Escribir es divertido cuando la inspiración te acompaña, lo malo empieza cuando se aleja sin darte explicaciones y no te queda de otra que buscar algún método para que vuelvan. Sí, el famoso bloqueo llegó a mi vida en un mal momento. Aunque siendo sincera dudo que exista un momento adecuado para que no te salga ni una simple tarjeta de cumpleaños.
Traté de no presionarme por no lograr hilar más de dos palabras en una sencilla oración sin que pareciera que alguien hubiera vomitado encima. Pero fracasé en el intento. Al principio pensé que sería bueno tomar un descanso, lo malo vino después cuando me cansé de holgazanear y al sentarme frente al computador la hoja permaneció en blanco. Todo lo que escribía, si a eso se le puede llamar escribir, era malo. Malo. No tenía coherencia, estaba lleno de errores y se alejaba de mi percepción inicial. Fue un balde de agua fría cayéndome encima que para ese entonces ya me sentía bastante confiada. Traté de buscarle una razón a ese cambio tan repentino, es decir, yo disfrutaba mucho de escribir, era mi escape. ¿En qué momento ver una hoja en blanco se convirtió en una pesadilla? Necesitaba describir un hecho que era vital en la trama, era un momento importante, pero por más palabras que le metiera no lograba coger el peso que merecía.
—¿Por qué nadie me detuvo antes de crear todo esto? —me lamenté después de pasar un par de horas analizando a fondos mis personajes, todos me parecían tontos. Quería darme de golpes contra el monitor para matarlos a todos, aunque pensándolo bien la que no saldría muy bien librada de eso sería yo.
—¿Qué exactamente? —curioseó Carlos despegando sus ojos apenas unos segundos de su celular.
—Todo. Todo es malo —concluí. No había que perder más tiempo buscando algo rescatable a semejante trabajo. Con tanto lamento terminaría siendo la llorona.
—Qué manera más objetiva de analizar un texto.
—Es la verdad. ¿Por qué se supone que pasa eso?
¿En qué momento, en mi sano juicio, consideré buena idea agregar esta escena? Si la rosa de Guadalupe la veía me la compraba, pero yo estaba escribiendo una novela, no un guión televisivo que se aproximaba a una parodia.
—No sé, dígame usted. ¿La puso ahí por algo, o sólo la agregó porque quería soltar palabrería?
Suspiré, se suponía que servía como nexo para una escena importante, pero pensándolo mejor pude haberlo sustituido con algo más entretenido. Tenía que buscar cómo arreglar semejante desastre.
—¿Me permite darle un consejo? —preguntó Carlos al ver cómo me perdía entre mis dilemas. Asentí porque de igual manera lo iba a soltar—. Deje de darle vuelta a sus propios escritos o comenzará a odiar hasta el momento que aprendió a leer. Descanse.
—Pero necesito escribir —le dije.
—¿En serio? ¿Por qué?
—Carlos, no puedo dejar incompleto esto —le hice ver. Me conocía, si no le echaba todos los kilos quedaría como un sueño más sin que se terminara el ciclo. Nunca terminaba nada sino me obligaba a hacerlo—. Margarita, concéntrate —me ordené.
—No se obligue a escribir o le saldrá algo fuera de lugar. Si le presiona actualizar le recuerdo que tiene capítulos en borradores. Debería aprovechar para hacer una planeación general de la historia.
—Quizás los comentarios me motiven —lo ignoré. No quería perder el ritmo, eso de escribir casi a diario me había servido para ser disciplinada, sentía que, si dejaba de hacerlo, como esos días a los que me dediqué a todo menos a escribir, perdería todo el avance.
Me levanté de mi silla para sentarme a su lado esperando que compartiera mi idea y se motivara a encender la pop. Era una pena que el dinosaurio de mi cuarto no pudiera abrir lo que salía en el Wattpad porque de lo contrario podría hacerlo por mi propia voluntad. Le sonreí para que captara la indirecta, parecía una niña esperando a que le alcanzaran el libro más alto de la repisa.
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Margaret perdida en Wattpad
HumorHistoria ganadora de los Wattys 2018. Mejor tarde que nunca. Margarita está decidida a dar el paso que cambie su vida, cansada de la ignorancia y la crueldad del mundo aprenderá a leer y escribir a sus setenta años a pesar de que muchos lo considere...