4. Cartas de clichè

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Carta 3

Amor, eres mi todo.

     Te escribo esto, casi a media noche, porque quiero decirte cuánto me importas.

     A veces no sé explicar lo bien que me siento contigo, cuando vamos callados en el coche, cuando te miro manejar, o como cuando dormimos juntos. En todos estos instantes no necesito palabras para llenar el espacio; nosotros, con el simple hecho de estar, lo hacemos. Otras tantas, cuando observo tus facciones recuerdo algo tan familiar, tan "de toda la vida", que no quiero apartar nunca los ojos.

     Tus manos encajan en las mías, tus labios moldean los míos, y tu corazón se acompasa con el mío. Al oírte respirar tranquilo, justo antes de caer dormido, me gusta pensar en que esa tranquilidad te la causo yo, que solo conmigo puedes cerrar los párpados y soñar. Cuando me abrazas quisiera que el tiempo se detuviera para guardar el calor de tus brazos y los latidos de tu pecho en mi subconsciente.

     Realmente deseo pasar el suficiente tiempo contigo como para recordar cada lunar, cada arruga y cada cabello en ti.

     Es aquí donde te digo que mi amor no tiene límites y que con cada "te amo" me condeno una y otra vez ante el destino para nunca olvidarte, para igualmente en mis siguientes vidas encontrarte. Es una promesa. Prometo ir por ti hasta el fin del mundo, hasta el fin de los tiempos; estoy segura que eres mi otra mitad, con la que he nacido ausente y estoy obligada a recuperar.

     Esto solo es un recordatorio de cuánto te quiero y amo. No olvides nunca que eres la persona más importante en mi corazón. Cuídalo mucho, amor mío, porque solo tengo uno y es todo tuyo.

Siempre amándote.
—G.

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