El huésped desordenado

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Nathan se encontraba en su turno junto a Emma.

-Hola -se acercó a ella mientras estaba limpiando una mesa

-Hola

-quiero decirte algo, más bien es una pregunta

-¿te parece si hablamos luego? Sabes que a Kelly no le gusta que nos distraigamos mientras estamos de turno

-lo sé, lo sé, pero solo será un minuto, lo prometo

-está bien

-¿quisieras salir conmigo?

-¿cuándo?

-mañana, para almorzar conmigo

Emma se quedó pensando

-será sólo para el almuerzo, quiero mostrarte algo

-le dedicó una sonrisa -de acuerdo, me encantaría

-sonrió -entonces te veré el sábado en la tarde

-me parece perfecto, ahora ponte a trabajar o nos llamarán la atención a ambos

-a sus ordenes jefa -hizo un saludo cual soldado

Emma rió y Nathan lo hizo también

***

Lo y Finn después de su descanso para almorzar continuaron limpiando las habitaciones.

Tal vez habían elegido mal la habitación a limpiar a continuación considerando que acababan de almorzar, pero ya no podían regresar el tiempo ni elegir otro horario de almuerzo, así que con la mayor esperanza posible de que la pesadilla de la habitación desordenada hubiera terminado abrieron la puerta.
Por desgracia para ellas la pesadilla aún no ha acabado y esa seguía siendo la habitación más desordenada.

-dicen que la esperanza es lo último que se pierde ¿no? -habló Lo

-es cierto

Ambas rieron levemente

-vamos es mejor que comencemos -le dijo Finn

Lo asintió y ambas comenzaron a recoger las prendas de ropa que se encontraban esparcidas por todo el lugar.
Cuando Finn tomó una pantaloneta de lona y la colocó en una bolsa plástica algo se cayó del bolsillo. Finn se percató de ello y después de poner la pantaloneta en la bolsa centro su atención en aquello que se había caído.
Se arrodilló apoyando solamente una rodilla en el suelo, era una billetera de cuero de color marrón oscuro. Vio además que los papeles se habían caído de la billetera.

-¿Finn? ¿qué haces? -le preguntó Lo mientras se acercaba al verla tan concentrada. Cuando Lo llegó al lado de Finn ella se puso de pie con una identificación en mano

-no puede ser, Reed tenía razón
-volteó a ver a Lo

-¿qué? ¿de qué hablas?

-ya sé de quién es la habitación

-Lo la vio sería -¿de quién es?

-míralo tú misma -dijo con decepción dándole la identificación

Lo vio la identificación sin poder creerlo

-no lo puedo creer -vio a Finn
-todo este tiempo y la habitación era de -negó con la cabeza y corrigió -es de...

-es de Axel -terminó Finn -y pensar que no le creí a Reed
-Lo le dio la identificación -no quise creerle

-así que eso fue lo que te dijo la otra vez

-sí y no lo escuché -tiró molesta la identificación al suelo -me siento tan tonta por como le respondí

-colocó su mano sobre el hombro de Finn -¿que harás ahora?

-no lo sé. Supongo que lo primero es -hizo una mueca de disgusto -pedirle una disculpa a Reed

-es un buen comienzo -sonrió

***

-Reed, hola

Finn fue a hablar con Reed en la playa durante su turno. Reed se encontraba encerando las tablas y colocándolas juntas

-¿qué quieres? -preguntó sin levantar la vista

-quiero pedirte una dis... -reunió valor para decirlo -una disculpa, te la debo

-¿eso es todo? -colocó una tabla de pie junto a las demás y volteó hacia ella

-...sí

-entonces si me disculpas tengo trabajo -pasó junto a ella

-espera -Reed se detuvo y volteó
-¿sigues molesto?

-sólo quiero saber que fue lo que te hizo créerme

-estaba limpiando la habitación y una billetera cayó de una pantaloneta, se veían los papeles y ahí estaba la identificación

-entonces necesitaste de algo más que mi palabra para creerlo

-no, aun así sigue pareciéndome increíble. El punto es... que lo lamento, créeme que no dudé de ti porque no confíe en ti es solo que pensé que podrías haber visto algo que en realidad no era así y porque no quería creerte. Yo me equivoqué y lo lamento, perdóname

-lo haré, solo quiero oír la ultima parte otra vez

-...perdóname

-no, no, antes de eso

-¿lo lamento?

-un poco antes

-me equivoqué -murmuró

-¿qué? No te oigo

-lo vio con disgusto -me equivoqué

-un poco más alto

-no puede ser, en serio estás disfrutándolo ¿verdad?

-sí, pero vamos, no he oído que lo digas

-rodó los ojos -me equivoqué, me equivoqué, yo me equivoqué
-alzaba ligeramente la vez cada vez que lo decía -¿estás satisfecho?

Reed se echó a reír y asintió al no poder articular palabra.

-ahora sí -sonrió -te perdono

-sonrió levemente -gracias

-pero... quiero una cosa más

-¿ahora qué? -sé cruzó de brazos

-invita la cena

-suspiró -de acuerdo, ahora si ¿seguro que no quieres nada más? No, no -se corrigió -para que pregunto, olvida que lo dije ¿de acuerdo? No me respondas

-que no te responda a que específicamente

-nada, solo olvídalo

-rió por lo bajo -de acuerdo

La Surfista Y El Hotel De Los EngañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora