Capitulo 19:Mala reputación creada.

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'A veces es mejor permanecer en la oscuridad que ser cegados por la luz'

Zoe.

Al día siguiente me levante con ganas de verlo,de besarlo, y mi corazón vuelca con tan solo tenerlo cerca, creo que ha sido una de las personas que se ha metido fácilmente dentro de mi corazón. Nunca antes me habia puesto en esta situación, nunca llegue a imaginarme enamorada. Tal vez porque no conocí a la persona apropiada.

Solo había un problema, Marck, seguía con él, y no si lo de Alex y yo iba en serio o era otros de sus arrebatos, aunque pienso que no, después de que se declarara de esa forma tan tierna...tenía que contarle y romper con él, aunque no fuese tan fácil.

-¡No! ¡No se lo pienso decir!- escuche a mamá gritar tras la puerta de la cocina.

Entré enseguida, dejando a todos los presentes con la boca abierta. Mi madre me miraba perpleja y Williams aterrado. ¿ La razón? no lo sé, pero esto No se iba a quedar así.

-¿ Decirme qué?- pregunté.

- Nada hija, cosas sin importancia.- su mirada reflejaba la tristeza.

- No, dime. ¿Qué es eso por lo que estaban discutiendo? - esta vez desvíe mi mirada hacia mi padrastro quien jugueteaba con las manos.

- He dicho que nada.- ordenó mamá.

- ¡Siempre la misma historia! ¡ No sabéis que soy ya mayorcita para saber las cosas! - grite.

Y por un instante me sentí libre al liberar todo aquello, al sortar algo y gritarselo a alguien, pero me sentía mal, no por haber gritado sino por haberle hablado a mi madre así, no se lo merecía, ella nunca me gritaria.
En la calle hacia frío, y frotaba mis manos para que se calentarse un poco pero aún así no servia de nada. Un auto a lo lejos pego un frenazo a mi lado, y pegue un brinco en mi lugar, la ventanilla del lado izquierdo se bajo dejándome ver a Alex.

- ¿Montas?- pregunta.- Digo porque hace demasiado frío ¿no crees?

- Si, demasiado.

Entre en el auto y subí la ventana, el aire caliente me daba y yo me sentía cómoda. Ninguno de los dos hablaba como la mayoría de veces pero me daba igual. Poco después lleguemos al parking y tenía unas ganas tremendas de preguntarle que que haríamos los dos con esto, pero sin embargo no tenía fuerzas para preguntarle.

-¿Ahora que va a suceder?- pregunté pero salió sólo de mi boca.

- ¿Con qué?- respondió mientras se frotaba la cara frustrado.

- Con ...nosotros.- murmure.

Hubo un largo silencio. Decidida me apresuré a desabrochar el cinturón y abrir la puerta, pero su voz me detuvo.

- No hay nada que resolver.- suspiro.- Tu seguirás con tu vida y yo con la mía.

Sus palabras me rompieron el alma, después de lo de anoche, de su declaración. Me mataba por completo su carácter o cualquier cosa de él, simplemente no podía con todo. Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos que estaban echos pedazos pero aún así, respire muy hondo, expulse el aire y borre las lágrimas.

- No esta vez no Zoé.- me dije para mi misma.

Entonces hice como si nada hubiese pasado y me dirigí como todas las mañanas hacia la entrada de la escuela.

- Buenos días.- me rodeo un brazo Por la cintura y me estrechó hacía él.

- Buenos días.- me separé de Marck y la cogí de la mano, mucho más tranquila.

Me acuerdo de nuestra primera vez, quiero decir de cuando nos conocimos. Era la invisible con una vida de ilusiones y para mí eso era mi mundo, hasta que de por medio se metió Marck, su actitud sigue siendo la misma que cuando lo conocí; arrogante, superior a los demás por encima de cualquier cosa, insoportable, imbécil...Pero en verdad no se lo que me llevó ha ser su novia, no sé si era por el encanto que solía ser conmigo cuando trataba de conquistarme o por estar bajo presión. Me lo pidió una vez que ganaron el partido más importante de su vida, allí delante de todo el mundo, fue hasta mi lugar, se plantó en mi cara y me lo soltó. Se supone que debería ser la chica más afortunada de tener al chico más rico y popular de la escuela, pero no me sentía así, había perdido todo el interés por él y ni tan siquiera sentía  nada, al igual que él. Era la novia más cuernuda de todo el instituto y lo peor es que no tenía valor o no tenía ganas de decirle tan simplemente " no quiero estar más contigo" o un " lo dejamos", cobarde era la palabra que me definía a la perfección.

Yo misma me había creado una mala reputación, y créanme eso no es bueno. Siempre tenía que andar escuchando como la gente cuchicheaba o simplemente hablaba de mí a mis espaldas o incluso en los pasillos, cosa que a eso a ellos les daba igual, pero a mi no, para ser sinceras cada vez estaba más hundida.

Las clases pasaron rápidas, no me di ni cuenta la verdad. Estaba en mi propia nube pensaba y pensaba en cosas que no tenían ni sentido pero así me hacia olvidar.

Hoy era miércoles y tenía la sensación de que algo se me olvidaba, ya lo recordé, Williams y mi madre estarían fuera de la ciudad por un par de semanas y Nick también salió de viaje con su nueva novia.

Ella se llama Dakota, era de piel morena, ojos avellana, pelo R
rubio y un cuerpazo que te morias. Cualquiera mataría por ella.

No como yo...

El sol se había escondido tras las nubes, y el cielo estaba más negro de lo normal, si no llegaba temprano a casa me mojaria, pero no iba a ser pues me quedaba rato.

Me puse mis auriculares como siempre y subo el volumen, para no escuchar nada de mi alrededor, para sentirme aislada como la mayoría de las veces.
Una hora calló en mi pelo y estaba realmente fría por lo que caminé más rápido, pero no sirvió empezó a llover demasiado pronto y tuve que refugiarme.

Muy bien Zoé para una vez que no traigo coche mira que te pasa.

Suspire cansada. El portal de la casa estaba más o menos caliente y allí me refugiada del frío que se levantó de repente, abrazandome a mi misma podía mantenerla un poco más en calor, pero no tardaría en reafriarme.

(...)

Por suerte ahora me encontraba en casa, tranquila y sola, simplemente con los empleados pero tardarían en irse para sus casas ya que yo misma podría preparame algo de cena o lo que fuera. Me daba miedo dormir sola en esta mansión, sin Nick y sin nadie podrían entrar a robar o algo pero es imposible había un portero vigilando todo.
Entonces se me ocurrió llamar a Marck.

Empezó a pegar pitidos pero no lo cogía, y a la cuarta llamada suspire resignada y lance el móvil por los aires. Seguro que se estaba follando a otra zorra como la mayoría de veces.

Sin pensarlo fui a la cocina y abrí un armario, de ahí cogí una botella de wisky y empecé a beber descontroladamente aogando mis penas y lágrimas en aquella botella que al igual que yo estaba sola. No me ardía al tragar como antes, mi garganta se había acostumbrado al acidez que el líquido hacia sobre ella.

Y la cabeza me daba vueltas.

Muchas vueltas.

Y cuando trataba de levantarme me caía.

Y así sucesivamente.

Pero nadie iba a ir a buscarme y ni tan siquiera preocuparse de mí.

Y llorando derramando lágrimas y maldiciendo en voz alta con la botella en mis brazos caí inscociente.

¡Idiota Tequiero!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora