Historia ganadora de los Wattys 2018.
Mejor tarde que nunca.
Margarita está decidida a dar el paso que cambie su vida, cansada de la ignorancia y la crueldad del mundo aprenderá a leer y escribir a sus setenta años a pesar de que muchos lo considere...
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Creer que todo saldrá como lo planeas a veces no tiene buenos resultados. Tal vez si no le hubiéramos hablado a Margarita de todos los beneficios de ganar no se hubiera mostrado tan desilusionada. Pero es que de verdad confiaba que ganaría, tenía todo para hacerlo. Y no fue bueno apostar demasiado.
—Perdí. —Escucharla tan decaída hizo que se formara un nudo en el estómago. No sabía qué decir. ¿Qué podría hacerla sentir mejor? Era el momento ideal para alguna frase que le dejara claro que no haber obtenido un lugar no tenía nada que ver con su talento. Era sólo un concurso. Ella seguía siendo una mujer llena de creatividad. Esto era una decisión y ya. Una de miles que no estaban en nuestras manos.
Quería decirle que su historia era grandiosa, que un premio no la hacía más o menos importante, que yo estaba muy orgullosa de ella por todo lo que había logrado y seguiría logrando, pero no sabía si eso la haría sentir mejor o pensaría que lo hacía sólo para subirle el ánimo. Margarita no solía mostrarse frágil muchas veces, y no quería que se sintiera presionada a mostrar esa faceta.
—No pasa nada. —Fue lo único que se me ocurrió para empezar—. Su historia es maravillosa, al igual que usted —le dije antes de sonreírle esperando que ella repitiera el gesto, y lo intentó. Tuve que hacer un esfuerzo para no flaquear al ver que sólo quedó en un intento. Busqué la mirada de Carlos en busca de apoyo porque no podría engañarme mucho tiempo y fingir que tenía las palabras adecuadas.
—Habrá que corregir la novela antes de enviarla a una editorial —agregó él como si nada hubiera pasado. No lo entendía, no sabía cómo había sacado ese tema en un momento así, pero lo vi tan tranquilo que confié en su proceder.
—¿Qué? Tú dijiste que ganar los Wattys era una fuerte opción para que una fijara editorial en mí —debatió Margarita que no parecía motivada con la idea, más bien, parecía decepcionada de su sueño de publicar. No eso sí que no.
—Usted lo ha dicho, mencioné que era una posibilidad, no que era el único recurso.
—Carlos tiene razón —le dije para que dejara de pensar que todo estaba perdido. Yo sabía que esto era momentáneo, que después de digerir la noticia andaría como siempre, pero había que recordárselo ahora que todo estaba nublado para ella—. Logró mucho sin el premio, y seguirá haciéndolo.
