Capítulo 12

70 6 0
                                    

Al volver del garaje tras pedirle a Rodrigo que se dirigiera a la entrada y luego de ver a Alejandro subir a la camioneta, camine directo a la cocina, tenía hambre, necesitaba algo de comer, abrí la puerta del refrigerador para tomar lo necesario y prepararme un sándwich. Estaba sacando el pan de la alacena cuando escuche pasos de venían del piso de arriba y unos segundos después, Erica y Marco bajaban por las escaleras.

— ¿Van a salir? — pregunté y mi amiga dio un salto instantáneo

— ¡Santo cielo Samanta! Deberías hacer un poco más de ruido para que los demás puedan percatarse de tu presencia...— dijo la pobre con una mano en el pecho, yo reí, es demasiado fácil darle un susto.

Mi hermano también sonreía, sabía lo asustadiza que era, acarició sutilmente su espalda para calmarla y me miró

— Esta noche no saldremos, solo la acompañó a la salida... — arquee una ceja

— ¿Tan pronto? — miré a mi amiga con cara de incredulidad, había pasado muy poco tiempo con él.

— Si, lo siento. Necesito terminar un boceto para una reunión mañana y aún me faltan detalles — respondió con el mismo gesto, al parecer para ella tampoco había sido suficiente.

Marco río y nosotras lo miramos confundidas.

— Son únicas, enserio. Pero se perfectamente lo que están pensando — dijo entre risas

— A mí tampoco me gusta pasar tan poco tiempo contigo cielo, pero tenemos responsabilidades...— se acercó para besar s u sien

— Y tengo algunas cosas que hablar contigo Sam...— fijó su mirada esmeralda en la mía, un escalofrío recorrió mi columna

— No tengo otra opción ¿o sí? — me alcé de hombros, resignada.

— Nos vemos mañana en la oficina Sam...— se despidió mi amiga con una amplia sonrisa para darme aliento y luego atendió el llamado de mi hermano, quien le pedía su mano para caminar hacia la puerta.

Los observaba atenta caminar tomados de la mano, había anhelado esa imagen en mi cabeza tanto tiempo y ahora que la tenía frente a mí me sentía tan feliz por ellos. Erica estaba a punto de desistir y gracias al cielo Marco regresó a tiempo, no es que él no aceptará sus sentimientos por ella, la amaba al mismo nivel, o más, pero tenía otras prioridades en ese momento. Su carrera es muy demandante y aunque no ejerce en un hospital, dirigir una empresa tampoco es una tarea sencilla y lleva toda la responsabilidad sobre sus hombros desde que yo decidí no estudiar medicina.

Me sentía un poco culpable la mayoría del tiempo, pero mi padre comprendía mis motivos y él también. Sabían perfectamente que yo soy demasiado susceptible, que no soportaría ni un día en un hospital y mucho menos el hecho de perder un paciente o verlo sufrir y saber que su vida estaba en mis manos.

El sonido de la puerta al cerrarse me hizo reaccionar y darme cuenta de que mi hermano se acercaba, se sentó frente a mí en la barra y tomó uno de los sándwiches que había hecho.

— Aun sigo molesto, y no voy a estar tranquilo hasta saber que ya no estás expuesta... — dijo mientras le daba un mordisco al sándwich

— Aunque con ese tipo dudo mucho que dejes de estarlo...— dijo entre dientes — hice una mueca, necesitaba dejar bombardearlo en todo momento

— Pero bueno, necesito hablarte de otra cosa... — preste toda mi atención en él, no sin antes darle un buen mordisco al sándwich que tenía en mis manos

— ¿Has pensado en algo sobre lo que te pedí? — preguntó para luego seguir comiendo

— Sigo en ello, aún no estoy segura...— deje el sándwich en el plato — No quiero nada ostentoso, pero tampoco algo tan simple... — me di la vuelta para sacar el jugo de naranja del refrigerador y tomar un par de vasos

Tal vez, seamos para siempre...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora