A Hoseok le gustan los dulces; Yoongi tiene el apodo de uno.
¿La vida puede ser tan dulce como una paleta o amarga como un limón?
☞Capítulos cortos.
☞No copia, ni adaptación.
☞100% mía.
☞Un poco de Lemon.
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Hoseok caminaba tranquilamente por los pasillos en dirección al baño, faltaba veinte minutos para entrar a clases.
Había llegado temprano para ensayar su nueva coreografía, quería hacerlo perfecto.
En cuanto abrió el baño se quedó helado al escuchar ruido.
— ¡Mmhn si Yoongi ahí! —Hoseok se queda en su lugar sin saber cómo reaccionar.
Cuando escucha el pestillo del cubículo abrirse, él rápidamente se mete a uno de los cubículos más cercanos con las mejillas sonrojadas.
—Gracias por esto —era la voz de un hombre.
—Como sea —y otro. Rayos, se sentía tan apenado que no quería salir.
Se entretuvo jugando con sus dedos, esperando a que salieran ambos, pero solo se había escuchado salir a uno.
— ¿Hasta cuándo pretendes salir? —Hoseok salta en su sitio gritando mientras mira al chico que se encontraba viéndolo desde el otro cubículo —. ¿Realmente piensas que no te había escuchado? Imbécil.
Hoseok traga en seco nervioso, mete sus manos al suéter y no dice nada, manteniéndose en posición normal.
—Yo, lo siento... —carraspea nervioso. El chico de cabello menta frunce el ceño —, no quise interrumpir nada...
—No lo hiciste, ya habíamos terminado —Yoongi lo miraba curioso, nunca había visto a ese chico.
Pero era normal, pues nunca prestaba atención a nadie, ni a su alrededor.
El chico se le hacía atractivo a decir verdad y un poco idiota, pero no le quitaba que quería verlo desnudo.
—Ya veo... Entonces, me voy—sale de ahí y Yoongi lo sigue con la mirada aún recargando su peso en aquella barrera de cubículo a cubículo.
— ¿Cómo te llamas?
Hoseok se queda en silencio, se debatía en si decirle su nombre o no, ese chico tenía algo extraño al que marcaba; peligro.
—Yo... Jung Hoseok—dice apenas tomando el pestillo.
