Entre la vida y la muerte [Haikyuu!!] [BokuAka]

XVI

Después de lo que parece una eternidad, por fin estoy aquí. El capítulo es un poquitín largo (ni tanto, no se asusten xD) y le cedo la voz a un personaje que no había tenido oportunidad de contar su historia y que es importante (ya para  el momento en el que entremos a la recta final de la historia lo entenderán). Ojalá les guste. Además traigo a colación cosas que seguramente ya habían olvidado y pongo en la mesa otras. Gracias a los que le siguen dando una oportunidad a estos bellos búhos, cuervos y zorros. Pueden encontrar un poco de OoC y un par de errores así que disculpen.

Por otra parte... no prometo que la actualización sea pronto. Francamente la universidad esta mortal y tengo algunas ideas dando vueltas en mi cabeza (si alguien se ha pasado por mi perfil ya habrá visto que tengo otras historias que acabo de empezar) así que si, soy un desastre total. Sin embargo, este seguirá siendo mi bebé favorito así que no se preocupen, que no lo voy a abandonar.

Y... pues nada, disfruten la lectura :3

Shirabu no quería hacer esto. Realmente no quería. Sin embargo, era su obligación hacerlo. Respiró profundamente antes de salir del futón. Restregó las manos sobre sus parpados y, cuando su vista se aclaró, miró hacia abajo y observó la pacífica figura de Ushijima. Verlo dormir era realmente relajante. Él amaba la fragilidad que envolvía al kitsune cuando respiraba tan profundamente al ser abrazado por las aguas de la inconsciencia. Esa imagen lograba que una increíble ternura y unas enormes ganas de protegerlo lo embargaran pues Ushijima era su todo. Sonrió casi imperceptiblemente cuando advirtió que él estiraba la mano y tanteaba el lugar vacío. Me busca. Shirabu no podía evitar sentirse bobamente emocionado al advertir que no importaba cuantos años habían transcurrido, los sentimientos de Ushijima seguían teniendo esa fuerza avasalladora que lo anclaba al mundo. Sin ti yo no estaría aquí.

—¿Kenjiro? —Inquirió al levantar un poco la cabeza y pasear la mirada (con los ojos entrecerrados) por el lugar. En ese momento, cuando lo vio despeinado, aún oliendo a sueño y con las sábanas aferrándose insistentes a su cuerpo, irremediablemente volvió a enamorarse de él.

—Estoy aquí, Wakatoshi. —Aseveró mientras terminaba de cambiarse.

—Ven, vuelve a dormir. —Ordenó. Shirabu no pudo evitar sonreír y de buena gana lo habría obedecido si no tuviera que entregar ese recado.

—Debo ir a Yomi. —Murmuró con simpleza.

Shirabu no tuvo tiempo de reaccionar. Antes de que se diera cuenta, Ushijima ya estaba detrás de él, lo abrazó por la cintura y enterró la nariz en su cabello. Su respiración le hizo cosquillas.

—Prometo volver. —Dijo el pequeño kitsune mientras colocaba sus manos sobre las de Ushijima.

Permanecieron en silencio un par de segundos. Aquello era una rutina. Shirabu, por su condición, estaba obligado a ir una vez por mes al inframundo. Y cada que debía marcharse, Ushijima se aferraba a su cuerpo casi como si quisiera fundirse con él. Kenjiro no se lo reprochaba ya que realmente lo entendía. Él sería muchísimo más exagerado si la situación fuera al contrario. Yo no sería lo mismo sin ti.