Seguí escribiendo todos los días con el mismo dinamismo, aprendiendo mucho y disfrutando del proceso. Lo malo era que no tenía algo que destacar. No logré dar indicios de convertirme en una joya como parecía que el profesor tenía en mente, pero no me afectó demasiado, estaba muy concentrada en no retroceder para fijarme en avanzar.
—Creo que ya se acerca su cumpleaños —mencionó Natalia una tarde de viernes antes de irnos a clases.
—¿Tú cómo sabes eso? —No recordaba habérselo contado.
—¿Recuerda cuando me pasó sus datos para lo del programa social? —Asentí haciendo memoria—. Pues de ahí lo saqué.
Acosadora nivel llamen a la policía por favor.
—¿Qué hará para festejar? —me preguntó con una ligera sonrisa.
—Lo mismo que todos los años. Nada —respondí sin ganas de tocar ese tema más tiempo, de verdad que no me gustaban los cumpleaños porque me traían malos recuerdos.
Muy malos.
—Podríamos hacer algo sencillo —opinó con esas ganas de querer arreglar todo.
No le seguí el juego porque no había nada qué festejar. ¿Qué se supone que era motivo de alegrarse, saber que estaba más cerca de la muerte?
—Cae en sábado, estaría genial que hiciéramos una pequeña fiesta —insistió.
—¿Una fiesta? —me burlé de la ingenuidad que dejaba a la luz su buen corazón—. Invitaré a la señora taza de café y a cucharón para que no se les ocurra faltar, sería una lástima que se perdieran tal evento.
—No es necesario que venga mucha gente. Mamá siempre me dice que no importa la cantidad, sino la calidad —soltó para hacerme ver que no era tan mala idea—. Vamos, sólo compramos un pastel y listo.
Me lo pensé, y aunque no me entusiasmada, decidí darle el sí al final. No sé qué tenía esa niña que siempre conseguía lo que quería, sabía cómo ganarse a la gente y hacerle ver las cosas como ellas las veía. O quizás simplemente me daba mucha flojera debatir.
Feliz por haber ganado tomó la iniciativa de anotar los nombre de los invitados para hacer un conteo. Le dije que no, era ridículo, ya sólo faltaba que quisiera transmitirlo por televisión.
—Sólo los haré para calcular cuántos serían —prosiguió simplemente para ponerse a escribir.
Resoplé algo cansada tratando de hallar alguien importante en mi vida para que deseara compartir mi pastel con ellos. Nadie. Por desgracia sabía que Natalia me obligaría a traer personas.
—La primera persona que debes apuntar es la causante de esto. Aquella que hace mucho por mí todos los días y nunca se lo agradezco —la describí causando una sonrisa que escondió con disimulo—. Anota: Margarita.
Que si no me echo flores yo nadie más lo hará. Natalia lo hizo con esa letra de artista que tenía ocultando lo desinflada que quedó después de no escuchar su nombre.
—Tu nombre también hazme el favor de apuntarlo —dije para que se animara y lo logré—. Después anota María y su hijo...
No sabía si eso era buena idea porque María odiaba a los trabajadores sociales pero no encontré a nadie más, además eran amables conmigo. El nombre de Imelda apareció pero ni de broma lo pronuncié.
—Cuatro invitados —conté con desilusión. Sí que era sociable. Esperaba tener cubiertos suficientes para tal ejército.
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Margaret perdida en Wattpad
HumorHistoria ganadora de los Wattys 2018. Mejor tarde que nunca. Margarita está decidida a dar el paso que cambie su vida, cansada de la ignorancia y la crueldad del mundo aprenderá a leer y escribir a sus setenta años a pesar de que muchos lo considere...