18. Huida

6.3K 342 34
                                    


Mi teléfono no suena. No pasa nada. El auto va a una velocidad altísima, tanto que no veo lo que pasa a mi alrededor.

Paro en el banco y con una linda sonrisa me dan una cita con el gerente.

—Hola, buenas tardes— digo sentándome—. Cariño necesito cambiar la contraseña de mi cuenta— Sebastien se sabe la contraseña y no quiero que nada me impida salir de aquí.

— ¿Identificación?— se la pasó y comienza a teclear.

Cinco minutos después todo está listo.

—Quiero depositar un dinero en esa cuenta— le digo.

Ya no son cien sino setenta. La moto me costó eso.

Se los pasó y el asiente.

—Esto se hará efectivo en unas horas. Debes esperar.

Perfecto. Lo mete a una habitación y el dinero se lo van colocando en una maquina.

—Muchisímas gracias, cariño— digo y salgo del banco.

¿Donde ire ahora? Al aeropuerto.

Mi teléfono está casi reventado en llamadas y mensajes. Necesito irme de este jodido país.

Manejo al aeropuerto y veo los próximos vuelos. Tengo que ir a un sitio donde Sebastien no imaginé tan fácilmente.

Rusia y Alemania no, los descarto porque son sitios de los cuales le conte Gracias  me llamaban la atención. Inglaterra muchísimo menos. Dubai menos. Colombia es suponible también la descarto.

¿Italia? ¿Letonia? ¿Canadá? ¿USA? ¿Argentina? ¿Brasil?

Mi último recurso: Alonso.

—Alonso, ¿recuerdas que me dijiste que me debías unas cuantas? —dije por mi teléfono nuevo.

—Si, preciosa. ¿Pasa algo?

— ¿Cuando vuelves a Italia?— le pregunto.

—La semana que viene.

—Hermano, te hablare claro, me acabo de desligar de los Aubriot, quiero irme del pais— le digo sin rodeos.

—¿Que demonios paso?

—¿En que parte de Italia vives? — le pregunto.

—Verona, Alice— me responde—. Hagamos algo, voy al aeropuerto a dejarte las llaves de la casa y la dirección.

Me dice un par de cosas más y cuelga. Compro el boleto y suspiro.

Lo primero que haré será cambiar mi cabello, buscar un trabajo, un departamento y un estudio de baile donde distraerme.





Verona es jodidamente lindo. Todo es bastante bello aqui, estoy en la mansión de Alonso. Trabajo con él y pues estoy bien entre lo que cabe pero mi corazón esta destrozado.

No sé lo que son redes sociales desde que me fui. O por lo menos las mías propias. He abierto cuentas con nombres falsos con el fin de poder revisar todo lo que me gusta.

No quiero que nadie me encuentre. Quiero olvidar a esa familia de mierda.

Mi cabello ya no llega a mi cintura. Llega a mis senos y las puntas son rojas sangre.

Alonso entra a mi cuarto y sonríe.

—¿Todo bien, preciosa?— asiento con una sonrisa.

MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora