capítulo 14.

129 19 7
                                    

Los latidos aumentaban como el sonar del tambor, tan rápido, tan fuerte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los latidos aumentaban como el sonar del tambor, tan rápido, tan fuerte.

Mis manos temblaban ¿Como había llegado a esa decisión? ¿Como me había llenado de valor para terminar con Kristen?

Era fácil, todo tenia que agradecer a esas palabras tan serías de una chica que no lo era tanto, de una chica llamada Laura, y para entenderlo mejor tenia que retroceder al menos un par de días, los días en los que ella actuaba de una manera aún mas extraña. Extraña en el sentido de que al pasar los días ella se tornaba mas callada, menos alegré, menos ella.

En esos días intente acercarme a ella pero, al parecer no le caía tan bien como pensaba, ella decía no solo que estaba alejando a su mejor y único Amigó de su lado si no que si lo hacia llorar terminaría arrancándome la cabeza.

—Pero... Yo soy tu amigo—. Dije una tarde en el receso, el clima a pesar de estar nublado era cálido, lleno de humedad lo que provocaba que la coleta de Laura se esponjada.

Sus mejillas se tornaron rosadas en ese momento e intentando ocultar una sonrisa en su mirar respondió. —¿Que acabas de decir?

—Que yo también soy tu amigo, y bueno, eres la mejor amiga de Ariel... ¿Porque lo alejaría de su lado?.

Ella no dijo nada, era la única perdona de la escuela que sabia nuestro secretó, era nuestra confidente, la única que sabia el hecho de que me gustaba Ariel y que, posiblemente yo le gustaba.

El fin de semana se llegó con rapidez,  y el plan de salir con Laura para conocerla mejor, para saber quien era realmente esa joven con la que Ariel pasaba tanto tiempo, para conocer otra parte de el.

Al salir de casa y estar frente a la de ella no podía hacer otra cosa mas que mirar al frente, a una ventana en especial, a la ventana de el imaginando que es lo que estaría haciendo en ese momento.

—Hola—. Se escuchó a la par que tocaban mi hombro, de una manera dulce y delicada, la maní de Laura que me sacaba de mis pensamientos —¿Mirabas la casa de Ariel?

—Si.

El que ella me abrazara era tan raro como ver a la directora con el cabello suelto y divirtiéndose, pero lo hizo, me había abrazado.

El sonido de las aves cantando alegremente por el parque y el sonido de los niños riendo y jugando era agradable, muy agradable, Laura lucia tan alegre, tan llena de vida ¿Que era lo que tenia que decirme? Que era aquello por lo que me pedía hablar con tanta urgencia e importancia que no podía decirlo por teléfono.

—Jack...—. Hablo finalmente mirándome a los ojos. —¿Porque si te gusta Ariel no se lo dices?

¿Porque no lo hacia?

Quizá era ese temor a ser rechazado por mi familia, a ser excluido por ser el único que, al único al que le gustaban las personas de su mismo sexo, a que se burlaran de mi en la escuela, a miedo de ser rechazado por el.

—Porque yo no le gusto, porque si mis padres se enteran de eso... Terminarían por negarme.

El ceño fruncido de ella y esa mirada tan fija podían penetrarme.

—Tu que sabes que siente Ariel por las personas, si no le gustas el te lo dirá, así como me lo dijo a mi. — ¿Decírselo a ella? Es que acaso a Laura le gusta Ariel... —Ademas... No puedes ocultar quien eres por la aceptación de tu familia, porque pues... Son tu familia, ellos te seguirán amando a pesar de todo y tus preferencias no tendrán porque apartarlos, pero... A pesar de eso, no veo bien el que utilices a Kristen para ocultarte, por mas odiosa, fastidiosa, malvada y por mas pésimo que ella me caiga ella te quiere, y no me gusta esa idea, imagina que Ariel te usara de esa manera, ¿No te sentirías mal? Cuando ella se entere le dolerá tanto que no me gustaría estar a su lado, puede que sintiera empatia por ella.

Eso me dejo pensando, tenia toda la razón, a mi no me gustaría que jugaran de esa manera con mis sentimientos y yo lo estaba siendo. Todo lo que ella me decía me ponía a pensar cada vez mas, ella tenia toda la razón del mundo, y al igual que mi nana, intentaban convencerme para que hablara con mis padres pero temía por mi.

Esa misma tarde, después de hablar con esa chica tan rara y de que ella me ofreciera su apoyo decidí enfrentar uno de esos dos problemas, hablaría con Kristen y le diría la verdad, o al menos la mayor parte de esa verdad, ver como sus ojos se humedecían al comenzar a llorar me dolía, parecía un mounstruo en toda la extensión de la palabra, mirarla de esa manera, tan derrotada, usada, ¿Como podía alguien como yo haber hecho eso? el temor de ser rechazado por mi familia y ocultar mi naturaleza me obligo a jugar con alguien que no se lo merecía, a pesar de que en momentos me sacara de mis cabales ella siempre estuvo allí a mi lado, incluso en el momento en que me cambiaron de escuela y que ninguno de mis supuestos amigos, amigos que me seguirían para siempre estuvo, que ella se cambiara de escuela despojándose de esos lujos y comodidades aunque fueran mínimos para estar a mi lado, quería explicarle, quería que me entendiera pero ella se alejo con esas lagrimas derramándose por su rostro blanco y perfecto que tanto cuidaba.

-Dejala, necesita tiempo-. Hablo Laura antes de que pudiera ir tras ella y poder explicar las cosas de una manera mejor.

De regreso a casa de Laura, ya con la luna sobre nosotros y esa briza fresca que nos envolviera en cada paso que dábamos, mi corazón se detuvo y mis ojos no podían dar crédito a lo que estaban mirando, era algo que ni en mis mas retorcidos sueños pude ver.

¿Y que era eso que me tenia de esta manera?

Pues a la chica que alguna vez fue mi novia con el chico de mis sueños, besándose, el suelo se me movió por completo, esto tenia que ser una pesadilla, mi mano apretaba tan fuerte la de Laura que sentía que tarde o temprano la lastimaría, mas ella no decía nada, ambos se intercambiaron un par de palabras y ese semblante triste de la rubia bella frente a el volvió a llenarse de tristeza y sin mas se marcho.

Mi corazón latía, latía con tanta fuerza que no podía contenerme, mis pernas se movían solas al ver como el se acercaba a nosotros con esa sonrisa llena de ternura que solo el sabe hacer, mi respiración se entrecortaba y al sentir ese tacto de sus manos en mis mejillas mi rostro se torno tan rojizo como la blusa de Laura quien, con un suave -Hasta mañana-. se retiro dejándome a solas con el, tenia que hacerlo, a pesar de todo lo que vi, de todo lo que había pasado hoy, tenia que hacerlo, no tenia porque arrepentirme, este era el momento, hoy o jamas pasaría, tenia que hablar o nunca se enteraría de lo que siento por el.

-¿Estas bien?-. Pregunto el con ternura.

-No... Hay algo que quiero decirte pero... pero no se como

-Solo dilo.

Esa mirada tan llena de ternura, de comprensión, sin temor me hacían sentir mas seguro de mi mismo, hablaría con el y le dirá todo aquello que me guarde por tiempo.

-Ariel.. me gustas.

Los chicos no se enamoran    #dampremios2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora