Después de la bochornosa escena protagonizada por Akaashi y Bokuto, este se fue a trabajar junto con Iwaizumi y Kuroo. El silencio se hizo presente pero la compañía que le ofrecían Tsukishima y Oikawa le daban cierta tranquilidad. Por primera vez la falta de sonido que ahogara sus caóticos pensamientos no supuso un problema. Sonrió casi imperceptiblemente y siguió comiendo lo que quedaba de pan. Transcurrieron los segundos hasta que los niños (ya con su acostumbrado ruido) entraron y colocaron sobre la mesa un cuenco con agua. Detrás de ellos apareció Suga.
—No lo esperaba tan temprano, Suga-san. —Exclamó un poco sorprendido el rubio.
—Tenemos muchas cosas que hacer. —Puntualizó con una sonrisa. Y, acto seguido se giró hacia Oikawa. —Tooru, ¿podrías llevarte a los niños? Necesitan asearse.
—¿Así que tengo que bañarlos? —Inquirió claramente ofendido. Y, tal vez de manera inconsciente, le frunció el ceño al pequeño Kageyama. Aunque este no se enteraba de nada pues estaba teniendo una pelea con Hinata.
—¿Prefieres cambiarle el vendaje a Tsukishima? —Ese ofrecimiento hizo que palideciera. Negó de manera exagerada y tomó de la mano al pequeño tornado.
—Vamonos, chibi-chan. Hace tantos días que no se bañan y su hedor en esta casa debe ser insoportable. —Al llevarse a rastras a Hinata, los otros niños lo siguieron, más en plan de ver como sufría su amigo que imaginando que compartirían su "castigo".
—Disculpa a Oikawa, Akaashi-san. Es su manera de ser amable ante una situación que lo sobrepasa. —Se disculpó el albino mientras tomaba asiento frente a Tsukishima y lo despojaba de la parte superior del quimono. —Es complicado para él tratar con niños y con un enfermo. Creo que lo hacen enfrentarse con los demonios internos que aún no vence. —Lo miró y esos bonitos ojos marrones reflejaron tristeza y un poco de vergüenza. —Pero no me corresponde a mí hablar de su situación. Tal vez algún día se anime a contarte su historia, mientras tanto te pediría un poco de paciencia ante nuestro caprichoso e infantil amigo.
Ante sus palabras él sintió un vuelco. Su discurso fue tan cálido que inmediatamente se sintió aceptado. Sus mejillas se colorearon de un bonito color rosado y por primera vez su rostro siempre serio e indiferente, mostró un millar de emociones. Pero entre las que más resaltaban eran la confusión y el anhelo. ¿Realmente podía permitirse la ilusión de pertenecer a ese extraño pero bello grupo de personas? ¿Es qué, después de tanto tiempo, por fin podría ser amado?
—Sé que es un poco egoísta de nuestra parte pedirlo pero, ¿podías quedarte? —Lo cuestionó el rubio al dejar de prestarle atención a las manos de Suga y clavar sus ojos en él.
Esos orbes eran tan dorados como los de Bokuto, sin embargo, no tenían el mismo brillo e inocencia. Era evidente que Tsukishima tenía su propia cuota de demonios internos. Lucía tan atormentado y extrañamente frágil que era imposible no experimentar la necesidad de protegerlo, de crear un mundo no tan cruel para él. Era todo lo contrario con Bokuto pues al verlo y advertir la inocencia en su dorada mirada no podías eludir esa urgencia de mostrarle sólo lo bello. En ese momento Akaashi sólo deseaba esconderlo de la podredumbre del mundo. Y supo, aún antes de que se lo pidieran, que él ya no se macharía. Ni siquiera si Kuroo intentaba obligarlo. No era capaz de dejarlo.
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Entre la vida y la muerte [Haikyuu!!] [BokuAka]
FanfictionUniverso Alterno La familia Akaashi ha servido por años a los dioses pero, en un arranque de locura, los humanos maldicen a los dioses y estos deciden darle la espalda a la raza humana. La muerte deja de hacerse presente y la vida sigue su curso. Lo...