Hay dos cosas que no deben forzarse: el amor y la inspiración. Pero uno no puede esperar hasta que se les dé la regalada gana de aparecer a la segunda, así que había que tomar medidas extremas.
Ese día me desperté con un objetivo, escribir el siguiente capítulo, y no habría poder humano que me impidiera hacerlo. Ya estaba preparada psicológicamente para todo lo que se venía con ello.
Y es que había algo que estaba complicando todo el proceso, pero no sabía con exactitud qué. ¿Por qué me costaba tanto escribir una simple oración? ¿Por qué mientras más avanzaba el miedo iba en aumento? No se supone que mientras prácticas todo te resulta más sencillo. ¿Por qué después de tantas enseñanzas seguía suponiendo?
—Creo que está siendo una tarde productiva —comenté, en voz alta, para que Carlos se uniera a mi debate interno. Además, necesitaba escucharme fingiendo convencimiento para ver si así entre tanto engaño yo también terminaba cayendo.
—¿Algo que destacar?
—Llevo cien palabras. Cien. En tan sólo...
—Una hora —me ganó las palabras. Pensé que habían sido diez minutos. El tiempo vuela cuando le conviene—. Deberían darle una mención en algún libro por eso.
—Deberían darme muchas cosas, pero pues ese es otro tema —le resté importancia—. Lo que vale ahora es que siento que la inspiración está volviendo.
—Me encanta ese engaño motivacional que aplica con frecuencia. En ocasiones llego a considerar que sirve de algo.
—Y lo hace, por ejemplo me ayudo a ser optimista en temas así —confesé. Tal vez esa táctica no estaba funcionando—. Oye, Carlos... ¿No sabrás cómo puedo continuar con esto?
—¿Me está pidiendo que le dé ideas?
—No, nadie mete sus manos en mi historia. Hablo de inspirarme, ya sabes que las ideas fluyan —traté de darme a entender. Necesitaba ayuda divina, o aunque sea la intercesión de Carlos. Si no lo hacía de buen corazón lo haría porque ya lo tenía harto.
—Le diría que descansara, pero eso no funcionó o que probara cambiando de novela, pero puedo deducir que quiere avanzar esa en particular. Así que probaremos algo más tradicional —comentó sacando su celular para buscar algo. Sí, algo más a la antigua estaba bien—. La música es una fuente de inspiración irrefutable.
¿Música? No estaba muy segura de que eso funcionara porque yo siempre me concentraba demasiado en la letra y cuando volvía a la realidad no sabía ni dónde estaba parada, pero confié que funcionara con mejor disposición.
Claro que cuando Carlos puso la canción me arrepentí enseguida de aceptar. La canción esa ni letra tenía, la verdad ni entender cómo se bailaba ese ritmo, comencé a cuestionarme si Carlos ya quería mandarme a tomar la siesta.
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Margaret perdida en Wattpad
HumorHistoria ganadora de los Wattys 2018. Mejor tarde que nunca. Margarita está decidida a dar el paso que cambie su vida, cansada de la ignorancia y la crueldad del mundo aprenderá a leer y escribir a sus setenta años a pesar de que muchos lo considere...