—Habían asesinado a una familia.
“El primero fue el padrastro, la segunda fue la mamá y por último, la pequeña Samantha de tres años.
Todos habían sido degollados.
No te pudiste sentir una atracción más gigante, y como eras detective, tomaste este caso, ¡acto idiota!
“Lo primero que hiciste, fue ir a la casa, donde maravillosamente encontraste tres pruebas faltantes, que estaban escondidas de una forma perfecta; después te dirigiste al cuerpo de Samantha, donde inspeccionaste su cabello y encontraste una palabra tatuada: «VENGANZA».
“Al momento de que encontraras eso, te fuiste de inmediato a un río, donde te fuiste corriendo a la corriente. Buscaste algo con suma determinación. Encontraste una navaja. Tú, solamente, sin ayuda. Entre el río y una piedra, que tenía tallada la misma palabra de la cabeza de la niña.
“Aseguraste que tenía huellas, así que fuiste al laboratorio y le dijiste a dos personas que revisaran el ADN del arma letal. Ellos te habían dicho que sí, mientras tú te ibas a tu hogar a "descansar".
“Pero despertaste, mientras la policía te esposaba y llevaba al carro de policía. ¿Aún no entiendes por qué?
“Tú eres quien los asesinó. ¿Quieres saber cómo lo confirmaron? Pues la primera prueba fue que conociste con perfección los lugares que tenían pruebas ocultas. Oh, qué interesante ¿verdad?
“La segunda, fue la manera en que no sentías nada por las muertes. Investigaste la cabeza de la niña como si ya la hubieras conocido de toda la vida; demasiado... asqueroso.
“La tercera, fue que técnicamente el hombre y la mujer que asesinaron, con uno de ellos tuviste un amorío, y el otro, que era tu "amigo" te robó al que jurabas que era el amor de tu vida, y la niña aún no confirmabas si era hija de ambos o era alguna chica adoptada.
“Y por último, fue que, después de que nos dijeran la compatibilidad del ADN, no lo creíamos pues habías tocado el arma, pero nuestros agentes confirmaron qué hay huellas tuyas en partes que no tocaste de la casa ayer. Inseguros, fuimos a tu casa, mientras observamos cómo dormías en tu habitación. Revisamos toda la casa, sigilosamente, hasta que nos encontramos con el ático—que estaba muy bien oculto de hecho—.
“La escena nos dejó espantados. Habían cuerpos cortados en pedacitos. ¡Eres un maldito asesino! ¡Casi asesinabas a mi hermana! Por suerte llegué, cuando solo estaba su cuerpo esperando a ser cortado.
—Tienes un trastorno de identidad. Una de ellas, era la persona pacífica y burlona que sueles ser en gran parte del día. En la noche, sale un psicópata con envidia de la felicidad de los demás. Así que por tu culpa, persona cretina, no saldrás nunca de aquí. ¡¡Nunca!!
Dicho eso, se marchó, dejándote ahí, procesando toda la información, mientras llorabas y luego carcajeabas. No te importaban los problemas. Eras felices con las personalidades que tenías.
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Relatos de Artistas
RandomAquí se publicarán en exclusiva todos los ejercicios de nuestros Artistas de las Palabras, por orden de envío. Cada relato ocupará una parte o capítulo, para que podáis votar, comentar o compartir. Queda prohibida la publicación externa de ellos. As...