Capítulo 6: Inevitable

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La velocidad con la que conducía disminuyo considerablemente; fue entonces cuando pude contemplar el bello paisaje frente a mí... un lago de un azul oscuro y montañas a nuestro alrededor tapizadas de un color verde jade espectacular y en la cima, grandes nubes grises que comenzaban a descender haciéndonos saber que, el luminoso y espectacular día no duraría mucho más tiempo. Estábamos en plena temporada de lluvias así que era de esperarse, en ese momento comencé a cuestionarme si realmente sería de utilidad el traje de dos piezas que empaque

— Hermoso, ¿no es así? — su voz me sacó de mis pensamientos sin sentido en un instante

— Más que eso... — sonreí aun observando el paisaje por la ventana, para luego volverme a mirarlo

— Valle de Bravo es uno de mis lugares favoritos para olvidarme del resto del mundo...— dijo al mismo tiempo en el que se quitaba los lentes de sol

— Uno de tantos, ¿no? — pregunté con sorna

— Uno de pocos...— su sonrisa socarrona aprecio una vez más

— La verdad es que viajar no es uno de mis pasatiempos favoritos aunque es parte de mi vida cotidiana. Este lugar es una de las pocas excepciones que hago debido a la cercanía, a los paisajes y el clima; las costas y lugares con climas tropicales son una verdadera pesadilla para mi...— dijo sin quitar la vista del camino

— Entonces, ¿conoceré tu principal sitio de escape solo porque me dejaste sola unos días? — pregunté, enarcando una ceja

— Conocerás mi principal sitio de escape porque necesito dejar de pensar en el trabajo, y tú también...— reí, tenía razón, ¿Cómo podía negarme a ello?

— Cierto, tienes razón. Solo tengo una pregunta más... Si odias las costas y los sitios tropicales ¿Por qué me pediste que empacara un traje de baño? — río en voz alta

— Podría haber un día soleado... debías estar lista para la ocasión...— me solté a reír a carcajadas, acción que de inmediato, causó el mismo efecto en él.

Minutos después cruzábamos por las calles del centro, las lindas casas y tiendas coloniales eran preciosas, le daban un toque pintoresco al lugar que simplemente me encantaba y no podía dejar de preguntarme la razón por la que nunca se me había ocurrido visitar este lugar.

Cuando comenzamos a acercarnos a las periferias del pequeño pueblo logre distinguir desde la distancia una larga y bastante alta pared de piedra que parecía delimitar alguna propiedad, segundos después Alex se detuvo justo frente a un gigantesco y aparentemente pesado portón de madera que yacía en la parte media de la interminable barda, bajo del auto con un juego de llaves en manos para quitar el candado que lo mantenía bien cerrado y el notorio esfuerzo que hizo para poder abrir una de las hojas de este, confirmó la sospecha de lo pesado que era.

Tal vez, seamos para siempre...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora