Sentí un zarandeo bastante molesto que intentaba despertarme.
Lo ignoré todo lo que pude pero era demasiado molesto.
-Despierta, joder, despierta.
Abrí obligado los ojos y estaba furioso, ¿por qué me despertaban así?
-¿Que pasa?-Pregunté desganado.
-¿Quién le ha dicho a mi padre que nos casamos?
Me incorporé y terminé sentado a su lado, mirando su expresión temerosa.
-Habrá visto el telediario.
Recuerdo el día siguiente al concierto, habíamos abierto todos los telediarios, éramos portada de todas las revistas, llenas de especulaciones sin sentido que no hacían otra cosa que incitar a la gente para que la comprara, y también gracias a eso vendía más discos y me conocía más gente, supongo que debería darles las gracias a los que contribuyeron.
-Mi padre no ve la tele, se lo ha tenido que decir alguien.
Estaba desesperada, era obvio que no quería reencontrarse con su padre.
-¿Pero quién?, ni tu madre ni tu hermana hablan mucho con él.
-Supongo que lo sabremos cuando llegue.
Durante toda la conversación había estado medio dormido, pero desperté cuando oí eso.
-Ah,¿¡qué va a venir!?
-¡Sí sí, dice que quiere conocerte! Según él las estrellas de Rock solo piensan en orgías y drogas.Quiere asegurarse de que no eres así.
-Que majo tu padre.
Yo también terminé asustado, ya bastante me había costado gustarle a su madre como para ahora preocuparme por su padre.
Estaba alterada, parecía que tenía un subidón de azúcar.
-Venga, date prisa, está a punto de llegar.
Saltó de la cama y parecía un torbellino, no hacía más que moverse de un lado a otro, parecía que volaba.
Nunca me había vestido y aseado tan deprisa, era como estar en un mundo paralelo o algo así.
Incluso me retocó el peinado y se miró once millones de veces en el espejo.
-¿Por que quieres causarle buena impresión a alguien que no te importa?
Seguía peinándose una y otra vez, tenía el presentimiento de que acabaría calva.
-Si me importa, ahora más que nunca,porque podría hundir tu carrera, acaba de encontrar trabajo como periodista.
-No te preocupes tanto,me comporte bien o mal nada de eso cambiará.
Se rió en un tono que indicaba que era un ingenuo, conociéndola seguro que tenía razón.
-Veo que no lo entiendes, todo lo que hagas, cualquier cosa que no sea correcta la exagerará y parecerá que eres un machista, homófobo o lo que sea.
Podía olerse la tensión, mi vida podía cambiar en cualquier momento por cualquier cosa, me preguntaba si existiría un día en el que no pasara nada.
Sonó el timbre y sentí un hormigueo en la espalda.
Paula se dispuso a abrir la puerta pero me adelanté.
-No me dejes parecer un machista.
Abrí, y una cara de pocos amigos apareció ante mí.
-Hola Señor, ¿cómo está usted?
Intenté dibujar una sonrisa en esa cara arrugada y redonda, pero ni pestañeó.
Empecé a ponerme nervioso, una sonrisa algo falsa apareció en mi cara.
Me aparté para que pudiera pasar.
No dijo nada, ni siquiera saludó a su hija, se limitó a mirar la casa de un lado a otro, con su antipático gesto.
-Tu novio tiene el pelo algo largo.-Le dijo a Paula.
-¿Pero le sienta genial no crees?
Se sentó en el sofá y nos observó.
Su mirada nos acosaba, debería denunciarla por bullying o algo así, pero es un disparate.
-¿Quiere algo de beber?-Pregunté.
Paula me susurró al odio que no pareciera pesado, pero los nervios eran los que me movían.
-No gracias, con que te sientes es suficiente.
Me senté a su lado, pero tampoco demasiado cerca, no quería parecer pegajoso.
-Así que eres el futuro marido de mi hija.
-Si señor, y prometo tratarla con el respeto que merece.
Seguía observándome, serio y con la cabeza muy levantada, no se fiaba de mí y no sabía como lograr que lo hiciera.
Miró a mi compañera de viaje, la cual tragó saliva y mostró su sonrisa más falsa.
-¿Te trata bien?
Me sorprendió esa pregunta, y más todavía que a Paula no.
-Sí, no es como los que has conocido.
Estaba perdido, no sabía de quienes hablaban.
-La gente engaña mucho.
-Papá, llevo con el dos años y estoy bien, ¿lo ves?, ni un moratón.-Le dijo estirando los brazos para que lo viera.
Nunca había pensado en su pasado pero ni en mis peores pensamientos podría haber llegado a pensar algo así.
-Señor, yo no soy un maltratador.
Padre e hija me miraron al unísono, pero pensaban cosas distintas.
-Ya lo veo, me has caído bien, eres educado,de más,pero me has caído bien, eso sí, basta que le rompas una uña para que te destroce la vida.
-No soy esa clase de gente.
Se levantó y se fue a la cocina, supongo que para dejarnos solos, debió interpretar de forma correcta mi reacción al escuchar la palabra moratones.
-¿Quiénes son esos hijos de puta?
-¿Qué más da eso?
-Paula tienes que denunciarles.
Tenía mucho miedo, creía que si lo hacía volverían a por ella, pero no era así.
-No te preocupes, estoy aquí para protegerte, le pisaré el cuello a quien quiera hacerte algo.
Tenía lágrimas en los ojos, seguramente estaba recordando todos esos momentos.
Me acerqué a ella y la abracé, necesitaba sentir que estaba ahí, para ayudarla a superar lo que había pasado, para que viera que estaba allí.
Comenzó a llorar y aceptó mi abrazo, ocultó su rostro cubierto de lágrimas en mi camisa y yo besé su cabeza para que se sintiera querida.
Miré al frente, el padre de Paula me sonreía con aprobación.
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El beso más caro del mundo
Short StoryArthur es un músico que tiene todo lo que puede desear:fama,amigos, una novia de la que está locamente enamorado... Pero todo por un pequeño despiste se tuerce y Arthur debe hacer frente a sus mayores retos: superar todo lo que se le viene encim...