Y aquí termina la historia de mi vida...
Bien, quizás estoy exagerando, pero así debía sentirse estar paseando en la fina línea que separa ambas dimensiones.
Mentiría si dijera que recuerdo con exactitud todo lo qué pasó. Gracias al cielo que se amparó de mí y me permitió descansar unos minutos de esta agonía, porque si estar inconsciente se siente semejante a despertar, la cosa estaría más fea.
Aunque tampoco puedo presumir de poder hacer borrón y cuenta nueva como si nada. Tengo recuerdos distorsionados. Y no, no son nada bonitos.
Para resumir el asunto hay que empezar destacando que me sentía espantosa. Mal. Fatal. Inserte aquí todos los sinónimos que sepan. Me pesaba la cabeza, los brazos, los pies. Era como si una piedra enorme me hubiera caído encima y en lugar de ser Margarita fuera puré de Margarita. No recordaba haberme sentido tan débil en toda mi vida. Y con eso les digo todo.
En la televisión nunca dijeron que dar tremendo azotón tendría tal desenlace, ahí se ve más fácil agarrarle el ritmo de nuevo a la canción.
Natalia me pidió que no me moviera, lo cual no pensaba hacer ni aunque fuera mandato gubernamental, y Carlos que estaba con ella me hizo un montón de preguntas tontas que estaban fuera de lugar. Daba igual mi nombre, mijo, en ese momento lo único que quería era recuperar las fuerzas.
Los demás mirones nada más estaban estorbando porque para ayudar bien que se desaparecían. Para eso me gustaban, no que mucho compañerismo...
No estaba muy segura de qué me había pasado, pero lo que sí intuía era que me había quebrado algo con la caída. Todo lo que se pueda quebrar estaba en la lista de posibilidades.
—¿Margarita, ya se siente mejor? —me preguntó Natalia más nerviosa que yo, unos minutos después en los que me dieron de todo.
Me quejé cuando logré ponerme de pie de nuevo, luego de que se me pasara el cansancio. Eso de estar recostada en público no era tan cómodo. Natalia me había ayudado a no caer de golpe, por eso no me había roto nada. Que aquí entre nos tampoco era tan sencillo.
—Creo que ya te contestó —le dijo Carlos después de ver mi cara de amargada—. Si le vemos lo positivo podemos destacar que no cayó, porque un golpe así puede tener consecuencias fatales.
—¿Esa es la buena noticia? —debatí, porque aunque sí lo eran, en ese momento no me importaban cuando de las otras se estaba llenando el canasto—. No quiero saber cómo están las malas.
Por decir que no quería caerme me di en toda la santa maceta, pero bien y bonito. Ojalá así fuera cuando digo que no me quiero ganar la lotería.
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Margaret perdida en Wattpad
HumorHistoria ganadora de los Wattys 2018. Mejor tarde que nunca. Margarita está decidida a dar el paso que cambie su vida, cansada de la ignorancia y la crueldad del mundo aprenderá a leer y escribir a sus setenta años a pesar de que muchos lo considere...