla, lo que me puso a imaginar las cosas que estarían haciendo Laura y Ariel

Los chicos no se enamoran    #dampremios2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora