III

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Los rayos del sol entraron de manera abrupta por la ventana. Tal fue la cantidad de luz que se esparció por la habitación que Akaashi se levantó asustado tratando de advertir si se encontraban en peligro. Por supuesto, estaba a salvo en casa de Bokuto y aquello que causó la interrupción tan abrupta de su sueño fue ese tornado naranja llamado Hinata que había entrado a la habitación. Lo paso de largo y se concentró en el cuerpo inerte que se hallaba a su lado.



—¡Whaaaaa! —Gritó el pequeño saltando sobre Bokuto. El chico se incorporó apresuradamente arrastrando en sus brazos al pequeño tornado.



—¿Qué pasa Hinata?, ¿por qué eres tan ruidoso tan temprano? —Inquirió Bokuto después de unos segundos al percatarse que la casa no se estaba quemando, que Akasshi aún se encontraba con él y que nadie estaba intentando robarlos.



—No es tan temprano, Bokuto-san. —Dijo Kageyama al hacer una entrada más tranquila a la habitación. —Kuroo-san dice que es hora de ir a trabajar.



—Date prisa, Bokuto-san. ¡Tengo hambre y ya no hay comida! —Se quejó Hinata mientras, con una mano, tiraba del cabello del mayor y con la otra se acariciaba el estómago.



Akaashi que hasta ese momento se encontraba sonriendo bobamente al observar la tierna escena protagonizada por los dos niños (porque sí, Bokuto también podía ser considerado como un niño en el cuerpo de un joven adulto), puso el gesto serio al escuchar la aseveración del menor y miró a cada uno en busca de una explicación.



—¿No hay comida? —Inquirió mostrando, casi inconscientemente, un poco de molestia.



—No. Ayer Kuroo-san repartió lo que quedaba de pan y fruta. Le dio una porción a Sawamura-san y a Oikawa-san. —Contestó apenado Kageyama.



Ante esas palabras Akaashi no pudo evitar sorprenderse. Él estaba acostumbrado a vivir en un ambiente en el cual predominaba el egoísmo. Y este era claramente ejemplificado por el pensamiento: "Yo, yo, yo y por último yo." Evidentemente siguiendo ese camino se buscaba priorizar el bienestar personal aún a costa de los demás. Por ello el azabache no alcanzaba a comprender como es que ellos, que evidentemente padecían hambre y tenían tantas carencias, podían desprenderse tan fácilmente de su sustento.



—¿Por qué? —Preguntó sin poder frenarse. Kageyama miró al suelo, seguramente pensando que la pregunta nacía en forma de reproche pues él les brindo la comida. Sin embargo, Akaashi estaba genuinamente interesado en saber la causa de tan desinteresado comportamiento.



—Todos somos una gran familia. —Contestó Bokuto a lo que Hinata asintió frenéticamente como si confirmara lo que decía el mayor. —Y siempre tratamos de ayudarnos. A veces, cuando nosotros no tenemos comida, Daichi o Iwaizumi nos comparten un poco de la que tienen. También Suga y Oikawa cuidan a los niños. Y, recientemente, nos ayudan a cuidar a Tsukki... —Así siguió enumerando muchas otras razones que enternecieron su corazón.

Entre la vida y la muerte [Haikyuu!!] [BokuAka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora