Hay sueños de todo tipo, los que aparecen por ilusión, los que te hacen olvidar la realidad, los que se van apenas aparecen, los que se forman aún sin cerrar los ojos y el que tuve esa noche.
Era la perfecta descripción de una aventura que nunca viviría, pero se sentía tan real que dudé de esa lógica. Incluso el agua que se filtró en mis pulmones, las voces que no conocía y la sensación de cansancio permaneció en mí minutos después de abrir los ojos.
Yo no era la protagonista de aquel suceso, era una simple espectadora. Tuve la fortuna, buena o mala, de observar en primera fila lo que alguien con cualidades de heroína padecía.
Mentiría si dijera que conocía lo importante que serían esas imágenes en mi existencia. Pude dejarlo en el olvido, recuperarme del momento y seguir con mi rutina, pero algo dentro de mí me advirtió que no lo hiciera. Bendita voz interior que solía meterme en problemas, pero que en esa ocasión jugó a mi favor. Hay días que me pregunto dónde estaría ahora si lo hubiera dejado de lado. Es imposible no sonreír al imaginarlo.
Anoté en un trozo arrugado de papel todo lo que se presentó ante mí esa noche, cada detalle y movimiento que logré retener. No seguía una línea, ni un orden establecido, no me la dejaron tan sencillo. Tenía huecos, de hecho eran más dudas que respuestas, pero eso no me desánimo, al contrario, me impulsó a darle un significado. Era como una necesidad, un deseo de conocer las razones y motivos de cada acción.
Trabajé toda la mañana en convertir esos extractos de fantasía en algo concreto. Claro está que aun cuando las horas pasaron quedó mucho por pulir, lo que estaba dentro de mí era tan grande que un resumen consumió gran parte de mi energía. Sin embargo el cansancio no pesó, por irónico que parezca me recargó la batería.
Me limité a prepararme para contarles todo a Carlos y Natalia que pasarían por mí en la tarde. Ellos eran, en este punto del camino, mis consejeros o asesores. Además, si no se los contaba me ahogaría con la emoción contenida, y moriría. Y viéndolo desde ese punto era algo muy costoso y peligroso. ¿Qué pasaba si no querían escucharme? Pues no les quedaría de otra. Ellos me metieron en esto y ahora se aguantaban el paquete completo.
🔹🔸🔹🔸
—Así que una aventura submarina... —comentó cuando la chica que tomó la orden se retiró. Esto de ser clientes frecuentes tenía sus privilegios, siempre nos atendían primero. Eso, o a la chica le interesaba alguien de la mesa, y era evidente que yo no era la elegida.
—No, no. —Mi cabeza no dejaba de moverse—. Dije que algo pasó en el agua no que todo sucediera ahí —aclaré mientras observaba el sol que se colaba por el cristal de la entrada. Un rato más y la noche sería la invitada de honor—. Pon atención.
Cuando les conté mi sueño y mi idea de plasmarlo no dejaron de hacerme preguntas. Querían saberlo todo. El problema era que yo a duras penas sabía lo básico.
—¿Y ya lo escribió? —intervino Natalia.
—Sería un cuento muy largo, necesito prepararme psicológicamente para hacerlo —le expliqué mientras recibíamos las bebidas. La verdad era que escribir me fascinaba, pero a veces me emocionaba la idea de que las cosas se redactaran directamente de mi cabeza al papel. ¿Se lo imaginan, una máquina que hiciera todo por uno?
La flojera es una barrera enorme.
—¿Un cuento enorme? —rio él por mi descripción—. En ese caso podría ser una novela.
—¡Oye, tranquilo! —Casi escupí lo que estaba tomando al escuchar semejante palabra—. Tranquilo. Estás como los novios que apenas se sonríen y ya están pensando en el nombre de los hijos con todo y apellidos.
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Margaret perdida en Wattpad
HumorHistoria ganadora de los Wattys 2018. Mejor tarde que nunca. Margarita está decidida a dar el paso que cambie su vida, cansada de la ignorancia y la crueldad del mundo aprenderá a leer y escribir a sus setenta años a pesar de que muchos lo considere...