Le di una nueva calada a mi pitillo y observé el techo con mucha tristeza.
Le envié el humo con desprecio, me sentía desganado y tenía q salir a cantar.
Presentía que iba a salir mal, tal vez por mi manera de cantar o porque ni siquiera iba a salir, no me sentaría bien.
Oí al público gritando mi nombre, querían q cantara mi sufrimiento porque lo disfrutaban, mis canciones les hacían sentir cada vez más vivos y a mi cada vez más muerto, no pensaba salir.
El bajista de mi grupo se presentó ante mi.
—¿Has vuelto a recaer?—Me preguntó.
—¿De verdad crees que mancillaría su recuerdo así?
Se sentó como pudo a mi lado y me dió el pésame con la mirada.
—Se que es duro , que sientes culpable, pero ya ha pasado mucho tiempo.
—A veces todo el tiempo del mundo no es suficiente.
Quise darle otra calada al cigarrillo, pero me lo quitó de la mano y me recordó a Paula.
Recordé las ganas q tenía de vivir, sus ideas extravagantes pero q a mi me parecían obras de genios, en resumen todo lo maravillosa q era y ahora siempre será.
—Tal vez, pero si no sales ahora echarás tu carrera a perder, estoy seguro de que no querría eso.
—No puedo salir, no puedo ver como disfrutan esas canciones.
—Pues cierra los ojos y piensa que está entre el público, escuchando todo lo que tienes que decirle.
Por un momento me sentí con ganas de cantar a los cuatros vientos, de quedarme afónico cantando todos mis temas, pero en cuanto me puse de pie vi mi coche estrellado, revivía una y otra vez el impacto, el ruido de la ambulancia, su funeral... todo, y volví a sentarme.
—No sé si esto ayudará, pero debes saber que todos han traído la vela.
La fuerza volvió de repente, me di cuenta de que en verdad mi público si se preocupaba por mí, o al menos lo disimulaba bien.
Me levanté, cogí mi vela y armándome de valor salí, dispuesto a librar mi mayor batalla.
Mis fans se pusieron eufóricos cuando me vieron y caminé hacia el micrófono acompañado de sus gritos y aplausos.
Encendí la vela y ellos me imitaron, respiré hondo y cerré los ojos.
Ahí estaba, bailando, y mirándome con una de esas sonrisas pícaras.
Abrí los ojos decidido y comenzaron a sonar los acordes de My little princess, el público se volvió loco y comenzó a mover la vela de un lado a otro.
Cuando llegó mi entrada me sentí capaz, todo había terminado, había ganado.
Miré al cielo y lancé un beso, demostrando mi victoria.
ESTÁS LEYENDO
El beso más caro del mundo
Krótkie OpowiadaniaArthur es un músico que tiene todo lo que puede desear:fama,amigos, una novia de la que está locamente enamorado... Pero todo por un pequeño despiste se tuerce y Arthur debe hacer frente a sus mayores retos: superar todo lo que se le viene encim...