31. Oficialmente suya

5.8K 277 4
                                    

Mía, por contrato, de corazón y frente a la ley. Mi mujer y ante todo mi muñeca...

Sebastien se sienta a mi lado y me abraza por los hombros, atrayéndome hacia él.

—Todo se solucionara, muñeca, estás conmigo, estamos juntos podemos con lo que nos pongan enfrente— asiento apoyando mi cabeza en su hombro.

—Cásate conmigo, Sebastien— susurro en su oído.

Él sonríe.

—Sabes que nos casaremos, hermosa.

Niego.

—Cásate conmigo, ya mismo— pido en su oído—, firmaremos el papel mañana, necesito haber firmado.

—¿No querías algo grande?— niego, ya no quiero nada grande, quiero mi jodido nombre junto al suyo, eso quiero.

—No, Sebastien, ya no me puedo permitir eso, no con todo lo que está pasando— le pido—. Alonso y Renna serán los testigos, ya lo hable con él, en el registro solo tenemos que ir y firmar. Nada más.

—No podemos hacer escándalos con eso ahora, amor.

—Será privado, Sebastien, registraran todo privado, pero necesito tener eso— susurro—, después de lo que pasó hoy, nada se me hace más seguro que firmar eso.

—Vale— dijo asintiendo—, será un secreto mientras, solo lo sabremos nosotros, más nadie, porque no nos podemos permitir que se haga un escándalo.





Llegamos al registro casi de noche y en cosa de minutos nos pasaron a un salón privado. Me hacen hacer el juramento, a Sebastien también, suelto un par de lágrimas. Estoy inmensamente feliz.

—Firma aquí y el,a— me indica el notario, lo hago, nunca he estado tan segura de algo en mi vida. Sebastien también lo hace para luego sonreír—, bueno ahora oficialmente los declaro marido y mujer, puedes besarla, Sebastien.

Sebastien sonríe y sus ojos se ven tan claros y puros, como si lo sintiese irreal. Me atrae hacia él por las caderas y me besa.

Siento que la alza y yo sonrió sobre el beso, no nos habíamos besado desde hace casi dos días, los dos estábamos muy preocupados como para eso.

Muerde mi labio y acaricia mi nariz con la suya.

—Te amo, Alice, en serio no tienes una idea de la manera en la que te amo— susurro antes de bajarme y tomarme de la mano.

Salimos de ahí y Alonso le lanza las llaves del auto mientras ríe.

—La quiero en una pieza, mañana al mediodía, ¿me oyes, Aubriot?— río y asiento.

Sebastien me sube al auto y arranca a toda velocidad. Me agarra la mano y la besa cada vez que puede mientras conduce.

Me siento un tanto incomoda de que no hable.

—¿Estás bien, hermosa?— meneo la cabeza.

—Estas muy callado y me pones nerviosa.

—No sé qué decirte, nena— dice riendo por lo bajo, mirandome un poco—. Me siento de ensueño. Me siento feliz.

Sonrio de lado.

—No me lo creo— confieso—, no me creo que me case tan espontáneamente y me encanta haberlo hecho así, amor.

El asiente dandome la razón.

—Me parece bien, hermosa.

Llegamos a una playa y bajamos del auto, me quito los zapatos y la camisa. Sebastien hace lo mismo y me toma la mano, comenzamos a caminar por la playa, en la orilla, viendo como baja el sol.

MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora