Soy una celebridad

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Emma se encontraba hablando con Chad en la recepción

-¿también trabajas en la recepción?

-no, sólo estoy ayudando a Ty

-amable, atenta, tienes algún otro valor que deba saber o tal vez un hobby ¿surfeas?

-sí, un poco

-si quieres podría darte algunos consejos

-bueno eso seria...

Tyler la interrumpió

-perdón pero ella ya tiene planes

-entonces ella y tu...

-no, no te confundas, se verá con alguien más

-pues podría cancelar e ir conmigo no crees

-no, no lo creo

-se aclaró la garganta -oigan les importaría si soy yo la que decide y no ustedes los que hablen por mi

-si lo siento -dijo Tyler

-perdona -le siguió Chad

-primero, Ty ¿vienes a tu puesto?

-si, gracias por ayudarme

-es un placer, ahora... disculpa Ty pero quiero hablar con Chad en privado

Chad se le quedo viendo con superioridad a Tyler y se fue para esperar a Emma

-¿segura? -le dijo Tyler a lo que Emma asintió

Chad y Emma se alejaron de la recepción y fueron al lobby

-Chad aprecio que quieras darme consejos pero como te dije tal vez no compita, además Ty tiene razón ya alguien me ayuda con las técnicas de surf

Emma se refiere a todos sus amigos y ya que tienen un lugar privado donde surfear juntos prefiere ir con ellos.

-de acuerdo, entonces tal vez podamos salir, podrías enseñarme la ciudad

-tal vez algún día

-siempre puedes verme surfear sería un honor... para ti claro

-que modesto -dijo sarcástica

-no olvides apuesto, además de que soy una celebridad

-sería imposible olvidarlo

-lo se, soy demasiado genial para que lo hagas

-yo lo decía porque siempre me lo recuerdas, sin mencionar de que todos hablan sobre eso

-sonrio -supongo que ya debo irme, te veré más tarde -Emma no respondió solamente asintió y Chad se retiró

El turno de Nathan término así que se dirigió a su habitación pero cuando iba caminando por el pasillo se topó con Chad

-nos encontramos de nuevo -dijo Chad

-así parece

-oye si estas siguiendome para que te de un autógrafo o algo sólo tienes que decirlo

-Ja -rió sin gracia -ya quisieras, yo solo vengo a mi habitación a descansar

-es cierto ahora trabajas en tu propio hotel -cruzándose de brazos -lo había olvidado

-¡no es mi hotel! ya te lo he dicho, es de mi padre

-¿y por qué trabajas aquí? expiraste tu tarjeta de crédito y tu padre te castigo con tener que pagarlo todo

-¡No!

-¿entonces?

-sabes que, yo no tengo por que darte explicaciones de nada ¡así que ya déjame en paz! -paso por el lado izquierdo de Chad para dirigirse a su habitación

-Nathaniel -lo llamó

-y ahora que -se detuvo y volteo hacia donde estaba Chad

-¿vas a competir?

-¿por qué? ¿Te da miedo de que lo haga? -levantó una ceja y lo vio con superioridad

-para nada, es sólo que quisiera ver tu expresión cuando yo gane

-como si fueras a ganar

-¿quieres apostar?

Nathan se quedo en silencio

-lo tomaré como un no, lo ves, sabes que ganaré -se dio la vuelta y comenzó a caminar

-Chad -lo llamó a lo que el volteo
-acepto, voy a competir

-será lo único que harás además de verme ganar

-al contrario, tú me verás ganar Chad

-eso ya lo veremos

***

-¡que! Entonces aceptaste

-que opción tenía, ese tonto engreído me asediara con su victoria ¡no puedo permitirlo!

-de acuerdo, eso lo entiendo; pero recuerda que el concurso puede transmitirse en vivo y si eso sucede los chicos podrían enterarse de la verdad

-¡hay no! lo olvidé

-tienes dos opciones, no compites o les dices la verdad

***

Nathan fue a la playa secreta para ver si podía despejar su mente.

Tomó su tabla y entró al agua, trataba de surfear pero cada vez que intentaba parase sobre la tabla o hacer un nuevo movimiento se caía de tabla, decidió salir del agua y cuando lo hizo se encontró en la playa a cierta chica pelirroja.

-Hola -le sonrió dulcemente

-Hola -le sonrió forzado

-¿quieres surfear?

-no gracias, como pudiste ver ni siquiera puedo pararme en tabla sin caerme -se sentó en un tronco

-todos tenemos un mal día de vez en cuando -dijo sentándose frente a él

Hubo un momento de silencio

-¿alguna vez te has arrepentido de haber echo algo?

-si, muchas veces

-¿en serio?

-si, todos cometemos errores

-y si no hay forma de arreglar tu equivocación

-siempre hay una forma -Nathan bajo la mirada -mírame -dijo dulcemente a lo que el chico la miró -tienes derecho a cometer errores, y no importando cual sea tu equivocación si tratas de arreglarlo se que todo estará bien
-¿lo crees?

-te lo aseguro -le sonrió

-le sonrió de vuelta -gracias

-de nada, espero haberte ayudado

-hiciste más que eso -dijo parandose a lo que Emma lo siguió -hiciste que pasará un buen momento

-también la paso bien cuando estoy contigo -le dio un beso en la mejilla -nos vemos -se despidió y se fue

Nathan sonrió mientras la veía alejarse.

La Surfista Y El Hotel De Los EngañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora