II

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Pero no podía permanecer eternamente en esa burbuja que se creó entre él y Bokuto pues esta se rompió de una manera extraña y agradable. Akaashi ya había olvidado que se encontraban acompañados por un par de niños hasta que un torbellino naranja, casi tan bullicioso como Bukoto, saltó hacia él.



—Ellos eran un "boom" y nosotros haciamos "grr" intentando defendernos. Y luego apareció y fue como un "wha". ¡Fue asombroso! —Gritaba un chiquillo de aproximadamente siete años corriendo a su alrededor.



—¡Hey, hey, hey! Hinata no acapares la atención de Akaashi. —Murmuró Bokuto como un niño pequeño mientras fruncía el ceño.



—Pero fue genial. Ellos huyeron y nos dejaron el pan. ¡Hoy podremos comer! —Las mejillas del pequeño se colorearon de carmín y sus ojos brillaron al observar con emoción ese pedazo de pan.



Akaashi, al ver la alegría en las orbes de Hinata y Bokuto no pudo evitar sentirse mal. ¿Para esto su padre había implorado que cesara la muerte?, ¿para que se incrementara la miseria y el dolor? Cerró los ojos un momento y al abrirlos notó que justo al lado de Bokuto se encontraba el otro pequeño en el cual no había reparado por el anormal silencio en el que permanecía. ¿Cómo un niño podía tener una expresión tan malhumorada y una mirada tan fría?



—Hinata idiota, ¿acaso ya olvidaste que salimos a buscar comida para Tsukishima? —Inquirió al propinarle un golpe en la nuca.



—Pero... —Las palabras se ahogaron en sus sollozos. Bokuto se alejó del lado de Akaashi y se acercó a Hinata. Se sentó en el suelo frente a él y tomó sus pequeñas manitas entre las suyas.



—Sé que tienes hambre pero Tsukki necesita la comida más que nosotros en este momento. Prometo que después de llevar este pan a casa, conseguiré comida para ti y Kageyama. Hoy si comerán. ¿Estás de acuerdo? —Hinata permaneció silencio mientras miraba el pequeño pedazo de comida que se encontraba entre sus manos. Al no obtener respuesta Bukoto presionó un poco. —¿No confiás en mí?



Y el tono infantil y herido que uso hizo que el pequeño levantara la cara y lo mirara. En su cara claramente se advertía la indecisión y la situación llenó de indignación el corazón de Akaashi. ¿Por qué un niño tan pequeño debía enfrentarse a esa dura decisión? ¿Por que su padre permitía que la situación fuera de esa manera? Él tenía los medios para hacer que el pueblo en el que habitaba no pasara hambre, sin embargo prefería ignorarlos y seguir sus egoístas propósitos. ¿Cómo alguien como él pudo ser intermediario entre los hombres y los dioses?



—Esta bien. —Musitó y dejó el pan en las manos del Bokuto. Después corrió a refugiarse en los brazos del chiquillo azabache.



Bokuto se puso en pie y Akaashi hizo lo mismo. Parecía que era el momento de la despedida. El verde chocó con el dorado y un escalofrío recorrió la espalda del chico. ¿Realmente lo iba a dejar marchar así, sin hacer nada? Lamentablemente, al parecer, él no era mejor que su padre.

Entre la vida y la muerte [Haikyuu!!] [BokuAka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora